LA CASA DE BERNARDA ALBA, de FEDERICO GARCÍA LORCA
Análisis- Parte 1
LA
INSPIRACIÓN EN LA REALIDAD
Si hablamos de la obra dramática de
Federico, debemos referirnos a lo que él consideraba su comunicación más
profunda con la gente. Dos meses antes de morir, le dice a un periodista: “Particularmente
yo tengo un ansia verdadera por comunicarme con los demás. Por eso llamé a las
puertas del teatro y al teatro consagro toda mi sensibilidad.” Ese deseo se
refleja en los temas y en la conexión con la realidad que su obra dramática
muestra, a pesar de la veta lírica que la integra. Y es notorio en su obra
dramática de tema rural: Bodas de sangre,
Yerma, y La casa de Bernarda Alba. Las tres son tragedias que si bien
trascienden cualquier ámbito, se originan en el ambiente rural español de
principios del siglo XX, ambiente que Federico conocía muy bien, no sólo porque
su familia tenía propiedades en los campos andaluces, sino porque además tuvo
la oportunidad de recorrer los pueblos del interior profundo de España, sea por
estudio o por su actividad como director del proyecto teatral La Barraca. Y si
bien su teatro no es costumbrista ni realista puro, la base es la realidad.
La casa de Bernarda Alba, por ejemplo, está
inspirada en un acontecimiento real del que Federico fue testigo siendo niño.
Así lo relata el autor al embajador chileno Enrique Morla Lynch, en el año
1936: "Hay, no muy distante de Granada, una aldehuela en la que mis padres
eran dueños de una propiedad pequeña. En la casa vecina y colindante a la
nuestra vivía una viuda de muchos años que ejercía una inexorable y tiránica
vigilancia sobre sus hijas solteras. Prisioneras privadas de todo albedrío,
jamás hablé con ellas, pero las veía pasar como sombras, siempre silenciosas y
siempre vestidas de negro. Ahora bien, había en el confín del patio un pozo
medianero, sin agua, y a él descendía para espiar a esa familia extraña cuyas
actitudes enigmáticas me intrigaban. Y pude observarla. Era un infierno mudo y
frío en ese sol africano, sepultura de gente viva bajo una férula inflexible de
cancerbero oscuro. Y así nació La casa de Bernarda Alba, en que las
secuestradas son andaluzas, pero como tú dices, tienen quizás un colorido de
tierras ocres más de acuerdo con las mujeres de Castilla".
(EL POZO DESDE DONDE FEDERICO, DE NIÑO, ESPIABA A LAS VECINAS ALBA)
Lo cierto es que el personaje de Bernarda
está inspirado en Frasquita Alba, integrante de una familia terrateniente del
pueblo de Valderrubio (increíblemente en tiempos de Federico el pueblo se
denominaba Asquerosa), y algunos de los diálogos de la obra son reproducción de
los que siendo un niño, Federico escuchó oculto en el pozo medianero que había
entre la casa de sus tías y la de la familia Alba. Según algunos biógrafos,
esta “denuncia” realizada por el autor, pudo incidir en los acontecimientos que
rodearon su muerte, ya que la poderosa familia Alba, al enterarse de la
existencia de esta obra inspirada en algunos de sus secretos, supuestamente
pretendió vengarse alentando su ejecución.
