sábado, 31 de julio de 2021

ANÁLISIS DEL CUENTO "LOS ASESINOS" de HEMINGWAY PARTE 1

 ANÁLISIS DEL CUENTO LOS ASESINOS (PARTE 1)


INTRODUCCIÓN-.



   “Los asesinos” es uno de los cuentos más famosos y logrados de Ernest Hemingway (USA 1899 -1961), narrador que perteneció a la llamada Generación Perdida. Sus técnicas narrativas fueron muy innovadoras.

   Fue publicado por primera vez en la afamada revista Scribner’s, en 1926, y un año después (1927), el autor lo incluyó en su libro de cuentos “Hombres sin mujeres”. Fue la primera obra que publicó en un medio de importancia. Cuando lo escribió se encontraba en Madrid, y el primer título que se le ocurrió fue “Los matadores”, que de algún modo se vincula con su obsesión con el mundo de la tauromaquia, pero finalmente se decidió por “Los asesinos”. Hemingway se inspiró en un hecho real que leyó en periódicos y le había impactado: la ejecución de un boxeador a manos de la Mafia. En tiempos de la Ley Seca en USA, que comenzó entre 1919 -1920, y finalizó en 1933, la prohibición de importar, producir y vender bebidas alcohólicas, derivó en el surgimiento de esta asociación ilícita, constituida por grupos delictivos violentos y de gran poder económico, que se enriquecieron a costa de la comercialización prohibida de alcohol, a lo cual sumaron el manejo del negocio del juego,  y la prostitución a gran escala. Dentro de ese mundo de mercado negro y actividades ilegales, surgieron los sobornos para perder y las apuestas clandestinas en el boxeo. En esos casos,  no perder adrede si la Mafia lo exigía, implicaba una condena de muerte para el rebelde. Esto fue lo que le ocurrió, al parecer, al boxeador de peso pesado Andre Anderson, asesinado en 1926 por mafiosos de la ciudad de Chicago, y es en este hecho real en que Hemingway se inspiró para crear su historia y al personaje Ole Andreson.

 

TÍTULO, TEMA Y ARGUMENTO-.

   Como ya se había explicado en la Introducción, el título original que había pensado Hemingway no era Los asesinos, sino Los matadores. Pero terminó eligiendo un título que centraba más la situación en el contexto socio histórico que dio lugar al relato. Si bien el cuento no ubica temporalmente los hechos, podemos deducir por algunos datos que se desarrolla en la época de la Ley Seca en EEUU. Por las mismas razones podemos suponer que cuando titula “Los asesinos” se refiere a dos personajes que aparecen al principio del cuento, y que por la descripción, son mafiosos. De esta manera podríamos concluir que el título es epónimo, ya que menciona a personajes del relato, y tal vez emblemático en tanto anticipa uno de los temas. Sin embargo, lo paradójico del título es que a pesar de lo que sugiere, dentro del texto no se produce ninguna muerte.

   Respecto a los temas tratados por el cuento, es importante considerar la temática general de la obra del autor, en la cual debemos encuadrar este relato. A Hemingway le apasionaba en su vida todo lo referido a la acción, las aventuras, el movimiento y el riesgo, y esto se refleja en su creación literaria. De hecho, el principal tema de sus relatos es la lucha contra la muerte. En el cuento “Los asesinos” ese tema está, pero también su opuesto: la resignación, el rendirse frente a acontecimientos que se sienten como superiores a uno, por eso varios críticos literarios hablan del “boxeador que no pelea”, y Nick Adams, al final del cuento, decide irse del pueblo. Otros temas también aparecen como binomios que señalan tanto aspectos de la sociedad norteamericana de ese tiempo, como tópicos universales : valentía/cobardía; honor/infamia; justicia/impunidad; heroicidad/anti heroicidad; solidaridad/individualismo. Por debajo de todo, fluye una visión corrosiva acerca de la acción violenta e impune de la Mafia y el silencio cómplice o atemorizado de la comunidad. Otro aspecto importante para encuadrar los temas de Hemingway es su pertenencia a la Generación Perdida, ya que esos jóvenes escritores se rebelan contra la realidad social de EEUU, y critican sus costumbres, su apego al dinero, el extremismo conflictivo entre puritanismo y Mafia, y expresan su desencanto, pesimismo e incertidumbre.

   La trama: El cuento inicia con la llegada de dos hombres desconocidos al restaurante Henry’s, donde George, acompañado por Nick Adams, los atiende. Los hombres que se presentan como clientes (Al y Max), desde el principio tienen una actitud irónica y burlona, y terminan ejerciendo violencia e intimidación verbal sobre el encargado y Nick, que no sabemos si es un parroquiano o forma parte del personal del restaurante, y luego también sobre el cocinero, Sam. Los datos aportados sobre la vestimenta de los desconocidos, permitían al lector de ese momento reconocerla como típica de los mafiosos. Mediante los diálogos también se informa que el pueblo se llama Summit. En determinado momento, los desconocidos ordenan a Nick y a Sam que entren a la cocina, y a George que se quede tras el mostrador. Uno de los matones maniata y amordaza a los que quedan en la cocina, abre la puertita del pasaplatos y espera vigilante, arma en mano. El otro queda con George, y allí se informa que van a matar a Ole Andreson, un ex boxeador apodado el Sueco. Pero la hora en que Ole va siempre allí a cenar pasa, y éste no aparece. Luego de una deliberación respecto a qué hacer con los rehenes, se van sin hacerles daño físico. En medio del impacto emocional de la situación violenta vivida, George sugiere a Nick que vaya a avisarle a Ole Andreson, y luego de pensarlo un momento, el joven acepta con entusiasmo, sintiéndose héroe. El narrador sigue sus pasos saliendo a la noche y llegando a la pensión Hirsch, donde habla con el boxeador, que estaba tendido en la cama con actitud derrotista. Nick relata la situación vivida y le advierte a Ole que su vida corre peligro; sin embargo éste no reacciona: se mantiene impasible y abatido, y aunque admite conocer la situación, también anuncia que no hará nada, y cuando el protagonista  le enumera posibilidades para ayudarlo y que se salve, él le da a entender que no vale la pena. Igualmente le agradece que haya ido hasta allí, y éste se retira y regresa al restaurante, decepcionado. En el final, George y Nick se centran en la actitud de Ole, y la desilusión e impotencia que siente Nick son tales, que anuncia que se irá de ese pueblo, señalando que no puede soportar la idea de verlo esperar la ejecución sin hacer nada. George cierra el relato diciendo que mejor no pensar en eso.

   Para definir el conflicto desarrollado en la trama, debemos atender al hilo narrativo, y ver quién es el protagonista. ¿Quién lleva adelante la acción principal? Si bien es un cuento atípico respecto a la presentación del protagonista (Nick Adams), ya que al principio aparece como en segundo plano, confundido con el personal del restaurante, va ganando relevancia a medida que transcurren los hechos, sobre todo cuando toma las riendas del asunto al decidir arriesgar su vida para advertirle Ole Andreson de la amenaza letal de los mafiosos. Otro elemento que nos permite concluir que Nick es el protagonista, es que el ojo del narrador lo sigue cuando se dirige a la pensión y cuando entra en ella, y asimismo cuando regresa al restaurante. Mientras está en viaje a la pensión o en la pensión misma, nada sabemos de lo que ocurre en el restaurante, o sea que el hilo narrativo depende de él, que es quien lo une todo. Y él es quien padece y tiene que resolver el conflicto, que primero se materializa entre el instinto de supervivencia y el temor por un lado (Sam, el cocinero, lo exhorta a quedarse quieto ahí para no arriesgar su vida), y el gesto heroico de poner en segundo plano su propia vida para avisar a una persona que corre peligro, por otro (es George quien le sugiere que vaya, pero él mismo no va; Nick en cambio, sí realiza la acción). Finalmente, sintiendo que su acción heroica fracasa, se frustra y anuncia su partida de ese pueblo. El  conflicto tiene que ver entonces con el someterse resignado a los hechos, o convertirse en héroe. Nick toma dos decisiones vinculadas con el conflicto principal: la primera es arriesgarse a avisarle a Ole de la presencia de los matones y del peligro que entrañaban para su vida; la segunda es consecuencia de la primera, aunque sólo se anuncia en el texto, el narrador no nos relata si la hace efectiva o no, por tanto queda en suspenso. Con su primera decisión el protagonista pudo ser un héroe, pero al fracasar en su intento, la segunda decisión, si es que la concreta, lo convertiría en anti héroe, ya que elige huir del problema en vez de continuar luchando. (Estos aspectos se analizarán más en el ítem de PERSONAJES).

   Otro aspecto que está asociado a la trama y al conflicto es la tensión que subyace a lo largo de todo el relato. Se inicia con la presencia ominosa de los dos mafiosos, que se dirigen a los empleados y parroquianos del restaurante de manera agresiva. Si bien no ocurre ningún incidente físico demasiado violento, más que el maniatar y amordazar, es evidente que esos individuos son peligrosos y están armados, y se le trasmite al lector esa tensión al mostrarse en riesgo a los empleados del restaurante, y luego durante la espera de la llegada del boxeador. En todo momento cabe la posibilidad de que haya un tiroteo y alguna muerte. Luego, cuando se van, la tensión no se disipa del todo, algo evidente en el debate previo a la toma de decisión de Nick de ir a avisarle a la víctima. El riesgo era que los mafiosos aún estuvieran en la zona, vieran a Nick y lo siguieran. También cabía la posibilidad de que volvieran al restaurante. En definitiva, hasta el final y más allá de él, se sostiene el suspenso, ya que los sucesos no desenlazan, y se apela al lector activo para que suponga hacia dónde derivarán los hechos.

   Los espacios tienen importancia, debido a que la historia se basa en hechos reales, ubicables en tiempo y espacio, y mejor interpretados a partir de esa contextualización histórica. Ubicando desde lo macro a lo micro, comenzamos reconociendo que los hechos transcurren en EEUU de Norteamérica, en un pequeño pueblo denominado Summit. Lo interesante de este dato, es que pueblos o pequeñas ciudades con ese nombre aparecen en diversos estados (hay un Summit en Nueva York, otro en Nueva Jersey, Illinois, Missouri, etc), ¿a cuál alude Hemingway en su relato? No queda claro, lo que sí sabemos es que debe tener relativa proximidad con la ciudad de Chicago, muy asociada a la Mafia en esos años y mencionada en el cuento por George (“-Debe haberse metido en algún lío en Chicago”), y que la elección de ese espacio insignificante tiene un sentido dentro del desarrollo del conflicto, pues la idea es que Ole Andreson estaba huyendo y procurando esconderse, y por esa razón seguramente intentó “desaparecer” en un pueblo ignoto como Summit, tranquilo y de pocos habitantes, lo opuesto de las ciudades populosas y movidas  dominadas por la Mafia con sus negocios clandestinos (alcohol, juego, prostitución).

