martes, 1 de diciembre de 2020

LA DIVINA COMEDIA, de DANTE ALIGHIERI

 LA DIVINA COMEDIA, DE DANTE ALIGHIERI-.



Generalidades sobre Edad Media.-

   La Edad Media abarca un milenio: desde la caída del Imperio Romano de Occidente (invasiones germánicas en 476 DC, siglo V) hasta la caída del Imperio Bizantino o Romano de Oriente (caída de Constantinopla en manos turcas en 1453, siglo XV). La denominación de “Media” es despectiva, dando a entender que fue un período histórico poco importante en comparación con el anterior (Antigüedad grecolatina) y con el posterior (Renacimiento), dando a entender con la denominación "media", que simplemente estuvo entre medio de dos etapas históricas y culturales importantes, ya que durante varios siglos se consideró a la Edad Media como una larga etapa de oscurantismo intelectual, por oposición al esplendor de la Antigüedad y el Renacimiento.

   Se reconoce a este período histórico como TEOCÉNTRICO, significando este vocablo, derivado de TEOCENTRISMO, que el centro del universo, del mundo y de toda actividad humana es Dios, a diferencia del Renacimiento, al que se define como ANTROPOCÉNTRICO, derivado de ANTROPOCENTRISMO, o sea, que el centro y la medida de todas las cosas es el ser humano. El Teocentrismo está asociado al gran peso que tuvo la Iglesia Católica como institución, y por tanto, la fe religiosa en la Edad Media, lo cual influyó tanto en conductas individuales como sociales. Esto también incide en la manera de crear y entender lo artístico literario, en la inspiración y los temas, ya que cuando el arte y la literatura no desarrollan temas religiosos directamente, se espera de ellos que tengan un alcance didáctico, y difundan mensajes morales acordes con la visión cristiana.

   Esta época tan extensa se divide en dos grandes períodos: la Alta Edad Media (del siglo V al XI) y la Baja Edad Media (del XII al XV).

   La ALTA EDAD MEDIA es la que dio a la Edad Media en su totalidad la fama de oscurantismo, debido a varios factores. Por ejemplo, el 99% de la población era analfabeta, y la ignorancia generalizada fue causa de comportamientos irracionales (como llevar a la hoguera o someter a otros tormentos a determinadas personas por tener ciertos conocimientos, acusándolos de brujería); a esto se le agrega el predominio de una visión pesimista, que condujo al rechazo de los cambios y el progreso. San Agustín (teólogo del siglo V) considera al hombre un ser imperfecto por naturaleza, salvado únicamente por la gracia divina, que elige a unos pocos, en tanto la inmensa mayoría será condenada a las llamas del infierno. El derrumbe de las estructuras del imperio Romano, la amenaza de los bárbaros y la supremacía religiosa del cristianismo, que enfatizaba la preeminencia de la vida ultra terrenal sobre la terrenal, genera la imagen de un hombre que se siente culpable de ser humano, y que está convencido de que todo se derrumba y pierde. Así, se busca conservar fielmente lo antiguo y tradicional. Los valores supremos no se ponen en tela de juicio y se encuentran preservados en formas eternamente válidas, y sería pecado de orgullo poner en duda esas formas y pretender cambiarlas. En consonancia a estos conceptos, en la arquitectura se impone el estilo ROMÁNICO, con edificios de gruesas paredes y escasas aberturas, que aluden a un hombre encerrado, temeroso de lo externo y agobiado por la presencia de un dios distante y duro.

   LA BAJA EDAD MEDIA implica un renacer en todos los planos de la actividad humana. Santo Tomás de Aquino, máximo representante del pensamiento religioso de ese tiempo, confiaba en la posibilidad del hombre de comprender las verdades mediante la razón, y planteaba que Dios tenía un plan para salvar a la humanidad. El culto a la Virgen María pasa a un primer plano y se la ve como intermediaria entre el hombre y Dios, destacándose el aspecto más sensible de la fe, con sentimientos tales como el amor, la piedad y la esperanza. Estos aspectos y otros vinculados con el pensamiento de la época son el germen de la apertura mental e intelectual que sobrevendrá durante el Renacimiento. El ser humano, sin olvidar la posibilidad de los castigos en el más allá, siente que debe disfrutar de esta vida, planteada como digna de ser vivida. En el plano arquitectónico aparece el estilo gótico. Las catedrales se lanzan a la búsqueda de las alturas con sus elevadas torres terminadas en agujas; los muros se adelgazan, y por las múltiples ventanas la luz entra a raudales. Se pasa del castillo rodeado por gruesas murallas, al palacio donde el confort y el lujo predominan, y la riqueza comienza a trasladarse del campo a la ciudad.


