sábado, 31 de julio de 2021

TEATRO DEL ABSURDO

 

TEATRO DEL ABSURDO



Denominación, definición y contexto histórico-.

   El Teatro del Absurdo es una de las tendencias más extremas del teatro del siglo XX en cuanto al quiebre del modelo aristotélico.  No se puede definir como movimiento ni escuela, ya que no hubo una acción coordinada voluntariamente por parte de los autores a los que se etiqueta bajo esa denominación.

   De hecho, la expresión “teatro del absurdo” se lee por primera vez en el año 1962, acuñada por el crítico teatral británico MARTIN ESSLIN, quien de esta manera define a ciertos dramaturgos que ya escribían en la década de los 50, fundamentalmente en Francia, y cuyas obras reaccionaban contra los conceptos tradicionales del teatro occidental. O sea que la denominación surge más de una década después de que se produjera el apogeo de esta tendencia, lo cual confirma que no son ni escuela ni movimiento.

(MARTIN ESSLIN)


   Según Esslin: “El Teatro del Absurdo consiste en expresar el sentido del sinsentido de la condición humana, así como lo inútil del pensamiento racional, proponiendo un abandono absoluto de la razón.”

   Y también señala que es “la aplicación dramática, en términos absurdos, de los principios del existencialismo”.

  ABSURDO proviene del latín absurdus (fuera de tono), es aquello que no tiene sentido o que es contrario y opuesto a la razón. También refiere a lo extravagante, irracional, arbitrario, disparatado y contradictorio. El filósofo español Ferrater Mora expresa que absurdo es lo que se aparta del sentido común.

   El hombre en su vida cotidiana se enfrenta permanentemente a lo absurdo de la existencia, y en el transcurrir de los siglos, hubo autores que tomaron conciencia de ello y lo manifestaron en sus obras. Estos cuestionamientos metafísicos hicieron eclosión en el siglo XX, debido en gran parte a la crisis de la primera parte de ese siglo, donde hubo guerras apocalípticas con amenazas de extinción humana, experiencias espaciales, tecnologías que permitieron comunicaciones antes impensadas, provocando grandes inseguridades e incertidumbres en el ser humano.

   De todo esto surge la visión filosófica existencialista con su concepción de la absurdidad de la vida y del mundo. Al considerar que la existencia precede a la esencia, es decir, que no hay un sentido previo a la existencia, puesto que la figura de Dios desaparece, y el ser humano es un continuo hacerse a sí mismo, lo que hay es un sinsentido de la existencia, el sinsentido de haber sido arrojado al mundo en un acto gratuito, sin objeto, y por tanto, irracional y absurdo. El ser humano sólo existe en ejercicio de su libertad, aunque le duela, y debe continuar eligiendo, haciéndose a sí mismo en medio de la angustia de la soledad y el desamparo, y de la conciencia de ser-para-la-muerte. Dijo Sartre: “Es absurdo que hayamos nacido, y es absurdo que muramos”.  Y Camus: “Si el universo no puede ser completamente explicado en términos racionales, entonces hemos de resignarnos y admitir honestamente que el universo es absurdo.”

   Esta visión surge del mismo contexto histórico que el Teatro del Absurdo, e influye sobre los dramaturgos que fueron comprendidos dentro de esta tendencia, tales como ADAMOV, BECKETT y GENET, además de IONESCO.

(ARTHUR ADAMOV)

¿Por qué estos escritores, sin conocerse entre sí, sin reunirse ni acordar reglas ni objetivos, coinciden de tal manera en su escritura, al punto de ser etiquetados por Esslin bajo una misma tendencia? Se explica por su contexto cultural. Estas obras surgen luego de la experiencia traumática de la Segunda Guerra Mundial y la ocupación nazi de Francia, y proceden de individuos que fueron considerados marginales por diversos motivos: Genet por situaciones biográficas como la orfandad, la homosexualidad, el haber sido condenado a la cárcel varias veces; Adamov (armenio-ruso), Beckett (irlandés) y Ionesco (rumano) fueron extranjeros en Francia, y escribieron su obra en una lengua que no era la materna. 