   En la trama se da una alternancia entre los lugares cerrados y abiertos. Los lugares cerrados (el restaurante Henry’s, la pensión Hirsch) son sitios donde la acción avanza, se desarrolla; los lugares abiertos (las calles, el trayecto entre el restaurante y la pensión, y a la inversa) son momentos de transición entre una acción y la otra, en que no hay diálogos sino relato y descripción a cargo de la voz narrativa. En orden, la sucesión es la siguiente: restaurante Henry’s, el trayecto por la calle hacia la pensión, la pensión Hirsch, el trayecto por la calle hacia el restaurante, y finaliza donde se comenzó, en el restaurante Henry’s. Por eso se habla de estructura circular (VER ÍTEM DE ESTRUCTURA). Si reflexionamos acerca de que la acción avanza en los espacios cerrados y no en los abiertos, donde se da el mayor movimiento físico, concluimos que la acción principal del cuento tiene que ver con el interior de los personajes. Notemos también la inmovilidad física que corresponde a esos momentos de acción interior: en el restaurante, Nick y Sam son maniatados, y George se ve forzado a quedarse allí y seguir órdenes; en la pensión, el boxeador está tirado en la cama durante toda su intervención, mirando hacia la pared.

   En cuanto al tiempo, podemos estudiarlo desde dos ángulos: por un lado viendo la época en que deducimos se desarrollan los acontecimientos, ya que el narrador no lo menciona.  Por la vestimenta de los matones (“Vestía un sombrero hongo y un sobretodo negro abrochado”, “Llevaba una bufanda de seda y guantes”) y las alusiones a la Mafia y la ley seca (-¿Hay algo para tomar? -preguntó Al.

-Gaseosa de jengibre, cerveza sin alcohol y otras bebidas gaseosas -enumeró George.

-Dije si tienes algo para tomar.”, y “Antes de ser un restaurante, el lugar había sido una taberna.”), podemos ubicar los hechos en la segunda década del siglo XX. Y basándonos en datos extra textuales, sabemos que el relato se basa en un hecho que ocurrió en 1926, cuando el boxeador de peso pesado André Anderson fue asesinado por mafiosos en Chicago, pero lo cierto es que el texto en sí no lo indica.    

   Por otro lado, tenemos el desenvolvimiento cronológico en el relato: los matones llegan a eso de las cinco de la tarde al restaurante, y esperan unas dos horas. Entre la ida y venida de Nick del restaurante a la pensión, y de la pensión al restaurante, no pudo pasar más de media hora, por los datos que se aportan acerca de la caminata y la conversación. Así que los hechos se desarrollan en unas dos horas y media, comienzan cuando empieza a oscurecer, y ya es de noche cuando los matones salen del restaurante y Nick se dirige a la pensión. Ese oscurecimiento (el anochecer) puede ser simbólico, pues luego del estupor y miedo inicial que padece el protagonista, su esperanza de ayudar a un semejante y realizar una acción heroica es apagada por la actitud derrotista del boxeador, sumiéndolo en la oscuridad, al punto que dice estar decidido a irse de ese pueblo. El crepúsculo, por otra parte, suele ser símbolo de decadencia o pérdida, y Hemingway, como integrante de La Generación Perdida, tiene una visión crítica de la situación social y moral de su país en ese tiempo. Por tanto, el momento del día, más allá de la funcionalidad en el relato, aporta una significación simbólica notoria.

 

VOZ NARRATIVA-.

   Uno de los aspectos más peculiares de este cuento es la voz narrativa. Si bien el narrador se presenta bajo una modalidad tradicional (aparece en tercera persona y es externo), tiene rasgos que lo diferencian del estilo anterior al siglo XX. Debemos recordar que en el XX aparecen innovaciones que modifican profundamente el formato de los relatos, y que la mayoría de esos cambios radicales tienen como objetivo fomentar un lector activo. En este objetivo, la voz narrativa cumple un papel crucial, porque es quien construye el relato, y condiciona la mirada del lector. Hemingway crea un narrador que apenas si aparece en el cuento, dejando mucho más espacio al diálogo entre los personajes que al estilo indirecto, poniendo en tela de juicio los datos aportados, pues al no haber casi intervención de la voz narrativa, no existe una “verdad oficial” ni definitiva. En otras palabras, como la versión de los personajes siempre es subjetiva y por tanto relativa, deja a criterio del lector la interpretación de sus parlamentos. Tampoco nos muestra los pensamientos de los personajes, de ninguno de ellos, ni siquiera del protagonista. Se limita a narrar lo visible, y presentar sus discursos o parlamentos. Todo esto, sumado a que muchos datos no aparecen,  provoca que haya muchas incertidumbres en el lector, y que éste deba salir al encuentro de esos vacíos narrativos con su imaginación, ejerciendo como coautor o cómplice (por eso se lo conoce como lector activo).


ESTRUCTURA-.

   La estructura puede estudiarse desde diversos ángulos. Uno de ellos tiene que ver con los espacios. Como habíamos aclarado en el ítem de la trama, aparecen dos espacios cerrados en el relato, donde los hechos se desarrollan. Y estructuralmente podemos dividir el cuento en tres momentos, a partir de la presencia del protagonista en esos espacios: primero los sucesos en el restaurante Henry’s,  una transición, el segundo momento en la pensión de Hirsch, una segunda transición, y por último de nuevo el restaurante Henry’s, donde se desenvuelve el tercer momento. En el primer momento los hechos se centran en la llegada de los dos matones al restaurante y su acción sobre quienes allí se encuentran. En el segundo, aparece la víctima y su actitud reticente y resignada frente al intento infructuoso de Nick de ayudarlo. Por último, de regreso al restaurante, las reacciones de George y Sam ponen marco al impacto emocional de Nick, y vemos así las consecuencias de lo ocurrido en los dos momentos anteriores.

   En base a este movimiento del protagonista,  que se puede resumir así: Restaurante Henry’s –Pensión Hirsch –Restaurante Henry’s, podemos calificar a esta estructura como circular, pues aunque la irrupción de los matones supone una modificación interior en el personaje principal, todo lo demás continúa y finaliza tal como empezó, debido a la inacción de los personajes: la ejecución queda en suspenso (no se concreta en el cuento), el boxeador no lucha, George y Sam no hacen nada, y en definitiva en el sistema nada cambia, y la acción termina donde comenzó.

También podemos observar  que este cuento tiene uno de los rasgos estructurales más típicos de la narrativa del siglo XX, el fragmentarismo, ya que no presenta planteo ni tampoco desenlace, y además omite datos en el desarrollo.

   El comienzo es abrupto, ya que no introduce ni ubica:

   “La puerta del restaurante Henry se abrió y entraron dos hombres que se sentaron al mostrador.

-¿Qué van a pedir?-les preguntó George.

-No sé –dijo uno de ellos- ¿Tú qué tienes ganas de comer, Al?

-Qué sé yo –respondió Al-, no sé.

   Afuera estaba oscureciendo. Las luces de la calle entraban por la ventana. Los dos hombres leían el menú. Desde el otro extremo del mostrador, Nick Adams, quien había estado conversando con George cuando ellos entraron, los observaba.”

   ¿Qué implica no realizar el planteo? Que no aparecen datos introductorios, no hay presentación de los personajes, ni de la situación, nos instala en un acontecimiento ya en desarrollo  sin explicar cómo se llegó a esa circunstancia. En este caso apenas si menciona el nombre del restaurante, de algunos de los personajes, y nos ubica en el momento del día; son datos muy fragmentarios, por eso podemos afirmar que el comienzo es abrupto.

   Del mismo modo, el final del cuento no presenta un desenlace, dejando la situación abierta a la imaginación del lector. El desenlace es la solución al conflicto, y aquí todo queda en suspenso. Por un lado, no sabemos qué ocurrirá con Ole, ya que si bien está condenado a muerte y él mismo asume que está resignado y no luchará para evitarlo, dentro del cuento no muere. Y lo principal es que no sabemos qué ocurrirá con el protagonista, ya que debido a su decepción afirma que se irá del pueblo (“-Me voy a ir de este pueblo –dijo Nick.”), pero desconocemos si en definitiva lo hará o no, ya que el cuento termina sin que eso ocurra. A este tipo de final sin desenlace se le conoce como final trunco, y en el caso de que admita más de una posibilidad, se denomina final abierto, pues dependerá del punto de vista del lector, de cómo se imagine que desenlaza la situación.

   El fragmentarismo no se percibe sólo por la ausencia de planteo y desenlace, sino en toda la construcción del relato. Uno de los rasgos innovadores de la narrativa del siglo XX es el empleo de un recurso que el teórico literario Gérard Genette denomina elipsis, y el escritor Vargas Llosa designa como dato escondido. Este recurso consiste en omitir datos más o menos relevantes dentro del desarrollo de la historia, generando blancos o vacíos narrativos, silencios significativos que azuzan la imaginación del lector. Por ejemplo, no tenemos idea de la edad de los personajes, de sus vidas pasadas, de cómo el boxeador llega a la situación que narra el cuento, ni qué ocurre en definitiva con él ni con el protagonista, ni siquiera sabemos qué piensan los personajes. En el cuento sólo asoma un mínimo de todo lo que fluye por debajo y no se dice. A este recurso Hemingway lo denominó “principio del iceberg” (VER ÍTEM DE ESTILO DEL AUTOR).

 

   Por último, otro aspecto de la estructura narrativa es que “Los asesinos” está constituido mayoritariamente por diálogos. Esto no es lo habitual en un relato, en que suele predominar el estilo indirecto, donde un narrador relata los hechos, y los diálogos ocupan un lugar secundario. En este caso eso se invierte, y lo indirecto aparece en menor proporción, y el diálogo es la base del cuento, otorgándole más dinamismo y frescura, aportando más misterio que revelaciones.

 

 PERSONAJES-.

   Queda claro que el protagonista es Nick Adams. Si hiciéramos una analogía con el cine (arte que fascinaba a Hemingway), diríamos que el ojo de la cámara está sobre él, pues lo sigue adonde vaya. Si bien no parece ser el centro en la primera parte del cuento (durante la situación violenta en el restaurante), podemos ver que en esas acciones está el germen del protagonismo de Nick, ya que a raíz de estos hechos, e incitado por George, decide realizar una acción heroica: ayudar a alguien señalado para morir por la Mafia, arriesgando así su vida. Impelido por este empuje, sale a la calle y llega a la pensión Hirsch, lugar donde se hospeda Ole Andreson (en esta secuencia, el narrador está sobre él, y deja de lado a los personajes que quedan en el restaurante). Su gesto heroico se volatiliza cuando se encuentra con que la víctima no luchará por salvarse, o sea que su acción resulta inútil, y termina regresando al restaurante (el narrador continúa siguiéndolo en su trayecto) para tomar otra determinación, que según cómo se interprete, puede considerarse una derrota y signo de ser más anti héroe que héroe, o por el contrario, el inicio de algo nuevo, la liberación de la mediocridad de ese lugar.