Agreguemos a la inspiración en una situación
concreta o en una familia determinada, el interés de Federico de exponer una
realidad social, algo que se hace evidente en el subtítulo: “DRAMA DE MUJERES
EN LOS PUEBLOS DE ESPAÑA”, y en la acotación que incluye luego de la lista de
personajes: “El poeta advierte que estos tres actos tienen la intención de un
documental fotográfico.” ¿Qué implican
estas aclaraciones del autor? Comencemos por el subtítulo. Los dramas de
Federico tienen como protagonistas a mujeres de manera casi absoluta. Así fue
en Mariana Pineda, en Yerma, en La zapatera prodigiosa, en La casa de Bernarda
Alba, y en parte en Bodas de sangre. Su sensible interés por el mundo femenino
conlleva un intento de reivindicación de la pasión femenina en lucha contra el
orden patriarcal establecido, que en esa época pretendía mujeres sumisas,
dominadas. La visión del autor no es complaciente con esa opresión, y si bien
muestra los destinos trágicos de las mujeres que se atrevieron a rebelarse, su
obra es un canto a la libertad. En cuanto a su acotación referida a la idea de
realizar un documental fotográfico, es más una expresión literaria del autor
que una realidad, ya que si bien sus obras, como ya se dijo, tienen una base
realista, en ningún momento realiza costumbrismo (los parlamentos de los
personajes, por ejemplo, son estilizados y por momentos líricos, lo cual los
aleja de la imitación exacta de la realidad), e intercala elementos poéticos,
simbólicos, de corte vanguardista, etc. Debemos interpretar, por tanto, que
esta acotación alude más bien a su representación de la esencia emocional y
humana de los personajes y sus conflictos, más que a una actitud imitativa de
la cotidianeidad.
ÉXITO
Y CENSURA
Federico escribe esta obra pensando en que
la primera actriz catalana Margarita Xirgu asumiera el rol de Bernarda. De
hecho, ella representó varias de sus obras, y existe la certeza de que la
actriz le pidió un papel de “mala” y Federico le prometió escribírselo. Pero el
autor muere sin lograr alcanzarle la obra terminada, ya que si bien había tenido algunas lecturas
en su tierra natal previas a la representación, Margarita Xirgu no se
encontraba en España cuando estalló la guerra civil, por hallarse en una gira
por Latinoamérica. Debido a sus ideas republicanas y de izquierda, la actriz nunca
pudo volver a España y vivió en el exilio en Latinoamérica hasta su muerte. Por
ello sacó ciudadanía uruguaya, y tuvo un papel importante en nuestro teatro
nacional y el Sodre. La casa de Bernarda
Alba llegó a las manos de la Xirgu en enero de 1945, nueve años después de la ejecución de
Federico, y en ese mismo año, el 8 de marzo, la estrena en Buenos Aires. Es un
éxito rotundo, y el público aplaude largo rato de pie en homenaje a la actriz y
al poeta asesinado.
Luego de este estreno póstumo, la obra se
convierte en un éxito tanto en Latinoamérica como en países europeos, por
ejemplo en Francia, donde Federico es uno de los autores más representados, aún
en el siglo XXI. Paradójicamente, y debido a las circunstancias históricas (la
dictadura franquista, que duró unos 50 años) en España su obra póstuma se
conoció tardíamente, pues se estableció una censura sobre toda la obra de
Federico, y si bien se hizo una puesta en escena en 1950, recién en 1964, bajo
la dirección de Juan Antonio Bardem, se realiza una representación que resulta
visible al público español. En adelante, de a poco, comenzó a abrirse un poco
la tenaza de la censura, permitiéndose paulatinamente el ingreso de sus obras
al público y lectores de España.
ASPECTOS
GENERALES DE LA OBRA
a) EL
TÍTULO-.
Emblemático,
epónimo y simbólico. Es epónimo porque menciona a la protagonista (Bernarda).
Pero además, esa casa mencionada es la locación de todas las acciones de la
obra, manteniéndose en este sentido dentro de los códigos aristotélicos
(respeta la unidad de lugar). Esa casa cerrada, de muros gruesos, y cuya
luminosidad pasa de blanquísima a blanca, y finalmente a blanca con tonos
azulados, es el dominio de Bernarda, su propiedad, el lugar donde ejerce su
poder tiránico, y así nos anticipa parte de la temática y conflicto de la
tragedia. Es, a su vez, un símbolo de ese autoritarismo opresor sobre sus
hijas.
b) GÉNERO
Y ESTRUCTURA-.
Federico
define a La casa de Bernarda Alba como un drama (“DRAMA DE MUJERES EN LOS
PUEBLOS DE ESPAÑA”), pero por sus características podemos señalar que la obra
es, dentro de la clasificación de obras dramáticas, una tragedia, ya que los
hechos principales son dolorosos, tristes, el final es funesto, y provoca
espanto y compasión en los espectadores. Dentro de su concepción trágica, el
autor incluye pasajes líricos y simbólicos, además de los dramáticos.