(SAMUEL BECKETT)


   Esslin señala que cada uno de los autores de esta tendencia “tiene sus propias raíces, fuentes y trasfondo. Si además se aprecia con claridad lo que tienen en común, es porque su trabajo refleja sensiblemente las preocupaciones y ansiedades, las emociones y el pensamiento de muchos de sus contemporáneos del mundo occidental.” En definitiva, sugiere que existía en ese tiempo, fruto del contexto, una sensación en la gente -sobre todo europea-, de descontento por absurdidad del mundo que los rodeaba. Y esa sensación quizás no era consciente racionalmente, pero sí emocionalmente, y fue lo que alimentó esta tendencia dramática, y de lo que formaron parte estos dramaturgos como personas, como ciudadanos europeos, sólo que ellos sí lo racionalizaron y lo expusieron mediante su obra dramática.

 

(JEAN GENET)

   Heredero de las Vanguardias y del Existencialismo, el Teatro del Absurdo refleja la crisis social, cultural y artística de su tiempo. Su base teórica podemos encontrarla en Antonin Artaud y su teatro de la crueldad, y en Bertolt Brecht con su noción de efecto alienante. Su base cómica procede del cine: Chaplin, Stan y Laurel, los Hermanos Marx, Buster Keaton.

 

(EUGÈNE IONESCO)

   Esta tendencia, sin ser escuela ni movimiento, también se manifestó en otros puntos del planeta, como por ejemplo en España, con dramaturgos tan importantes como Fernando Arrabal y Miguel Mihura. En América también halló adeptos. En nuestro país podemos mencionar a Leo Maslíah, con obras como Democracia en el Bar o El zapato indómito.

 

Características; el Antiteatro-.

   Si bien el término “Antiteatro” suele aplicarse en general a las obras dramáticas vanguardistas del siglo XX, que comparten una actitud crítica e irónica frente a la tradición aristotélica, de manera más estricta se aplica a la obra de Ionesco, quien en 1950 coloca la denominación “anti-obra” (anti-pièce) al frente de su primer pieza, La cantante calva. De hecho, la actitud contestataria es esencial en cualquier obra de Teatro del Absurdo, pues cada una de sus características es una transgresión de las reglas.

   Algunas de estas características son:

*Procesos de despersonalización y extrañeza para desmontar estructuras del lenguaje, la lógica y la conciencia convencionales.

*Colocan al espectador en situaciones límite, sorprendentes e irracionales.

*Dan trascendencia a lo intrascendente, y viceversa.

*Cuestionan códigos establecidos, como el lenguaje, el tiempo, los códigos teatrales, los valores sociales, etc.

*El lenguaje: palabras y acciones son contradictorias (el mundo no tiene sentido); diálogos repetitivos o discontinuados; diálogos que en realidad son monólogos; repetición de palabras; juegos de palabras; contradicciones; uso de onomatopeyas; uso de lenguas extranjeras.

*Cuestionan presupuestos del código teatral, en los personajes (cambio de sexo y personalidad, pérdida de identidad, conductas incongruentes, ilógicas, visión antipsicologista del dramaturgo), la acción (negación de la acción, trama circular, incoherencia entre acciones y parlamentos) y elementos escenográficos (exceso de objetos o reducción al mínimo, animación de objetos, diálogos entre bastidores), así como el nivel discursivo, ya visto en el ítem del lenguaje.

*El tiempo: supresión de la cronología, discronía, circularidad, efecto espejo.

*Lo onírico, a veces cómico, otras pesadillesco.

*Lo tragicómico.

*Lo grotesco.

*Espíritu lúdico.

 

Principales temas-.

   Básicamente son los temas que importan al Existencialismo. Las obras de Teatro del Absurdo se centran en aspectos conflictivos y críticos de la existencia y de la sociedad, como la soledad, el sinsentido de todo, la incomunicación, la vida como burla trágica o grotesca (el hombre perdido en un mundo absurdo, su angustia ante la nada), la incoherencia entre acciones y discursos, el fracaso y la absurda esperanza, la libertad o la ausencia de la misma, el cuestionamiento en general de códigos sociales arbitrarios y opresivos, etc.

 




 

 

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