   ¿Qué sabemos respecto al protagonista? Muy poco. En la anécdota nos enteramos de algunas de sus acciones, y no mucho más. Desconocemos su edad y apariencia física, qué está haciendo allí en el restaurante (si es empleado,  cliente, o está acompañando a George y Sam por amistad), dónde vive, si tiene familia, en fin, al carecer el cuento de planteo, la presentación del protagonista no aparece. Como el narrador no se mete en la cabeza de los personajes, tampoco sabemos lo que piensa, y debemos deducirlo de sus acciones y parlamentos, y suponer que es sincero. Por la actitud de George y Sam concluimos que es un joven soltero.

   Hemingway estuvo años poniendo en juego a Nick Adams como protagonista de diversos relatos cortos, que estaban vinculados entre sí precisamente por esta razón. Los críticos señalan que este personaje sería el alter ego del autor (o sea, una proyección suya en la ficción), presentado como un joven desencantado y que anda rodando por distintos lugares. De hecho, tiene 24 relatos acerca de Nick, que fueron publicados en un libro póstumo en el año 1972.

   ¿Es Nick Adams héroe o anti héroe? Si bien al principio del relato aparece confundido con los demás (sólo interviene en dos breves momentos, primero cuando le preguntan el nombre y él da su apellido, y luego por su cuenta, cuando los matones le piden que pase para la cocina, y él inquiere “¿Por?”), frente a la disyuntiva de qué hacer, si arriesgarse a avisarle al objetivo de los mafiosos o no, elige el camino heroico y va. Tuvo que hacer una elección donde incluso había dos posturas representadas por las dos personas que lo acompañan en el restaurante, ya que George en primera instancia le dice que tendría que ir a ver a Ole Andreson, pero el cocinero, Sam, le dice que no le conviene meterse en eso, ante lo cual George retrocede: “-Si no quieres no vayas.”, y Sam insiste: “Mantente al margen”. Sin embargo Nick responde: “-Voy a ir a verlo”. Esa determinación caracteriza a los héroes, y así es que el protagonista llega a la pensión, con la ilusión de estar haciendo un bien por su prójimo. Sin embargo ese empuje, producto de su juventud y su carácter, pronto se disipa cuando se encuentra con el boxeador, que está totalmente vencido y así habla y actúa. Si bien Nick trata de buscar soluciones en el diálogo que sostiene con Ole, éste se niega a todo (“No hay nada que hacer.”). Al volver al restaurante, intenta hablar al respecto, sin encontrar eco en su entorno (Sam está ofendido y además no quiere involucrarse porque siente temor, George le sigue la conversación pero en un tono apagado y sin energía, y cuando Nick quiere hablar de sus sentimientos, lo corta diciéndole “Mejor deja de pensar en eso”). Es el típico caso del individuo que es aplastado por el medio. La respuesta de la víctima lo desmotiva, y Sam y George a su manera también lo hacen, Sam porque elige la supervivencia al heroísmo, y cree que Nick debería optar por lo mismo, y George porque si bien le sugiere ir, él no hace lo mismo, no va, y luego, cuando Nick afirma que se irá del pueblo, no lo incita a luchar, sino que le responde: “Es lo mejor que puedes hacer”. Del mismo modo, cuando el protagonista quiere comunicar sus sentimientos, lo corta tratando de no profundizar ni reflexionar.

   En conclusión, y volviendo al cuestionamiento inicial: ¿héroe o anti héroe? La respuesta más precisa sería que intentando ser héroe, termina vencido por la mediocridad y la falta de espíritu del medio, pues si bien su deseo final de irse del pueblo podría interpretarse como la búsqueda de una salida, de otros horizontes, de su libertad, también se entiende como una derrota y huída: no puedo resolver el problema, así que me alejo, me voy. No parece una manera heroica de enfrentar la vida y sus desafíos. Los héroes realizan hazañas, Nick tuvo la intención, pero no realizó ninguna, y frente al primer obstáculo, se da por vencido.

   El personaje típico de la narrativa del siglo XX es el anti héroe. Son personajes que no encuentran sentido a su vida, que se sienten fracasados, derrotados, que cuando luchan no piensan tanto en el bien común como en su propio bienestar, y ni siquiera así son exitosos ni felices. Cualquiera de los personajes del restaurante encuadra dentro de esa caracterización. Aunque sabemos muy poco sobre ellos, sus acciones y parlamentos nos permiten conocer algo sobre sus personalidades para llegar a esta conclusión.

   Sam aparece en el cuento como el cocinero negro del restaurante, un personaje secundario. Es importante el dato de su color de piel, debido al racismo tan común en esa época en EEUU. Como el cuento tiene una base realista, nos muestra algunos prototipos de personas de ese tiempo. Sam no es el dueño ni el encargado del restaurante, cumple una función importante porque es esencial (el que cocina en el restaurante), y sin embargo es un subordinado. En ese tiempo, los negros eran considerados personal de servidumbre, y mucha gente consideraba correcto y natural destratarlos y minimizarlos. Por eso cuando le preguntan a George quién está en la cocina, él responde: “El negro”. No brinda un nombre, una identidaed, sino una característica que además de aportar un dato sobre su color de piel, implica una condición. Es importante considerar en qué contexto se desarrolla esta situación con Sam: la segregación racial en EEUU era tan grave, que hasta mediados de la década de los 60 siguieron vigentes  leyes segregacionistas (leyes Jim Crow) que quitaban derechos a los afroamericanos y les prohibía compartir espacios públicos con los blancos, de modo que los obligaba a ceder el asiento a blancos en un ómnibus y a viajar sólo en la parte trasera del vehículo, y habilitaba a comercios y otros sitios (cines, bares, escuelas, etc) a negarles la entrada. Este marco legal, sumado a las actitudes cotidianas discriminatorias, hizo muy difícil la vida para los afroamericanos en EEUU en esos tiempos.

   Así como George le llama “el negro”, los matones también son despectivos, además de irónicos (“¿Qué le haríamos a un negro?”, “Muy bien, negro –dijo Al- Quédate ahí”). Hasta la voz narrativa al inicio lo llama “el negro”, hasta llegar gradualmente a su nombre, como mimetizándose con el medio ambiente: “El negro abrió la puerta de la cocina y salió”, “El negro Sam, con el delantal puesto”…, “El hombrecito entró a la cocina con Nick y Sam, el cocinero”. Lo extraño es que luego de la manera en que George se refiere a Sam frente a estos individuos, al irse éstos, no parece haber una mala relación entre George y Sam, lo cual permite suponer una naturalización de ese tipo de trato. Nick no lo destrata, pero tampoco lo escucha cuando Sam sugiere que no se involucre en la situación entre los mafiosos y el boxeador.

   La manera de reaccionar de Sam se encuadra también en las situaciones de época, puesto que se muestra sumiso,  y no protesta ni parece molesto con el trato que le dan, actuando como si fuera lo natural que los blancos manden y él obedezca. Los desconocidos no son una autoridad para él, puesto que son clientes, no jefes ni dueños del local donde trabaja, aun así se muestra sumiso, obediente: “-Sí, señor”. Ese lugar de subordinación humillante en que la sociedad lo encasilla debe influir en su postura frente a una situación de riesgo: elige la supervivencia antes que el heroísmo, por eso le aconseja a Nick que se quede y no busque problemas. Lo hace pensando en sí mismo, y también en la seguridad de Nick. Pero cuando el joven no lo escucha se ofende, y es la única ocasión en que lo vemos rebelarse (“Los jóvenes siempre saben qué es lo que quieren hacer”), protestando frente al conflicto generacional, aunque no por causa del racismo. Cuando Nick regresa y cuenta sobre lo ocurrido en la pensión, Sam elige no saber (“No pienso escuchar nada”), tal vez porque quedó molesto debido a que no escuchó su consejo, o quizás porque elige desentenderse del asunto debido a que tiene miedo. No saber es como si no existiera el asunto, olvidarlo, sacarlo de su cabeza.

   No se nos aportan datos personales de Sam aparte de su color, profesión y actitud, nada sabemos acerca de su vida, ni siquiera tenemos una descripción concreta de su apariencia. Podemos deducir que es un individuo adulto que ya no es joven, y no mucho más. Tampoco se menciona que tenga familia. Debemos recordar que el título del libro apunta a que ninguno de los hombres que aparecen en el cuento está en una relación de pareja (“Hombres sin mujeres”), y esto puede señalar la soledad de cada uno de ellos.

   Sam es también un anti héroe: no realiza ninguna hazaña, no se arriesga por el bien común, no hace nada que lo distinga del resto, se deja vencer por el miedo y las costumbres de la sociedad de su tiempo; no sabemos si es feliz o no, pero suponemos que al vivir en un medio tan injusto y discriminante, no puede serlo, no al menos de manera plena.

 

   En cuanto a George, al principio pudo parecer el protagonista, porque es el único del restaurante que participa todo el tiempo del diálogo con los mafiosos, pero luego se revela que es un personaje secundario. Como ocurre con Sam, no tenemos datos acerca de su vida personal, su pasado ni su apariencia física. Suponemos que es un hombre adulto, mayor que Nick. Ni siquiera sabemos si es el dueño o el encargado del restaurante, aunque partiendo de la base del nombre del restaurante, (Henry´s) deberíamos concluir que es el encargado.  George es otro antihéroe en cuanto no destaca, no presenta rasgos heroicos, no realiza ninguna hazaña. Tiene una vida mediocre como encargado de un restaurante pequeño en un pueblo ignoto donde no hay grandes atracciones ni suele pasar nada interesante, sobre lo cual se encargan los mafiosos de ironizar. Si bien muestra cierto aplomo al dialogar con los matones, no demuestra coraje. Cuando nota que algo va mal, hace preguntas (“¿Qué se proponen?”, “¿Dónde se creen que están?”), sin embargo ante la inminencia de una confrontación, no desborda e incluso retrocede (“Nada”, “Está bien”, “Sam, ven un minuto”). Si bien los mafiosos no lo maniatan porque en sus planes, él debe quedar en el mostrador atendiendo para disimular, es a quien más maltratan verbalmente. A la hora de arriesgarse y realizar un acto de solidaridad con alguien más, demuestra saber cuál sería la acción correcta, pero le sugiere a otro su realización (le dice a Nick que vaya a avisarle a Ole, pero él no piensa en ir, y no lo hace). En el momento final del cuento, se nota su resignación y superficialidad emocional cuando le aconseja a Nick que deje de pensar en algo que lo conmovió, como si al dejar de pensar en algo, eso dejara de existir; no enfrenta el problema, entonces, ni trata de resolverlo, sino que lo rehúye, tal vez porque cree que no podrá con él, o tal vez porque no es algo que le importe tanto como para arriesgar su rutinaria existencia. Es un personaje que está adaptado a la circunstancia vital que le ha tocado vivir, y no se muestra ni reflexivo ni crítico, tampoco parece feliz ni entusiasmado. Es el ejemplo del típico personaje que no realiza el mal, pero tampoco lo combate.