En
cuanto a su estructura, se divide en 3 actos, en los cuales no están numeradas
las escenas. A grandes rasgos, podemos definir que en el primer acto se
encuentra el planteo del conflicto, en el segundo el desarrollo, y en el
tercero ese desarrollo desemboca en el desenlace trágico. Desde este punto de
vista la obra también sostiene la estructura clásica aristotélica (existe una
acción principal, y se plantea, desarrolla y desenlaza el conflicto).
c) TEMAS-.
La
obra es muy rica en conceptos, y por tanto no existe un único tema. Sin embargo
existe un tema principal, vinculado con la protagonista y su antagonista: el
enfrentamiento entre la moral conservadora y autoritaria, representada por
Bernarda, y el deseo de libertad -en este caso a nivel sexual y afectivo-
representado por Adela, la hija menor de Bernarda.
Otros temas que aparecen son: la pasión (el
amor sensual); el rol de la mujer en la España de esa época; el clasismo y la
injusticia social; la honra; la confrontación entre realidad y apariencias; la
hipocresía; los celos y la envidia, etc.
d) LA
TRAMA-.
La
obra inicia con un diálogo entre dos empleadas de la casa (Poncia y una criada)
donde se informa que Bernarda y sus cinco hijas están en la misa por la muerte
del segundo marido de Bernarda. Esa circunstancia explica la partición de
bienes, en que la hija mayor, Angustias, de 39 años, por ser hija del primer
marido de Bernarda, queda rica, en tanto las otras cuatro hijas (Magdalena,
Amelia, Martirio y Adela, por orden de edad), a pesar de su posición social,
reciben mucho menos de herencia. La noticia llega al pueblo, y Angustias recibe el pedido
de matrimonio de un pretendiente, Pepe el Romano. Este hombre será una de las
piedras de discordia en la familia. Si bien nunca aparece en escena (este drama
incluye sólo personajes femeninos) es fundamental para el desarrollo del
conflicto. Se dice de él que tiene 25 años y es el mejor partido del lugar. Los
conflictos se encienden cuando por un lado Bernarda exige un luto cerrado de
ocho años (esto implicaba vestir rigurosamente de negro con vestidos muy
cubiertos, y estar encerradas en la casa hasta con las ventanas cerradas y sin
hacer vida social), y por otro las hermanas se enteran de la futura boda de
Angustias con un hombre guapo pero que no está enamorado de ella, sino que va a
casarse por interés económico. Ya en el planteo se vislumbra que Adela, la hija
menor de Bernarda, de 20 años, no está feliz con esas imposiciones. Es joven y
quiere disfrutar de su juventud, algo que el autor representa a través de dos
símbolos: el abanico que le ofrece a su madre, redondo y con flores de colores,
y el vestido verde que iba a estrenarse en su cumpleaños pero ya no podrá, por
lo cual se lo pone para pasearse en el gallinero. Pero el quiebre se produce
cuando se entera de la futura boda de su hermana mayor con Pepe el Romano. Más
adelante en la trama se informa que Pepe el Romano había estado cortejando
mediante misivas a Adela, sin embargo, cuando se realiza la partición de
bienes, optó por pedir la mano de la hermana más rica.
En el segundo acto el conflicto se
desarrolla a través de tres grandes discusiones: la primera entre Poncia y
Adela, ya que Poncia le sugiere a Adela que sabe lo que está haciendo (está
viéndose a escondidas con Pepe el Romano) y Adela la desafía; la segunda entre
Bernarda y sus hijas, centrándose en Martirio, ya que a Angustias le desaparece
el retrato de Pepe el Romano, y se descubre que Martirio lo tenía escondido en
su cama; y la tercera entre Martirio y Adela, donde Martirio revela que también
está enamorada de Pepe el Romano y que siente odio, envidia y celos por su
hermana porque Pepe, aunque vaya a casarse con Angustias, desea y quiere a
Adela, por lo cual Martirio la amenaza con contarle a su madre acerca de su
relación prohibida con el prometido de su hermana. En este acto se muestra cómo
Bernarda se engaña creyendo que tiene todo bajo control, y sin embargo, ocurren
muchas situaciones que escapan de su conocimiento, desde que Adela se convierte
en amante del prometido de Angustias, hasta la existencia de una guerra interna
entre las hermanas, apasionadas por el mismo hombre.