La situación particular de Italia.-

   Por razones históricas y geográficas, la península Itálica no experimenta el mismo proceso que el resto de Europa. Allí no surge el feudalismo (propio de la economía agrícola; señor –vasallo – siervo), sino que se desarrollan ciudades –estado independientes, con gran actividad comercial. Por esta razón no existe un héroe nacional sobre cuyas hazañas se realice un Cantar de Gesta, como el Cid Campeador en España, o Roland y Carlomagno en Francia. Los poetas se dividen entre los que se manifiestan fieles al latín (una minoría culta) y los que siguen la moda francesa de los trovadores, componiendo en francés, provenzal y luego en dialectos romances itálicos.

   Esas ciudades –estado eran gobernadas por príncipes contrarios a la influencia del clero, por lo cual se produce un enfrentamiento entre éstos y la Iglesia. En el sur (Nápoles) el poder lo tenían los Anjou, y en el centro (Roma) el poder lo tenía el Papado. Pero el norte (Florencia, lugar de nacimiento de Dante Alighieri) estaba dividido en partidos: el güelfo (papal) que se subdividía en blancos y negros, y el gibelino (imperial). Las discrepancias entre blancos y negros condujeron a que los blancos se aliaran a los gibelinos. Dante perteneció al sector blanco del partido güelfo, en cuyas filas militó y luchó, hasta que se decepcionó y pasó a integrar el partido gibelino. Cuando los güelfos vencen en Florencia, Dante es expulsado de la ciudad.

   Hacia el siglo XV, ciertas ciudades y personajes importantes alcanzan especial relieve, preparando lo que sería el brillo y predominio cultural de la península Itálica durante el Renacimiento: en Florencia, destaca la familia Medici, particularmente Lorenzo el Magnífico, protector de sabios y artistas; en Milán, lo hacen los Visconti primero y luego los Sforza.


Algunas manifestaciones literarias en la Edad Media.-

Cantares de Gesta. En los siglos X y XI, con la consolidación de las lenguas nacionales, aparecen las epopeyas o Cantares de Gesta, poemas épicos que narran las hazañas de héroes nacionales. Son testimonio del feudalismo y del espíritu guerrero de la nobleza feudal. En España, por ejemplo, aparece El Cantar del Mío Cid, que da lugar luego a los romances épicos y caballerescos, en Francia encontramos La Chanson de Roland, etc. El concepto de héroe estaba vinculado con un nivel social (la nobleza) y la demostración masculina de coraje, destreza y energía física, además de tener una moral elevada y consecuente con los valores cristianos. Estos caballeros luchaban por el honor y la fama.

 Poesía trovadoresca provenzal. A fines del siglo XI surge en el sur de Francia, en Provenza, una poesía en lengua romance que será el punto de partida de toda la lírica europea. Sus creadores son los trovadores, palabra que proviene de “trovar” (encontrar), ya que “encontraban” tanto la música como la letra. Los trovadores eran nobles, pero en general de la baja nobleza, profesionales que vivían de componer y a veces de cantar. Sin embargo, también hubo reyes y grandes señores que cultivaron la poesía como un adorno del espíritu o con objetivos políticos. Siempre eran personas  con estudios musicales y literarios.

   Estos poemas podían ser amorosos (“cansós”), satíricos o elegíacos. Las cansós cantan el amor cortés, denominado así porque sus protagonistas pertenecían a la corte, o sea, a la nobleza. El amor cortés eleva la imagen de la mujer, estableciendo un paralelismo entre el contrato feudal y la relación amorosa, colocándose el hombre en la situación de enamorado –vasallo de la dama –señora.  El lenguaje empleado es propio del léxico feudal, por eso a la dama se le llama “midons”, y el verbo “servir” se emplea como sinónimo de “amar”.

   Ese amor era imposible, lo cual llevaba a la idealización de la amada, pero no estamos frente a una visión platónica: la dama en general era casada. Al realizarse los matrimonios por conveniencia en aquella época, amor y matrimonio solían ser incompatibles, y el amor adúltero exigía el prudente secreto. Por esto el verdadero nombre de la amada se esconde tras un seudónimo, para proteger el honor de la mujer y la vida del trovador de los celos del marido. El amor es virtud, implica la perfección ética del enamorado. Otros motivos por los cuales se tornaba imposible el vínculo entre enamorado y amada, eran la ausencia, muerte y/o indiferencia por parte de la señora. Esto provoca expresiones líricas de tristeza, dolor y nostalgia.