   Tanto George como Sam representan a un sinnúmero de personas que viven y se comportan bajo  parámetros similares, y son por lo tanto personajes arquetípicos. El autor evita brindar demasiados detalles acerca de éstos, y en cambio muestra conductas estereotipadas, fácilmente reconocibles y comprensibles para cualquier lector.  Forman parte de la masa y no destacan por nada en particular. Ninguno hará historia.

 

   Los dos mafiosos (Al y Max) son presentados como un dúo. Ellos son los que irrumpen en el ambiente pueblerino, en el restaurante, y  desestabilizan el orden establecido, cumpliendo el rol de antagonistas. Se visten y actúan de manera similar, y en general, sería difícil reconocer cuál es uno y cuál el otro, aunque no se parecen de rostro, según informa el narrador, y uno (Max) es más locuaz que el otro. Este parecido no sólo responde a una visión literaria del autor, sino que también pretende reflejar algo realista, ya que la mejor manera de pasar desapercibidos es que no se los pueda identificar por algo que llame la atención, por eso se uniformizan con la ropa y gestualidad corporal. El autor no hace tanto hincapié en los rasgos que los distingan entre sí, sino que más bien nos muestra su acción conjunta. De cualquier manera, Hemingway aprovecha que sean dos y no uno para exhibir algún pequeño debate acerca de qué hacer cuando pasa el tiempo y la víctima señalada no llega al restaurante (esperar más tiempo o ya no esperar; matar a los rehenes o no hacerlo), para darle algo de suspenso al relato. Algunos críticos sostienen que Hemingway, amante del cine y de los espectáculos teatrales, los presenta como si formaran parte de un vodevil (era un tipo de comedia de equívocos, frívola y picante, y que a veces incluía algún número musical, muy popular en ese tiempo), porque a pesar de ser matones a sueldo, tienen apariencia graciosa (los sobretodos les quedan pequeños, se visten igual, hasta en el sombrero) y sus parlamentos y diálogos son irónicos y humorísticos. Lo chocante es que a pesar de esa impronta vodevilesca, son asesinos, y mientras ironizan a costa de los pueblerinos o hablan de cine, están apostados en el restaurante, amedrentando a tres personas,  esperando para matar a alguien. Al final, cuando vieron que Ole no llegaría, al contrario de lo que pudimos sospechar, se van, dejando vivos a los integrantes del restaurante, constituyendo la paradoja de ser asesinos que no asesinan a nadie en el cuento.

   Son también antihéroes, aunque no por el lado del fracaso y la frustración, sino por ser los típicos villanos, individuos que están contra la ley y cuya acción ataca la moral de la época. Representan además un problema muy grave de la sociedad norteamericana de los tiempos de Hemingway.

 

   El personaje Ole Andreson, basado como ya se explicó en el boxeador real llamado Andre Anderson, asesinado por la Mafia, es la supuesta víctima, a pesar de que no muere en el cuento. En la primera parte del cuento se lo menciona y se realiza una presentación indirecta (“Vamos a matar a un sueco. ¿Conoces a un sueco grandote que se llama Ole Andreson?

-Sí.

-Viene a comer todas las noches, ¿no?

-A veces.

-A las seis en punto, ¿no?”). En la segunda parte, en la pensión Hirsch, también se habla acerca de él (es tan grande que no cabe en la cama, mira constantemente hacia la pared y su actitud general es de desánimo; en tanto la encargada dice que es muy bueno y que sólo se nota que es boxeador por su rostro, no por los modales).

   Si hay un antihéroe en este cuento, él es la representación suprema de ese concepto. Está tan deprimido y resignado, que no es capaz de reaccionar siquiera cuando Nick aparece frente a él con la intención de ayudarlo. Entre líneas podemos leer que está agotado de huir, que siente que ya nada tiene sentido, y que nada se puede hacer para evitar su ejecución en manos de la Mafia. Sus palabras también señalan la situación de esa época, porque cuando Nick le sugiere llamar a la policía, Ole declina hacerlo acotando que no sería buena idea, sugiriendo la corrupción imperante. Nos encontramos con la paradoja del boxeador que no pelea, bajó los brazos porque se siente impotente en esta lucha desigual. Los mafiosos emplean medios ilegales y violentos, compran gente, se enquistan con su corrupción hasta en la institución que debiera combatirlos, y los ciudadanos están indefensos frente a su avance. Todo eso es lo que nos muestra la situación y actitud de Ole Andreson. Ole es la representación de todas las víctimas de la Mafia norteamericana de principios del siglo XX. Sin embargo debemos considerar también que él pudo ser un ex integrante de ese mundo. Sus palabras reconociendo un error (“Me equivoqué”) son enigmáticas, porque no sabemos si se arrepiente de haber participado de alguna manera de ese mundo, o si se arrepiente de no haber respetado sus códigos. Debido a esta revelación, aun siendo la víctima, se le dificulta al lector el tener empatía con él, ya que podría formar parte de toda esa corrupción.

   Los demás personajes son circunstanciales o terciarios, destacándose la señora Bell en la pensión, con la cual se da el equívoco de Nick, que pensaba que era la señora Hirsch (la dueña). La señora Bell nos brinda otro semblante de esa sociedad, tal vez ingenua o indiferente, que no consigue captar lo que ocurre ni aunque lo tenga enfrente, mientras la corrupción subyace y lo ensucia todo.

 

   ¿Cómo pueden agruparse los personajes? Por un lado, podemos clasificarlos a partir de su rol. Así, tenemos al protagonista (Nick Adams), los antagonistas (Al y Max), los personajes secundarios (George y Sam), la víctima (Ole Andreson), y personajes terciarios (como la señora Bell). En este caso, los matones son los antagonistas no porque hagan algo concreto contra Nick, sino porque representan valores y una manera de actuar con la que el protagonista no concuerda y rechaza, y porque lo enfrentan a un dilema personal: dejarse guiar por el miedo, o arriesgarse para intentar ayudar a otra persona. Esa fuerza que empuja al personaje principal hacia lo antiheroico en realidad está compuesta también por personas que integran su contexto (Sam, George, Ole).

   Los personajes también pueden dividirse desde el punto de vista del lugar donde habitan. Tenemos por un lado a los pueblerinos, representados por Nick, Sam, George y la señora Bell, y por otro a los citadinos que en este caso son mafiosos (Al y Max) y que se burlan del ambiente pequeño y quieto del pueblo. Los pueblerinos parecen ser de bajo perfil, en tanto los matones están en el otro extremo, violentando las leyes y a las personas. Ole Andreson se ubica entre medio de ambos grupos, porque si bien no era originario de Summit, y sólo se encuentra allí porque estaba huyendo, en ese momento es habitante del pueblo.

   Respecto al tipo de antihéroe, tenemos varias posibilidades en este cuento: el antihéroe porque es lo opuesto a quien realiza hazañas en bien de la comunidad, o sea, los villanos, asociados al mal (los mafiosos Al y Max); el antihéroe porque es de perfil bajo y no destaca por ninguna cosa, es mediocre y sólo actúa en base a su supervivencia (George o Sam); el antihéroe porque fracasa y no tiene el espíritu del héroe para levantarse y seguir luchando (Ole Andreson, que empuja también a Nick  a ocupar esa posición).

 

ESTILO-.

   Algunos rasgos de estilo que aparecen en este relato son típicos del autor a lo largo de toda su obra, otros se manifiestan en especial en este cuento.

   EXPRESIÓN SOBRIA Y CONCISA. Algunos críticos comentan que este estilo despojado de adornos, con escasos adjetivos y adverbios y el no empleo de oraciones subordinadas, prefiriendo usar el polisíndeton (repetición de conjunciones como “y”) antes que la coma, de descripciones acotadas y breves parlamentos, Hemingway lo aprendió en su temprana incursión en el periodismo, aunque él lo negó. Lo cierto es que esa concisión y brevedad tiene consecuencias también en el número de datos e información aportados en sus relatos, y esto conduce al concepto de lector activo, ya que es más lo que no se dice que lo que se dice, provocando que el lector deba completar lo faltante. Por ejemplo, el narrador no menciona nunca lo que piensan los personajes, ni emite juicio de valor sobre las acciones y palabras de cada uno, no hace aclaraciones ni rodeos, no presenta retrato físico de los personajes que están en el restaurante, a no ser  de los matones, y aun así es muy breve y fragmentario. Las oraciones son en general breves, los parlamentos de los personajes también son lacónicos e incluso cortantes.  Este rasgo de estilo característico de Hemingway, quien expresó que “la prosa es arquitectura y no decoración”, causó mucha impresión en sus contemporáneos y en escritores posteriores.

   LA ELIPSIS O PRINCIPIO DEL ICEBERG. En concordancia con su expresión concisa, Hemingway emplea una técnica que caracterizó a la narrativa del siglo XX y que se vincula con el concepto de lector activo. La elipsis consiste en no aportar ciertos datos importantes para la comprensión del relato, o escamotear algún acontecimiento relevante. Vargas Llosa lo denomina dato escondido, y Hemingway habla del principio del iceberg. La elipsis provoca el efecto de azuzar la curiosidad e imaginación del lector, quien en su rol de coautor tiende a completar esos silencios significativos con sus propias hipótesis y conjeturas.

   Aludiendo a este recurso, Hemingway explicó: “Siempre trato de escribir teniendo en cuenta el principio del iceberg. Los 7/8 de su superficie están debajo del agua”.

   Este principio rige el cuento “Los asesinos”, al punto que podríamos decir que es más importante lo que no sucede, o no se dice que sucede, que lo que en definitiva ocurre o se relata. Hay datos y acontecimientos fundamentales que jamás se explican en el cuento. Por ejemplo, el punto de partida del conflicto: ¿por qué esos mafiosos buscan a Ole Andreson para matarlo? No debemos confundir las noticias sobre la circunstancia real, o sea, la historia del boxeador Andre Anderson y la Mafia, con la ficción. El relato se basa en la realidad, sin embargo no es un documental, es ficción, y por tanto, lo ocurrido en esa realidad no explica los sucesos del cuento. En el relato nunca se nos informa los motivos de la sentencia contra Ole, ni por qué éste se ha resignado a lo peor, sin querer siquiera acudir a la policía. Ese dato escondido condiciona todo, porque si bien damos por sentado que los matones son malvados, se hace difícil evaluar a este personaje moralmente, más allá de que aquí aparezca como la víctima y la señora Bell afirme que le parezca un hombre muy bueno (es de resaltar que la señora Bell, que es presentada como una persona que no entiende el trasfondo de los hechos, sea quien emite un juicio de valor acerca de la moral del boxeador): ¿qué hechos de su pasado lo condujeron a este presente?, ¿cuál será el desenlace de esa situación? Del mismo modo, no se nos aclara nada respecto a los personajes que son locatarios del restaurante, tanto los empleados como Nick, de quien ni siquiera sabemos si es parroquiano o empleado. Sobre Sam y George, conocer más datos tal vez no cambie demasiado nuestra comprensión de la situación, pero con Nick es diferente, pues es el protagonista. ¿Qué lo mueve a arriesgar su vida por ayudar a alguien a quien conoce superficialmente, y luego por qué parece desistir enseguida de ayudar y ser héroe? ¿Se irá del pueblo, al final? Nada de esto se expresa en el relato, y el lector debe sacar sus propias conclusiones. En esas reflexiones se incluye el definir si Nick nos parece un héroe o un antihéroe. El cuento termina con un protagonista que parece vencido por las circunstancias, doblegado por el medio, pero convengamos en que el desenlace no aparece en el texto, y por tanto da lugar a dudas, ya que lo que queda en suspenso es saber si seguirá peleándola en ese pueblo o evadirá el problema, y aún si decide irse, tampoco sabemos si sería para huir y olvidar el malestar de la impotencia, o para intentar cambiar las cosas en otra parte. Otro misterio es que los matones en realidad amedrentan a quienes están en el bar apenas con unas palabras, no los empujan ni golpean, no sacan un arma, nada, y nos preguntamos cómo eso puede ser suficiente para dominar a tres hombres adultos.  Con estos ejemplos es notoria la importancia de los datos que Hemingway no aporta al texto, y que por tanto nos abre la opción de ser lectores activos y construir nuestro propio cuento dentro del cuento.