En el tercer acto el conflicto desenlaza.
Poncia le advierte a Bernarda que están ocurriendo situaciones que escapan de
su control y que debería rectificar el rumbo (da a entender que no es natural
que Pepe se case con Angustias por interés, y que en realidad debería casarse
con Adela), pero Bernarda se encierra con soberbia en su error y no quiere
escucharla. Por la noche se produce un nuevo enfrentamiento entre Adela y
Martirio, cuando ésta última se da cuenta que Adela está con Pepe en el
establo, y se genera un escándalo que levanta a todas las mujeres de la casa.
Adela se enfrenta a todas con mucha pasión, pero Bernarda pide la escopeta para
ahuyentar a Pepe el Romano, y cuando se escucha un disparo, Martirio entra
diciendo “¡Se acabó Pepe el Romano!”, haciéndole creer a Adela que su amor
había muerto. Adela corre, desesperada, a encerrarse en su cuarto. Bernarda le
exige a Adela que abra la puerta. Se escucha un golpe, y finalmente Poncia logra
entrar al dormitorio forzando la cerradura, y con un grito de horror, da a
entender que Adela se suicidó, llevándose la mano al cuello para sugerir que se
ahorcó. Ni aún en ese momento atroz Bernarda expresa tristeza o dolor, y fiel a
lo que le pedía a Magdalena en el primer acto (quien lloraba por la muerte de
su padre), no sólo no llora, sino que exige a sus hijas que no haya lágrimas.
Bernarda finaliza la obra declarando que su hija menor ha muerto virgen (algo
que no era cierto) y diciendo la misma palabra que al inicio: “¡Silencio!”.
e) LOS
SÍMBOLOS-.
El
símbolo es uno de los recursos que más emplea Federico en su obra, y La casa de
Bernarda Alba no es una excepción.
Encontramos una gran variedad de símbolos,
algunos asociados a un personaje determinado, otros que ilustran la esencia
trágica de la obra, o alguno de los temas que se desarrollan. Veamos los más
importantes:
·
La casa:
Es el sitio donde todo ocurre, pero también es el dominio de Bernarda, donde
ejerce su autoridad tiránica sobre sus hijas. En ella se reflejan sus
obsesiones: la blancura se vincula con el honor, la limpieza, la imagen que
quiere mostrar; los muros gruesos con su deseo de alejar a los ajenos de su
intimidad con la intención de preservar sus secretos oscuros, y más aún con su
autoridad asfixiante, especialmente sobre sus hijas, a quienes domina, reprime,
y encierra, también con esos 8 años de luto cerrado que al inicio de la obra
mandata deberán cumplir, y que en el desenlace, ante el suicidio de Adela, se
convertirán en “un mar de luto” en el que todas se hundirán. Esa casa termina
siendo una cárcel o una especie de convento cerrado para las hijas de Bernarda.
En la simbología tradicional, una casa suele representar a la mujer, lo
femenino, y en este matriarcado sólo aparecen mujeres.