   Si bien algunos trovadores cantaban, mayoritariamente quienes interpretaban eran los juglares, quienes eran músicos y cantantes y viajaban constantemente de un lugar a otro para sobrevivir. Esta música culta se dirigía a un público noble. Para el pueblo, en cambio, el repertorio incluía cantares de gesta, leyendas clásicas, historias de santos, etc.


Dolce Stil Novo.-

   Como en la península Itálica no se desarrolló el feudalismo debido a sus características geográficas (zonas montañosas y amplias costas, lo cual llevó al predominio de actividades de navegación y comerciales), el amor cortés al estilo provenzal no se dio, pero sí hubo otro estilo de poesía amatoria que tuvo como base la poesía de los trovadores franceses. Ingresa a la corte en Sicilia (sur de Italia), y luego pasa a Bologna, donde el poeta Guido Guinizelli compone lo que se considera el himno del movimiento: “Al cor gentil rempaira sempre amore” ("Al corazón gentil regresa siempre amor"), expresando que el amor y el corazón gentil van unidos siempre. Las rimas de Guinizelli son la inspiración para que varios jóvenes poetas de la Toscana -entre ellos Dante Alighieri- desarrollen este estilo.

   La denominación “Dolce Stil Novo” la creó siglos después un crítico literario del siglo XIX, Francesco de Sanctis, y la tomó de un verso de Dante que aparece en el Purgatorio de La Divina Comedia, Canto XXIV: “di qua dal dolce stil novo ch'i' odo” (“del dulce estilo nuevo que yo oigo”). Además de Guinizelli y Dante, otros stilnovistas importantes fueron Guido Cavalcanti y Cino da Pistoia, quienes constituyeron el grupo de Florencia. Dante no sólo muestra rasgos stilnovistas en La Divina Comedia, sino también en un libro dedicado enteramente a su musa inspiradora, Beatrice Portinari, denominado La vita nuova.

   Desde el punto de vista estilístico, el Dolce Stil presenta composiciones refinadas como la poesía trovadoresca provenzal, pero mucho más suaves y claras, de una belleza pura y accesible al lector. El poema debe expresar sentimiento y sinceridad, pero debe ser fruto de la reflexión sobre el sentimiento, anteponiendo lo intelectual a lo pasional. Las composiciones preferidas fueron el soneto y la canción. La lengua empleada es el toscano, mucho más musical y emotiva que el culto latín.

   Así como la poesía trovadoresca provenzal canta el amor cortés, el Dolce Stil Novo canta el amor gentil. La palabra “gentil” viene de gente, o sea que no se limita a una clase social, como ocurría en el amor cortés con la nobleza. La gentileza a la que aluden se refiere a la nobleza espiritual, a la belleza interior, y este término se aplica a los enamorados. Quien es naturalmente noble y bondadoso posee un corazón gentil. El “cuore gentile” es la residencia natural del amor. La nobleza deja de ser la que se hereda por sangre, vinculada con la aristocracia, para tomar un valor más espiritual, asociada con virtudes morales. Esto se corresponde con la realidad social de la península Itálica, donde la burguesía era el grupo más poderoso.

   En el amor cortés se daba el servil homenaje del amante indigno a la amante altiva, distante; el amor gentil idealiza aún más, de tal manera que se mezcla lo amoroso con lo religioso: el corazón enamorado otorga a la amada un valor místico que la convierte en la mediadora entre el hombre y Dios. Se habla entonces de la donna angelicata (mujer angelical), quien predispone al enamorado al bien. La idealización de la dama en el amor cortés se daba por considerar a la amada imposible de alcanzar, mientras que en el amor gentil se la deifica, se la eleva a la categoría de algo sagrado (sacralización). Frente a esta mujer ángel el enamorado queda deslumbrado, extasiado en su contemplación. Por eso se exalta todo lo que refleja ese sentimiento de adoración y no lo carnal, que sería pecaminoso. La donna angelicata y el amor se convierten en la vía de salvación del alma, elevando espiritualmente al enamorado, acercándolo a Dios.