   Su teoría del iceberg destaca cuánto subyace por debajo de lo poco que expresa de manera explícita, cuánto queda sumergido y que como lectores debemos intuir: nada menos que lo sustancial del relato.

   EL REALISMO. Hemingway no es un autor que incursione ni en el fantástico ni en la ciencia ficción, subgéneros que tuvieron tanta relevancia en su época. Lo de Hemingway es la transformación del realismo pintoresco que predominó en el siglo XIX en un realismo que refleja la dura cotidianeidad. No sólo se basa en la mayoría de su obra en acontecimientos reales, sino que también refleja a través de los textos y en particular de su alter ego Nick Adams, aspectos de su biografía y de sus sentimientos. Sumado a esto, podemos notar en su descripción de ambientes y personajes, y hasta en el lenguaje empleado en sus parlamentos, un apego al realismo muy importante. Sin embargo, a no ser en textos periodísticos donde el centro del asunto es documentar acontecimientos en general bélicos, debemos recordar siempre que por más que haya una base realista, el texto literario siempre es ficción, y por tanto, el autor lo crea a su voluntad.

   Hemingway tenía la visión de que la literatura es vida, y que sin una vida plena no se podía escribir nada valioso ni auténtico, y en esto se posiciona contra otra tendencia literaria que busca su fuente de inspiración en otras obras literarias o el arte.

   En el cuento “Los asesinos” lo notamos en todo, en la manera en que presenta a los matones, su lenguaje y actitudes, la vestimenta, la misma situación del ajuste de cuentas, como también en otros aspectos vinculados con el ambiente pueblerino y los personajes que allí vivían. Introduce aspectos conflictivos de la realidad de su tiempo como la segregación racial, el temor de la gente común de actuar frente a la amenaza de la Mafia, la corrupción en los círculos de poder y por tanto la impunidad con que actúa el crimen organizado, las diversas reacciones humanas frente a un peligro, etc.

   LAS PARADOJAS Y OPOSICIONES. Dentro del estilo de este relato en particular, aparecen mucho las oposiciones y paradojas, constituyéndose por su uso reiterado, en un rasgo de estilo del texto, vinculándose además con uno de los temas que trabaja el autor en “Los asesinos”, que es cómo a veces las cosas no son como aparentan. Ejemplos: un restaurante/bar  que no vende bebidas alcohólicas y donde el menú no sirve para ordenar una cena, dos mafiosos que parecen cómicos de vodevil, al estilo Laurel y Hardy de esos tiempos; dos asesinos que no asesinan; el reloj que no da la hora correcta  (adelanta veinte minutos) en una situación donde el tiempo exacto es crucial; los individuos inocentes y en parte ingenuos son denominados irónicamente “chicos vivos” o “listos”; una mujer que parece la dueña pero es sólo una empleada (la señora Bell); un boxeador que no pelea; un joven común y corriente que aspira a lo heroico pero termina cayendo en lo antiheroico; una acción sin grandes acciones; un final sin final, etc. Estas paradojas no sólo resaltan que nada es lo que aparenta, sino también la dificultad para entender un mundo engañoso, donde parece que siempre debe esperarse que en la manzana reluciente aparezca algún gusano.

   Desde otro punto de vista, el texto maneja juegos de oposiciones y contrastes que definen el conflicto. Es claro el contraste, por ejemplo, entre los mafiosos venidos de la ciudad, y el ambiente pueblerino. Sus códigos, conductas y modales, y hasta sus vestimentas, se diferencian del ambiente que predomina en Summit, con su bajo perfil y escaso movimiento, un pueblo donde parece que no pasa nada. Uniendo con el otro tema, el de apariencia y esencia, no podemos desconocer el dato de que Ole Andreson no acude a la policía del lugar, y eso sugeriría que la corrupción y el alcance del crimen organizado no está sólo en las grandes ciudades, sino que también extiende sus tentáculos a un pequeño pueblo como el que se presenta en el relato, además del hecho central que consiste en que los mafiosos llegan a ese lugar buscándolo e irrumpen en esa aparente tranquilidad con su presencia violenta y amenazante. La dicotomía entre el bien (representado por los ciudadanos inocentes que no delinquen) y el mal (representado por los mafiosos) es el trasfondo del conflicto, pero el autor se cuida mucho de emitir juicios morales o de valor, y por tanto es el lector quien debería sacar esas conclusiones. Otras oposiciones que aparecen son: el arrojo de Nick, más allá de que no sirva para su propósito, y la prudente pasividad (casi cobardía) de George y Sam; la juventud de Nick (quizás esto explique su conducta más impetuosa), y la adultez de George y Sam; apariencia versus esencia; los logros que espera la sociedad de cada individuo, y la vida mediocre de los personajes del cuento; la rebeldía y empuje de Nick versus la resignación de Ole, y luego del mismo Nick, etc.

   PREDOMINIO DEL DIÁLOGO. Este rasgo de estilo del cuento “Los asesinos” es una peculiaridad de este texto que lo hace también bastante original, ya que lo habitual en cualquier narración es que predomine el estilo indirecto, o sea, el discurso del narrador. Hemingway con este recurso alimenta la intriga y curiosidad del lector, ya fogoneadas por el estilo conciso y el principio del iceberg, generando un espacio ambiguo donde el concepto de verdad oficial se escamotea, y todo son versiones y puntos de vista subjetivos, ya que casi todo lo que conocemos acerca de los sucesos proviene de lo que dice algún personaje, y no del narrador. Estos personajes, presentados como seres humanos falibles, saben sólo una parte del asunto, y también pueden ignorar, mentir, interpretar mal, confundirse, etc. Este recurso descansa en un concepto que aparece en la primera mitad del siglo XX en los círculos intelectuales, y se convierte en idea dominante en la segunda mitad del siglo,  (lo que se conoce como Postmodernidad), que es la idea de que la verdad no es absoluta, sino relativa, y cada quién tiene su propia verdad personal y subjetiva, que todo depende del punto de vista, y nadie es dueño de la verdad suprema. Y en este texto, nunca se sostiene una verdad absoluta y oficial, una versión definitiva que explique los acontecimientos y nos sugiera interpretarlos de una forma determinada. El narrador nunca aclara “así son las cosas”, cada personaje habla y actúa a su criterio, y cada lector interpretará a su aire.



domingo, 21 de marzo de 2021

LAS VANGUARDIAS

LAS VANGUARDIAS

parte 1 -Generalidades





NOMBRE. DEFINICIÓN.

   Podemos definir a las Vanguardias como un conjunto de movimientos artísticos y literarios, de esencia transgresora, cuyo objetivo es innovar y re - crear los conceptos de arte y literatura, provocando una ruptura respecto a los conceptos tradicionales anteriores. Estamos hablando del quiebre de tradiciones de siglos en cuanto a conceptos tales como arte, belleza, literatura, etc.

   Se les denominó "Vanguardias" tomando el término del francés "avant garde", expresión del léxico militar que significa "primera línea de combate". La vanguardia del ejército es la que va delante de todos, abriendo el camino y arriesgándose en la confrontación, y metafóricamente representa a esos jóvenes artistas e intelectuales que con su actitud combativa y de avanzada, pretendieron romper las tradiciones, innovar y escandalizar al burgués (épater les bourgeois). El concepto de vanguardia en su sentido metafórico, comenzó a emplearse después también en otros ámbitos de la cultura (corrientes de pensamiento científico y filosófico, la moda), en la política y en lo tecnológico, describiendo siempre a un grupo reducido de individuos que se despegan de su entorno y proponen ideas innovadoras, realizando un salto hacia adelante respecto a tu tiempo.


CONTEXTO HISTÓRICO. UBICACIÓN.

    Surgen y se desarrollan durante la primera mitad del siglo XX. Si bien aparecen en Europa, luego se expanden también a América, desarrollándose tanto en USA como en países hispanoamericanos, al punto que algunos de sus movimientos fueron creados en América, como el Creacionismo y el Ultraísmo.

   El contexto histórico fue caótico y de violentos cambios en múltiples aspectos. La segunda revolución industrial no sólo provocó cambios en la industria y el comercio, sino también en la vida cotidiana y las comunicaciones. La tecnología avanza y se mete también en los hogares a través de los electrodomésticos, y la pérdida de empleos por la sustitución del hombre por la máquina. Las ciudades cada vez se urbanizan más y se profundiza en el concepto de paisaje artificial. 

   A la par se gestaron cambios políticos e ideológicos (marxismo, marxismo leninismo, fascismo, nazismo) asociados a revoluciones y guerras (Revolución Rusa, Primera y Segunda Guerra Mundial, Guerra Civil española), conflictos que dieron un empuje enorme a la industria armamentística, y provocaron una crisis económica que comenzó en la Primera Guerra Mundial  y se extendió con intermitencias hasta la Segunda Guerra Mundial, pasando por el crack del 29. Estas conflagraciones no sólo provocaron millones de muertes sino también pobreza extrema, hambre, prisión de miles de personas, emigración masiva y la disgregación de familias.  

   Respecto al status del artista y escritor en la sociedad,  ya a partir del siglo XIX se registra un cambio conceptual importante: anteriormente el artista/escritor se encontraba totalmente integrado al grupo social, se sentía admirado y respetado, pero el Romanticismo modifica esta visión, y el artista/escritor comienza a sentirse diferente a los demás, incomprendido por su entorno y la sociedad en general, y exalta su soledad. Las Vanguardias de alguna manera se inspiran en esa visión conflictiva del artista y escritor del Romanticismo, pero van mucho más allá, y los artistas y escritores (en general jóvenes) funcionan como pequeños grupos de elite que confrontan y cuestionan a la sociedad y sus valores, además de presentar una visión contestataria acerca de la esencia del arte y la literatura, el rol del receptor/lector, y la crítica artística y literaria. 
   