·
Los colores:
Federico, llevado por su espíritu vanguardista, emplea los colores de manera
intencional y extrema, con la intención de dejar sensaciones, impresiones,
generar un impacto emocional. EL BLANCO: Uno de sus recursos vinculados con el
color se asocia con la casa, sobre lo cual se informa en la acotación inicial: “Habitación blanquísima del interior de la
casa de Bernarda”, pero este color blanco vinculado con la pureza e
indirectamente con la virginidad, se va oscureciendo a medida que la obra
transcurre, y ya en la acotación inicial del segundo acto, se habla de “Habitación blanca”, para finalizar en
la acotación inicial del tercer y último acto afirmando “Cuatro paredes blancas ligeramente azuladas del patio interior de la
casa de Bernarda”. O sea, el blanco se degrada, se oscurece, vinculado sin
duda no sólo con la derrota de la protagonista en su intento de dejar la imagen
de una honra inmaculada, sino también con los sucesos cada vez más trágicos que
ocurren en su hogar. También es blanco el caballo garañón, que en el tercer
acto aparece como símbolo de la pasión y el deseo sexual, así como la luna. EL
NEGRO: es el color predominante en la obra y está asociado con el luto, la
ausencia de alegría y de vida, y la tragedia que se desarrollará en la obra.
Tanto Bernarda como sus hijas visten de riguroso luto durante toda la obra, y
al inicio, el autor menciona, hiperbólicamente, que entraron a la casa
doscientas mujeres vestidas de luto, “con
pañuelos, grandes faldas y abanicos negros”. EL VERDE: En la obra total de
Federico este color tiene varios significados, a veces contradictorios entre
sí, pues tanto representa la naturaleza y su vitalidad, o la esperanza, como la
muerte. Esa unión de significados la vemos tanto en el abanico que Adela entrega
a su madre como en el vestido que pensaba estrenarse en su cumpleaños, pero que
debido al luto que deberá guardar por la muerte de su padre, no podrá usar.
·
El bastón de Bernarda:
El bastón en el que Bernarda se sostiene es un símbolo de su autoridad. Basado
en la tradicional significación de mando, recuerda el cayado del pastor y el
cetro de los reyes. Bernarda lo emplea tanto para sostenerse como para
castigar. Por ese motivo la acción de Adela en el último acto reviste tanta
importancia simbólica: la rebelde, la que desea gozar de su vida y ser libre, “arrebata el bastón a su madre y lo parte en
dos”. La autoridad inflexible de Bernarda se quebranta por la pasión de
Adela.
·
El abanico redondo y el vestido verde
de Adela: Estos elementos representan la vitalidad y el deseo
pasional de Adela de ser libre y gozar de su juventud y de su cuerpo. Cuando
Bernarda le pide un abanico, se indica que Adela le alcanza uno “redondo con flores rojas y verdes”, y
Bernarda lo tira al suelo y le exige que aprenda a respetar el luto de su
padre. Luego nos enteramos que Adela se ha puesto un vestido verde que pensaba
estrenar en su cumpleaños para pasearse en el gallinero con él. Ese vestido
refleja su ímpetu juvenil y vital, la fuerza de su pasión, pero también es un anuncio
de su muerte. Ambos elementos anticipan su rol como antagonista, su actitud
transgresora del orden que pretende imponer su madre.
·
El calor, la sed:
El autor ubica los hechos en verano, un verano particularmente caluroso. Ese
calor que las agobia y asfixia en tanto deben estar encerradas en la casa y
vestidas con pesados vestidos largos y cubiertos para cumplir el luto, así como
la sed constante que tienen (se habla también de beber agua varias veces)
representa simbólicamente las ansias de esas mujeres que ven pasar sus vidas
sin poder gozar por causa de los mandatos férreos de su madre. Esa pasión
reprimida se desboca en el personaje de Adela.
Otros símbolos: los nombres de los
personajes fueron elegidos con intención (Bernarda significa “con la fuerza de
un oso”, Adela “noble”, Angustias, Martirio y Magdalena se vinculan con el
sufrimiento y el llanto, Amelia con la falta de miel o dulzura; el anillo de
perlas que Pepe el Romano entrega a Angustias como muestra de su compromiso,
representa las lágrimas; la oveja que trae María Josefa tiene connotaciones
bíblicas y alude a Jesucristo crucificado y por tanto al sacrificio de Adela,
así como la corona de espinas que ésta menciona; la sal que se derrama en el
último acto augura desgracia; la luna aparece mucho en el universo poético
lorquiano, y es un símbolo del erotismo y la pasión, pero también de la muerte,
etc.
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