   A este proceso literario le acompaña en el aspecto religioso un aumento de la santidad femenina, exteriorizado por una modificación en el culto, que hace mayor hincapié en la imagen de la Virgen María (cultos marianos). Teológicamente comenzó a afirmarse que la mujer era superior al hombre, ya que para tentarla fue necesario un demonio (la serpiente), en tanto el hombre fue tentado por otro ser humano (una mujer), según el Génesis de la Biblia.


LA DIVINA COMEDIA.-


   Dante Alighieri, nacido en Florencia en 1265, y fallecido en Ravena en 1321, fue poeta y político, y dominó muchas otras ramas del saber, constituyéndose en una figura señera para la cultura italiana y occidental debido a su máxima creación, La Divina Comedia, obra a la cual el autor tituló Commedia, no por su género, sino porque comienza en el llanto y finaliza en la suprema alegría (alude al trayecto Infierno –Purgatorio –Paraíso). Pero debido a su calidad literaria y al tenor religioso de la obra, Ludovico Dolce la imprime en 1555 como “Divina Comedia”, y así también la había adjetivado Bocaccio unos 50 años después de la muerte de Dante, subsistiendo esa denominación hasta nuestros días.

   Habría sido creada en el período de entre 1307 -1308, hasta 1321, supuestamente, pero en la ficción, el inicio del trayecto del protagonista se ubica el viernes santo de 1300.

   Esta epopeya cristiana es un compendio de las costumbres, creencias y valores de la Edad Media, aderezada con algunos elementos humanistas, anticipatorios de lo que sería el Renacimiento. Desde el punto de vista genérico, es un poema épico –lírico con valor alegórico.

   Épico: es un relato en verso donde se narran las hazañas de un héroe, que es Dante personaje, quien representa a la humanidad. Por esto, por su extensión, y por su mezcla de realismo con fantasía es que lo denominamos epopeya. Lo diferente a las epopeyas tradicionales es que en la Divina Comedia el relato se realiza en primera persona.

   Lírico: la obra tiene lenguaje poético, y la expresión de emociones es constante, así como la actitud subjetiva.

   Alegoría: la obra en su totalidad constituye una alegoría, en el sentido de que es un encadenamiento de metáforas en torno a una idea central, y es la representación de una idea abstracta (moral, religiosa, etc) a través de algo sensorial. En un sentido literal, Dante relata el viaje imaginario de un hombre (Dante personaje) por los reinos de ultratumba según la concepción cristiana medieval, hasta alcanzar la visión de la divinidad. Esto constituye la trama o argumento. Pero en un sentido simbólico, se representa el viaje interior del ser humano en su lucha contra el mal y sus pecados. Los reinos de ultratumba plasman de manera sensible los estados en los que el hombre puede encontrarse en la vida terrenal: el Infierno representa el mal y el vicio; el Purgatorio es el pasaje del pecado a la virtud mediante el arrepentimiento y la penitencia; y el Paraíso es el bien y la virtud, y la meta a alcanzar para el alma. Este intento del ser humano de salvar su alma constituye el tema principal de la obra. Además de esta dimensión religiosa, no debemos olvidar que Dante también concedió gran importancia a la política en su vida, y esto se refleja en su obra máxima, por esta razón muchos críticos literarios también señalan alusiones a la política de su tiempo en muchos pasajes del texto.

   La obra está escrita en toscano (lengua romance vulgar) debido a la intención didáctica del autor, pues de esa manera muchos más podrían leerla, ya que el latín estaba reservado sólo para una elite. Esa función didáctica y moralizante es típica de la literatura medieval. Para Dante, la poesía es un vehículo superior de conocimiento. No escribió sólo para entretener, sino sobre todo para que sus lectores abrieran los ojos a las verdades divinas y salvaran sus almas. El estilo retórico agradable y la trama atrapante eran medios para conseguir la atención y el mejor aprendizaje de sus lectores.

   Finalmente, es importante destacar que esta obra de Dante es un nuevo homenaje a Beatrice Portinari, su donna angelicata, quien habría muerto a los 23 años, y a quien ubica en el Paraíso, entre las almas bienaventuradas.

 

Estructura de la obra.-

   Este extenso poema está dividido en tres Cánticas, que se titulan como cada uno de los reinos que visita el protagonista: Infierno, Purgatorio y Paraíso, en ese orden. El Canto I es una introducción, el planteo de la obra, y está incluido en la Cántica del Infierno, que cuenta con 33 Cantos más. La Cántica del Purgatorio consta de 33 Cantos, al igual que la del Paraíso, haciendo así una totalidad de 100 Cantos en la obra.