   Este contexto explica muchas de las características y la visión del mundo de las Vanguardias y de sus integrantes.


CREADORES, LÍDERES, INTEGRANTES.

   Al ser la Vanguardia un conjunto de múltiples movimientos, cada uno de ellos tiene sus propios creadores, líderes e integrantes, si bien existe la particularidad de que en varios casos, artistas y escritores pasan por varios movimientos. Es el caso de André Breton, Aragon y Soupault, por ejemplo, que comienzan siendo dadaístas y terminan creando e integrando el Surrealismo. O de Guillaume Apollinaire, que si bien fue más conocido por sus obras cubistas, incursionó en varios movimientos. Fernando Pessoa, por ejemplo, creó dos movimientos de vanguardia, y se pasó de uno a otro (interseccionismo y sensacionismo) con la peculiaridad de que el primero lo tuvo sólo a él como integrante, y el segundo sólo a él y su heterónimo Álvaro de Campos.

   Algunos movimientos tuvieron más éxito y difusión que otros, y por tanto, tuvieron más integrantes, pero en general siempre se trató de jóvenes rebeldes, y de un número restringido de participantes.


CARACTERÍSTICAS.

   El Vanguardismo se constituyó por una multiplicidad de movimientos de breve duración (entre seis a siete años) en comparación con movimientos artísticos y culturales de siglos anteriores, que se prolongaban durante cien o cincuenta años. La excepción fueron el Expresionismo (entre 25 y 35 años) y el Surrealismo (dependiendo de la interpretación, 17 o 44 años). Esta diversidad y brevedad se acompasa al momento histórico caótico y fragmentador que se estaba viviendo, y a las propias ideas artísticas de los movimientos, ya que todos buscaban la innovación y experimentación estética, y por tanto, una vez que una técnica o idea se asentaba, ya la dejaban de lado y buscaban algo nuevo, finalizando de esta forma el movimiento que vehiculizaba esas técnicas. 

   Fueron muchos los movimientos que integraron el Vanguardismo, algunos inclusive se desarrollaron simultáneamente. Mencionaremos sólo a algunos:
Vanguardias europeas: Fauvismo (inicio 1905), Expresionismo (1905), Cubismo (1907), Futurismo (1909), Dadaísmo (1915), Surrealismo (1922).
Vanguardias latinoamericanas: Creacionismo (inicio 1916), Ultraísmo (1918), Estridentismo (1922).

   La esencia del Vanguardismo es la rebeldía, la transgresión y la irreverencia. La juventud de sus integrantes empapó esa etapa artística de ese espíritu joven que disfrutaba de la provocación y de la excentricidad innovadora. Cada manifiesto, cada obra creada, cada presentación pública procuraba escandalizar al burgués emocional y moralmente, y desde lo intelectual, apuntó a derribar el concepto tradicional de arte y literatura, creando conceptos nuevos y revolucionarios, profundizando en una experimentación que desatendía las reglas establecidas.

   Dependiendo del movimiento, algunos se quedaron en esa ansia de provocar y escandalizar, remover conciencias y criticar, y otros a partir de esa remoción y limpieza, procuraron crear un concepto nuevo, construir. Esa diferencia podemos notarla por ejemplo entre el Dadaísmo y Surrealismo, donde el propio Tzara en un manifiesto sostiene que la misión del dada es “limpiar, barrer”. André Breton, en cambio, afirma que el Surrealismo debe colaborar a crear una noción nueva de ser humano, y abandona el Dadaísmo, fundando el Surrealismo, precisamente porque no le bastaba la provocación lúdica y nihilista per se. 


PRINCIPALES IDEAS. OBRAS.

   La idea más importante y que fue el motor propulsor de todos los movimientos de Vanguardia es el rechazo de lo tradicional y lo académico, buscando, por oposición, todo lo que implique innovación y experimentación estética. El rechazo de lo establecido y considerado correcto no abarcó solamente lo estético, sino también otros aspectos de la vida social (lo sexual, ideas políticas, etc). Como ya se explicó, esto resulta lógico porque el mundo se había modificado respecto al siglo XIX, debido al avance tecnológico, las guerras y nuevas ideologías, y esto provoca cambios en la concepción de lo artístico porque el artista no sólo está influido por su contexto socio histórico, sino que además su obra se basa en interpretar ese contexto, de una u otra manera.

   También rechazaron al Realismo en todas sus formas, porque se basaba en la imitación de la realidad, y por tanto no lo consideraban arte, sino copia. El artista y escritor vanguardista pretenden romper los moldes y crear algo nuevo y sorprendente, y la concepción realista del arte se aleja de esa inquietud. Esto no significa que durante el siglo XX no hayan coexistido corrientes realistas, tanto en arte como en literatura, con las vanguardistas.

   El vanguardista defendió y aplicó en su obra el irracionalismo, rebelándose contra el modelo social impuesto, y denunciando que la “razón” les había conducido a los desastres bélicos, y que se debía buscar otra vía para ejercer la creatividad. Sentían que la lógica y lo racional esclavizaban y limitaban al ser humano, y que esta sobrevaloración de la razón, y la pretensión de desconocer y acallar todo lo irracional (las emociones, sueños, intuiciones y la imaginación), que forma parte de todo ser humano, generaba individuos incompletos, infelices, y poco creativos.

   La provocación y el escándalo es la modalidad de comunicación con el receptor que eligen todas las Vanguardias, ya que pretendían llamar la atención y generar una perturbación que “moviera el piso” al burgués, pues suponían que había que sacarlo de su espacio de confort y sumergirlo en la crisis para que se replanteara los conceptos que, según el vanguardista, nos imponen y aceptamos sin cuestionar ni discutir.

   Debido a todo esto, la estética de lo feo es el lenguaje vanguardista por excelencia. La expresión “estética de lo feo” parece contradictoria, pues durante siglos se asoció el concepto de estética con el de belleza y armonía, pero los vanguardistas, inspirados en algunos escritores transgresores del siglo XIX, como Baudelaire y Lautréamont, profundizaron en una estética que aspira a provocar repugnancia, rechazo y desagrado, y se distancia de los conceptos tradicionales y académicos respecto a la estética de una obra.

   Al intento de crear obras chocantes y revulsivas, se le suma la idea de que el arte debe vehiculizar libremente las emociones e ideas del artista, por esta razón y en nombre de esa libertad, se dejan de lado en literatura las reglas retóricas, gramaticales y hasta la lógica. Esto en textos líricos se marca con el verso libre, la ausencia de puntuación o lógica gramatical y el hermetismo semántico, así como en narrativa y dramática se violenta el formato tradicional de planteo, desarrollo y desenlace, se dificulta entender el conflicto y el tema, etc.

   En definitiva, el objetivo de toda vanguardia era re-crear el arte, revolucionando su concepto.

   Cada movimiento de Vanguardia, si bien tuvo estos aspectos en común con los demás movimientos, tuvo sus propias ideas y concreciones en obras, poniendo el acento en diversos aspectos. Por ejemplo, el Futurismo se centraba en el progreso tecnológico, las máquinas, la velocidad; el Dadaísmo, en la negación de todo y la burla; el Surrealismo, en la liberación del inconsciente y el empleo de material onírico para crear, etc.


DIFUSIÓN. INFLUENCIA. LEGADO.

   Los jóvenes intelectuales y artistas vanguardistas se reunían y realizaban sus tertulias en lugares poco convencionales, como cafés y cabarets. Si bien se sentían orgullosos de épater les bourgeois (escandalizar a los burgueses) y de alguna manera, de crear un arte elitista incomprendido por las mayorías, también emplearon medios de difusión de sus obras y principios, por ejemplo realizando exposiciones, carteles, afiches, volantes, periódicos y revistas, publicando libros, a veces compuestos entre varios, difundiendo manifiestos, convocando a espectáculos provocativos y perfomances que se realizaban con la intención de provocar al público. El centro de toda esta movida cultural fue la ciudad de París, pero se expandió también a otros puntos de Europa, y finalmente también, al continente americano.

   Cada Vanguardia tuvo un peso diferente en la posteridad, si bien fueron muy influyentes en conjunto, porque se produjo un cambio radical en la manera de entender el arte y la literatura, pero es evidente que algunos de esos movimientos fueron más efímeros y otros tuvieron mayor trascendencia. El Cubismo, por ejemplo, fue importantísimo para el arte pictórico. El Expresionismo y el Surrealismo fueron las Vanguardias más completas, que abarcaron todas las artes (pintura, escultura, cine, música, literatura), duraron más tiempo, y tuvieron mayor influencia en creadores de su momento y posteriores.








jueves, 11 de marzo de 2021

ANÁLISIS DEL SALMO 23

 

SALMO 23



El Señor es mi pastor, nada me falta.

En verdes pastos él me hace reposar

y adonde brota agua fresca me conduce.

 

Fortalece mi alma,

por el camino del bueno me dirige

por amor de su nombre.

 

Aunque pase por quebradas muy oscuras

no temo ningún mal,

porque tú estás conmigo,

tu bastón y tu vara me protegen.

 

Me sirves a la mesa

frente a mis adversarios,

con aceites tú perfumas mi cabeza

y rellenas mi copa.

 

Me acompañan tu bondad y tu favor

mientras dura mi vida,

mi mansión será la casa del Señor

por largo, largo tiempo.

 

(de Ediciones Paulinas de la Biblia)

 

1-   Información, ubicación.

   El Libro de los Salmos integra el Antiguo Testamento de la Biblia. Contiene 150 salmos. Literariamente, podemos definir al salmo como una composición poética breve, de género lírico, cuyo tema es religioso. Este tipo de composición no es exclusiva de la literatura hebrea, sino que también aparece en otras culturas antiguas, como la egipcia y la mesopotámica.

   La denominación “salmo” proviene del griego (psalmos) y significa “oración cantada, acompañada por instrumentos musicales”. Este instrumento musical era el salterio, parecido al arpa. Por esta razón al libro de los salmos también se lo conoce como Salterio. Los salmos, por tanto, fueron creados originalmente con la intención de ser cantados, o al menos recitados con acompañamiento musical, lo cual les otorga ciertas cualidades formales vinculadas con la sonoridad, como el uso de las repeticiones, el ritmo, etc. Por eso se trató inicialmente de literatura oral, que luego se adaptó a versiones escritas.

   El tema de la autoría es complejo. Hay diferentes versiones respecto a quién creó los salmos; algunos mencionan a David, otros a Salomón, etc. Existía en la antigüedad la costumbre de adjudicar a un personaje famoso la autoría de algún libro o texto muy reconocido. Esto pudo ocurrir en este caso, porque no existen pruebas respecto a quiénes pueden ser los autores del libro. Lo que sí se sabe es que no pudo ser un único autor, porque se calcula que existe un lapso de más de 800 años entre la creación de los primeros y de los últimos (aproximadamente 1010 AC los primeros, y 160 AC los últimos). Los manuscritos más antiguos que se hallaron son del siglo I DC, o sea que existe una considerable distancia entre la composición de los primeros y su traslación a la escritura.

   El libro de los Salmos fue escrito originalmente en hebreo antiguo. Su título en esta lengua es Tehilim, que significa Alabanza o Cánticos de Alabanza. Pero los temas de los salmos son variados, y no sólo existen los de alabanza. Esto genera que se proponga una clasificación de los salmos por temas. Muchos investigadores han clasificado los salmos de diversas maneras. La clasificación más usual los divide en cinco familias, y dentro de éstas, en 14 tipos.

1. LOS HIMNOS. Son de tres tipos:

1.1.Himnos de alabanza: Son veinte [8; 19; 29; 33; 100; 103; 104; (105); 111; 113; 114; 117;135; 136; 145; 146; 147; 148; 149]. Su característica principal es la alabanza a Dios por su intervención en la historia, creando, liberando y acompañando al pueblo de Israel.

1.2. Salmos de la realeza del Señor que son seis [47; 93; 96; 97; 98; 99]. Afirman o proclaman insistentemente la expresión «el Señor es Rey».

1.3. Cánticos de Sión. Son siete [46; 48; 76; 84; 87; 122; (132)]. Tienen como tema central la ciudad de Jerusalén, también llamada Sión.

2. LOS SALMOS INDIVIDUALES. Son de tres tipos:

2.1. Súplica individual. Son los más numerosos. 39 en total [5; 6; 7; 10; 13;17; 22; 25; 26; 28; 31; 35; 36; 38; 39; 42; 43; 51; 54; 55; 56; 57; 59; 61; 63; 64; 69; 70; 71; 86; 88; 102; 109; 120; 130; 140; 141; 142; 143]. En ellos alguien clama a Dios a causa de la injusticia.

2.2. Salmos de acción de gracias individual. Son once [9; 30; 32; 34; 40; 41; 92; 107; 116; 138]. Tras haber expuesto su queja y haber sido escuchada, el autor da gracias a Dios.

2.3. Salmos de confianza individual. Son nueve [3; 4; 11; 16; 23; 27; 62; 121; 131]. En ellos, una persona expresa su absoluta confianza en Dios.

3. LOS SALMOS COLECTIVOS. Parecidos a los anteriores, son de tres tipos:

3.1. Súplica colectiva. Son dieciocho [12; 44; 58; 60; 74; 77; 79; 80; 82; 83; 85; 90; 94; (106); 108; 123; 126; 137]. Se trata del clamor de un grupo ante las injusticias.

3.2. Acción de gracias colectiva. Son seis. [65; 66; 67; 68; 118; 124]. Un grupo da gracias a Dios por la superación de un conflicto o por un don recibido.

3.3. Salmos de Confianza colectiva. Son tres [115; 125; 129]. En ellos, un grupo de personas confiesa su total confianza en Dios.

4. LOS SALMOS REALES. Su personaje central es la persona del rey en acción. Tratan de mostrar la monarquía como institución divina. Más aún, el rey es presentado como hijo de Dios (2, 7). En total, los salmos reales son once [2; 18; 20; 21.45; 72; 89; 101; 110; 132; 144].

5. LOS SALMOS DIDÁCTICOS. Pretenden educar la fe. Son de cuatro tipos:

5.1. Litúrgicos: fragmentos de antiguas liturgias [15; 24; 134].

1.1. Denuncias proféticas [14; 50; 52; 53; 75; 81; 95]. Son salmos con un lenguaje duro, cuya preocupación principal era denunciar las injusticias.

1.1. Históricos [78; 105; 106]. Se llaman así porque cuentan la historia del pueblo de Dios.

1.1. Sapienciales [1; 37; 49; 73; 91; 112; 119; 127; 128; 133; 139]. Se ocupan de las cuestiones existenciales: el sentido de la vida, la felicidad, la vanidad de las riquezas, la vida que pasa, el más allá.

 

2-   Análisis del salmo 23

   El salmo 23 es uno de los más leídos y recitados por quienes profesan la religión cristiana. Su origen, como ya se aclaró, es hebreo, y por tanto procede de la religión judía. Algunos cristianos asocian la figura del pastor con Jesús, pero desde el punto de vista estrictamente de la investigación literaria, esta asociación resulta anacrónica, puesto que el texto fue escrito antes del nacimiento de Jesús, y es producto de la antigua civilización hebrea, cuya religión no considera a Jesús como Mesías, por tanto, no alude a Jesús, sino a Dios (Yaveh para los antiguos hebreos).

   Está compuesto por 6 versículos. Un versículo es un verso largo, sin métrica ni rima, que se apoya más en su significado que en su forma fónica, por esta razón puede equivaler a más de un verso de los que se suelen emplear en textos líricos que no pertenecen a la Biblia. No debemos olvidar tampoco que los salmos nacen como literatura oral, y que sólo mucho tiempo después se fijaron por escrito, lo cual provocó variaciones en su composición.

   En cuanto a su estructura interna, podemos definir al salmo 23 como paralelismo sintético. El paralelismo, al ser un recurso por repetición, se emplea mucho en la literatura bíblica, ya que tiene relación con la necesidad de fijación conceptual (intención didáctica, de dejar un mensaje, en este caso religioso). Pero además, al ser un texto de origen oral, se emplean recursos que facilitan la memorización, y al ser musicalizado, las repeticiones favorecen la sonoridad y musicalización. Predominan tres tipos de paralelismo en la literatura bíblica: el paralelismo sinonímico, el paralelismo antitético o por oposición, y el paralelismo sintético. Éste último se define como un paralelismo donde en principio se plantea una idea, y luego, en el resto del texto, se desarrolla. En este caso el primer versículo plantea la idea principal del salmo (“El Señor es mi pastor, nada me falta”), y todo el resto desarrolla la idea, brindando ejemplos y explicaciones.

   Otro aspecto de la estructura interna es que el salmo se constituye mediante dos alegorías: la del pastor (versículos 1 a 4), y la del anfitrión (versículos 5 y 6), siendo la del pastor la más extensa. Una alegoría es un encadenamiento de símbolos en torno a una imagen central. La alegoría del pastor (imagen central) está rodeada por otros símbolos (verdes pastos, agua fresca, el camino del bueno, quebradas muy oscuras, tu bastón y tu vara, que son explícitos, en tanto la oveja, el rebaño, son implícitos), y todos los significados están entrelazados. La alegoría del anfitrión (imagen central, donde se alude a Dios, y no se lo llama anfitrión aunque está implícito), abarca también otros símbolos (la mesa que se sirve frente a los adversarios, el aceite que perfuma la cabeza, la copa que se llena, la mansión, como explícitos, y el huésped como implícito). El empleo de un lenguaje simbólico es típico de toda literatura religiosa.

Versículo 1: “El Señor es mi pastor, nada me falta”. La imagen del pastor aparece en muchos textos del antiguo Oriente, simbolizando a la divinidad, o a algún dirigente político o religioso (rey, sacerdote). En el contexto de los antiguos hebreos, y contrariamente a la significación posterior que le da Occidente a la figura del pastor, vinculándola con lo simple y tosco, es un referente importante en una cultura que era nómade y pastoril. El pastor era fundamental para una economía basada en el trabajo efectivo para conducir los rebaños, en éstos radicaba la prosperidad y la alimentación del pueblo. Su labor podía constituir la diferencia entre la supervivencia o no de los hebreos, que históricamente fueron hostigados por los pueblos vecinos. Explicado el contexto cultural, se puede entender mejor el sentido del símbolo del pastor: representa a un líder, alguien que guía y protege, un conductor. Visto así, el símbolo que no se menciona pero está implícito (el rebaño, la oveja) es el creyente que espera y confía en Dios, quien está representado por el pastor, según señala el versículo 1. A lo largo de toda la Biblia, tanto Antiguo como Nuevo Testamento, aparecen alusiones metafóricas donde el pastor representa a Dios.

   El versículo 1, por otra parte, nos ubica en una religión monoteísta y patriarcal, donde la figura divina es única, y ese referente principal (dios) es masculino. También nos recuerda que es una religión que cree en una alianza entre Dios (Yaveh, el pastor) y el pueblo hebreo, ya que en esa antigua alianza se suponía que Dios se comprometía a proteger, guiar, dar prosperidad y abundante descendencia al pueblo hebreo, en tanto éste sólo adorara a Yaveh y lo obedeciera y respetara su palabra. La otra promesa fundamental de Yaveh era entregar una tierra al pueblo nómade que no la poseía, una tierra fértil donde sus integrantes pudiesen prosperar, algo a lo que se alude en el versículo 2.

   La segunda frase del versículo es consecuencia de la primera, donde se expresa la confianza en el buen pastor (“nada me falta”), y permite suponer que esa satisfacción o plenitud no refiere solamente a lo material, sino también a lo espiritual (por oposición a “nada”, entendemos que el pastor le brinda todo). Esto explica el tipo de salmo dentro del cual se clasifica al 23 (salmo de confianza individual, pues hay un yo lírico que expresa que confía en Dios).

   Luego de plantear la idea principal del texto, a partir del versículo 2 comienza el desarrollo del tema, lo cual corrobora que se trata de un paralelismo sintético, por definición.

Versículo 2: “En verdes pastos él me hace reposar / y adonde brota agua fresca me conduce”. El yo lírico comienza a desarrollar las bondades del pastor. Si lo asociamos a la acción real de un pastor, tiene mucho sentido, porque su tarea precisamente es cuidar del rebaño, lo cual no sólo implica protegerlo de potenciales peligros, sino también conducirlo a sitios donde pueda alimentarse, beber agua y prosperar. El yo lírico toma entonces el lugar metafórico de la oveja que es pastoreada, conducida, alimentada y protegida. Como ya se había aclarado, este versículo alude a la antigua alianza, la que se efectúa entre Yaveh y el pueblo hebreo. Este lugar idílico, perfecto, donde todas las necesidades son satisfechas, se puede asociar al concepto de tierra prometida que aparece en ese acuerdo. El lugar perfecto, además, nos recuerda por su descripción a una especie de oasis, sitio fértil y de descanso, y es lógico que un pueblo nómade acostumbrado a vagar por tierras desérticas buscando un lugar donde asentarse, tenga en alta estima un territorio con las características descriptas aquí: sombra, agua, pastos, naturaleza viva.

   Atendiendo a los adjetivos (“verdes” y “fresca”), podemos notar que están implícitos sus opuestos. Los pastos son verdes, no marchitos ni amarillentos, y el agua brota y es fresca, no es sucia ni estancada. Ambos adjetivos apuntan hacia la misma significación: algo vivo, sano, puro. De hecho, ambos versos presentan un tipo de paralelismo entre sí, el sinonímico, pues mediante dos ejemplos diferentes, expresan el mismo concepto bajo una estructura semejante. En otras traducciones se califica a las aguas como calmas o de reposo. En cualquier caso, todo apunta a la presentación de un lugar ideal, hermoso. Tanto los pastos (alimento para saciar el apetito) como el agua (para saciar la sed) son necesidades básicas que el pastor se encarga de satisfacer, guiando a su oveja al lugar fértil. Pero simbólicamente pueden representar el alimento espiritual, porque no sólo el cuerpo tiene necesidades para el creyente. La idea de reposo, por otra parte, conecta con la paz espiritual, el estado de bienestar interior por hacer lo correcto y dejarse guiar por el pastor adecuado. Se sugiere el concepto de plenitud y satisfacción, una forma de felicidad que va más allá de lo terrenal. Incluso esta imagen puede aludir al jardín del Edén, donde según la religión judía reposan por un tiempo las almas después de la muerte física.

Versículo 3: “Fortalece mi alma, /por el camino del bueno me dirige /por amor de su nombre.” En este versículo se aplica la significación del segundo pero aludiendo de manera directa a lo espiritual, a través de la mención del alma que es fortalecida. Esto implica la fuerza para resistirse al mal y enfrentar el sufrimiento sin perder la esperanza. La metáfora del camino para representar la vida es muy usual, sobre todo en la literatura religiosa. Incluye la idea del movimiento, el camino se anda, y esto refleja la idea del paso del tiempo y de las experiencias vividas. En este caso el pastor lo conduce por el camino del bien, de lo moralmente correcto, respetando los mandamientos de Yaveh, lo cual honraría a la alianza. Pero el yo lírico (la oveja) no podría conseguirlo sola, requiere que el pastor la conduzca. Por tanto es una responsabilidad compartida.

   La oveja se deja conducir, muestra absoluta confianza en el buen trabajo de quien la guía. Y el pastor la conduce, según el texto “por amor de su nombre”. Esto explica qué es lo que mueve al pastor: lo hace porque es él, para honrar su palabra, porque estableció un compromiso y se jacta de cumplirlo, más allá de las posibles debilidades del ser humano. Para las religiones antiguas las palabras tenían un valor trascendente, casi mágico. El Dios de los hebreos, por ejemplo, es mencionado de muchas maneras a lo largo de los textos bíblicos. Sólo algún ejemplo: Elohim (Dios creador, todopoderoso y fuerte), Adonai (El Señor), El Shaddai (Dios todopoderoso), y por supuesto, Yaveh (que según la traducción aparece escrito con diversas grafías). En el salmo 23 sería la combinación Yaveh Rohi (El Señor es mi pastor). Por tanto, el nombre representa la esencia o ser de Dios, y el amor a su nombre es el amor a sí mismo. No debemos olvidar que la religión hebrea tuvo etapas, y la alianza surge por consecuencia del pasaje y evolución del politeísmo al monoteísmo. Esa etapa intermedia es lo que se conoce como monolatría (creían que existían varios dioses, pero sólo adoraban a uno, Yaveh, quien se convierte en el dios del pueblo hebreo, y a esto se le llama enolatría). Yaveh debe mostrar y reafirmar su poder, es una forma de señalarse como el mejor entre todas las divinidades posibles. La frase “por amor de su nombre” aparece repetidamente a lo largo de los textos bíblicos y son un testimonio de esa etapa monolátrica. A este recurso de repetir una misma expresión en distintos textos se le conoce como fórmula.

Versículo 4: “Aunque pase por quebradas muy oscuras /no temo ningún mal, /porque tú estás conmigo, /tu bastón y tu vara me protegen.” Este versículo comienza con un adversativo (“Aunque”), lo cual informa que habrá dos ideas opuestas o al menos una restricción, y se trata de que a pesar de atravesar las mayores dificultades o peligros no teme porque el pastor (Yaveh) lo acompaña. A partir de este versículo cambia la persona lírica a la cual se dirige el yo lírico. Hasta ahora el pastor apareció como una tercera persona a la cual se describe y alaba por su buena labor, como si se lo anunciara a la comunidad, pero ahora directamente se dirige al pastor como a un tú (tú lírico), como si fuese su interlocutor.

   La quebrada es un paisaje que por sus características (desfiladero, lugar estrecho, hundido entre alturas que lo encajonan) representa simbólicamente una etapa difícil de la vida, un pasaje por momentos difíciles, lo cual aparece reforzado por la adjetivación “muy oscuras”. En el lenguaje bíblico, así como la luz se asocia con la figura divina y el bien, la oscuridad alude al mal y lo negativo. Son símbolos muy antiguos que surgen de épocas primitivas de la humanidad en que la noche provocaba temor a las personas por la falta o disminución de la visión, y la presencia de depredadores, y la luz (sea solar o por el fuego encendido) se asociaban con la seguridad o la salvación. La luz, además, tiene relación con la claridad mental y espiritual y la oscuridad con su opuesto, con la confusión y el error. Forma parte del acuerdo entre Yaveh y el pueblo hebreo que la divinidad proteja y conforte. De hecho, está comprobado históricamente que la religión fue un motivo fundamental en la capacidad de resiliencia de un pueblo que fue muy hostigado a lo largo de toda su historia por los pueblos vecinos. En ese sentido aparecen las imágenes del bastón y la vara. Al mencionar a dos elementos unidos por la conjunción “y”, nos encontramos con un recurso llamado geminación, que implica nombrar los elementos de a pares. El bastón y la vara aluden al mismo elemento, el cayado del pastor, pero al emplear dos términos para mencionarlo, remarca la doble función de ese cayado: el bastón subraya la función de sostén, en tanto la vara sirve para golpear, sea a la oveja que está descarriada y se sale del camino, o al depredador que pretenda atacar. El pastor protege a la oveja de sus enemigos, pero también sirve de sostén o apoyo espiritual. Hay que destacar también que el versículo no afirma que la voz lírica no tendrá problemas por estar acompañado por Yaveh, sino que las situaciones difíciles ocurrirán, pero no sentirá temor de afrontarlas. Lo cual refuerza el concepto de la contención emocional y espiritual.

Versículo 5: “Me sirves a la mesa /frente a mis adversarios, /con aceites tú perfumas mi cabeza /y rellenas mi copa.” Es en este versículo que comienza a desarrollarse la alegoría del anfitrión y la casa. La idea principal de este pasaje aparece también en otros textos del Antiguo Testamento, y tiene origen en la base conceptual de la antigua alianza. El pueblo hebreo cree en un dios que se compromete a protegerlo, darle numerosa descendencia, y entregarle una tierra fértil donde prosperar, pero también se compromete a ubicar a su pueblo elegido por encima de todos los demás, en la cima del poder. Esta imagen es clara representando esa idea, puesto que Dios privilegia al yo lírico a la vista de sus enemigos. En esta enumeración de acciones, el anfitrión sirve al huésped, mostrando deferencia, honrándolo. Suponemos la situación de un banquete donde hay comensales, y el anfitrión sirve especialmente al yo lírico. La acción de ungir con aceite perfumado era una costumbre de los antiguos hebreos y es una señal de hospitalidad y cortesía. Es una manera de honrar a ese huésped, y si consideramos que quien lo hace es Yaveh, se resalta el valor que Dios le da al creyente fiel. Esto deja el mensaje de que quien confía en Yaveh y cumple con su parte de la alianza, sólo recibirá beneficios y satisfacciones, será honrado y privilegiado por él.

   Servir a la mesa y llenar la copa son imágenes que vuelven sobre los símbolos iniciales del salmo: el alimento y la bebida (antes eran los verdes pastos y el agua fresca). Ambos ejemplos representan la satisfacción y el contento. Nuevamente se apunta a la idea de que Yaveh brinda bienestar, satisfacción de todas las necesidades, etc. La imagen de la copa que se llena, en particular, también tiene una significación a nivel espiritual, como el alma que se llena de lo divino, de lo bueno. En el inicio del salmo el ambiente es agreste, rural, exterior, acorde a la alegoría del pastor y la oveja, y en el versículo 5 todo transcurre dentro de una casa, en lo poblado, desarrollando la alegoría del anfitrión y el huésped. En ambas alegorías siempre es Dios el “dueño”, quien tiene el poder y realiza las acciones (pastor, anfitrión), y el yo lírico (oveja, huésped) quien resulta receptor de las mismas. Se resalta cómo todos esos dones los recibe el yo lírico a través del uso del pronombre personal “Me” y los posesivos “mis” y “mi”, confirmando todo el tiempo que se trata de un salmo de confianza individual. El yo confía en Yaveh, y éste último se compromete a brindar una ayuda “personalizada”. Sin embargo, el salmo como expresión lírica dentro de un libro religioso, siempre contempla el dar voz o representar a muchas otras personas. De hecho, en otros libros de la Biblia, sobre todo del Antiguo Testamento, se emplea a una persona como símbolo de la comunidad (caso Abraham, Moisés).

Versículo 6: “Me acompañan tu bondad y tu favor /mientras dura mi vida, /mi mansión será la casa del Señor /por largo, largo tiempo.” El versículo final comienza con el pronombre personal “Me”, otorgándole unidad al texto, puesto que reitera recursos que empleó en el versículo anterior (luego aparece el posesivo “mi” en dos ocasiones). También resalta un concepto que integra la visión religiosa judía: lo que ocurre en este mundo (“mientras dura mi vida”) es fundamental para el mundo venidero (el más allá). Por eso este salmo se centra en este mundo, el terrenal.

   Aparece por segunda vez en este salmo el recurso de geminación, nuevamente asociado a la figura divina: si antes era “tu bastón y tu vara”, ahora es “tu bondad y tu favor”. Se destacan dos cualidades de Yaveh que tienen efecto sobre el creyente fiel. Más allá de que a lo largo del Antiguo Testamento la figura de Dios es presentada como estricta, exigente y en algunas ocasiones, terrible, en este salmo hay una gran proximidad con la imagen de Dios que aparece en el Nuevo Testamento, mucho más suavizada, más paternal y compasiva. De cualquier manera, no sólo se habla de bondad sino también de favor, y el favor de Dios se consigue cumpliendo con sus expectativas, acorde a lo que plantea la Antigua Alianza; adoración sólo a Yaveh, respeto y obediencia por su palabra. Por tanto, si el yo lírico consiguió el favor de Yaveh es porque a su vez ha cumplido con su parte del contrato.

   El salmo concluye apuntando al futuro (“será”). Es un final optimista, que muestra certezas y ninguna duda. La palabra “mansión” puede sonarnos a sitio lujoso, pero sobre todo refiere a la idea de vivir o morar en un lugar, y ese lugar es “la casa del Señor”. Evidentemente alude a su alma experimentando la gracia divina. Finalmente expresa una noción de tiempo mediante el recurso de reduplicación, que consiste en la repetición de la misma palabra en la misma frase o verso (“largo, largo tiempo”). Si bien es una frase hecha, no pierde por ello expresividad, dando sensación de algo prolongado, extenso, y del paso lento del tiempo, asociándose con la mirada humana, ya que se supone que Yaveh es eterno y su noción de tiempo sería diferente. El acuerdo entre el Señor y su fiel es tan firme, que produce este efecto duradero considerando el corto lapso de vida de un mortal.