   Por otra parte, el poema está escrito en tercetos endecasílabos con rima encadenada llamada la terza rima, ya que cada terminación se repite 3 veces.

   Nada de esto es casual: Dante creó su obra de esta manera porque otorga al número 3 un valor simbólico y cabalístico, ya que representa a la Santísima Trinidad, uno de los misterios dogmáticos de la religión cristiana católica, en que Dios es uno, pero trino (porque posee tres personalidades: Padre, Hijo y Espíritu Santo). El 1 representa a Dios, el 0 al infinito, y el 10 se consideraba el número perfecto, al igual que su múltiplo 100 (10x10). También aparecen los múltiplos de 3, por ejemplo en las divisiones de los Reinos, ya que los círculos infernales son 9, 9 las terrazas del Purgatorio, y en el Paraíso hay 9 cielos.

   En esta construcción retórica Dante observa las reglas de la simetría con precisión matemática, como ya se ha notado por lo antes explicado, pero también en otros aspectos. Por ejemplo, Lucifer se encuentra en el vértice del Infierno, el árbol del bien y del mal está en el centro del Paraíso Terrenal (Purgatorio) y Dios en el centro del Empíreo, las 3 Cánticas finalizan con la palabra “estrellas”, etc.


EL INFIERNO.-



Dante describe a este reino como un cono invertido, formado por la caída de Lucifer al ser derrotado por Dios en su lucha rebelde. La entrada se ubica debajo de la ciudad de Jerusalén, y el vértice en el centro de la Tierra. El castigo que cada alma pecadora recibe se relaciona simbólicamente con el pecado cometido en vida, por semejanza o por oposición (a esto se le denomina "contrapaso"). El alma mantiene cierta corporeidad en tanto conserva la forma que tenía el cuerpo en vida y siente dolor bajo tormento. Quien cae en el Infierno lo hace por no usar adecuadamente el intelecto, la razón, cualidad que Dios otorgó al humano para elegir entre el bien y el mal (libre albedrío). A medida que se desciende hacia el centro de la Tierra, el espacio es más reducido, el pecado más grave, y por tanto el castigo es más severo. En su intención didáctica, Dante incluye en su Infierno a personajes célebres, tanto de la historia, como de la mitología y la literatura, suponiendo que esto impulsará a la reflexión al lector común.

   La atmósfera general del Infierno es terrible: oscuridad eterna (por la ausencia de Dios), temperaturas extremas reflejadas en las llamas o el hielo, humo, olores fétidos, gritos de sufrimiento y desesperación, insultos, visiones repugnantes o aterradoras (monstruos y demonios, suplicios atroces) y dolor eterno debido a los castigos. A medida que se desciende, lo terrible se intensifica. En el Canto I Virgilio se lo anticipa a Dante, y en el Canto III, la inscripción de la puerta de entrada resume lo que se hallará allí dentro:

“Per me si va nella cittá dolente,                 (Por mí se va a la ciudad doliente,

per me si va nell’eterno dolore,                   por mí se va al eterno dolor,

per me si va tra la perduta gente.               por mí se va tras la perdida gente.

 

Giustizia mosse il mio Alto Fattore:             La Justicia movió a mi Alto Hacedor:

feceme la Divina Potestate,                        me hicieron la Divina Potestad,

la Somma Sapienza e’l Primo Amore.        la Suma Sabiduría y el Primer Amor.

 

Dinanzi a me non fuor cose create             Antes de mí no hubo cosa creada

se non etterne, e io etterna duro.              si no lo eterno, y yo eternamente duro.

Lasciate ogni speranza, voi ch’entrate.”    Dejad toda esperanza, ustedes que entran.)

   La estructura incluye una puerta de entrada, un vestíbulo (denominado de los indiferentes), y atravesando el río Aqueronte en la barca de Caronte se llega al Alto Infierno, constituido por 5 círculos donde son castigados los pecadores por incontinencia. Luego se entra por la Laguna Estigia a la llamada ciudad de Dite, cuyas murallas y torres rojas son custodiadas por ángeles caídos. Dentro de la ciudad, en lo que sería el Bajo Infierno (círculo sexto al noveno) se encuentran los castigados por malicia, aunque hay autores que señalan que los herejes y violentos (sexto y séptimo círculos) en realidad son pecadores por bestialidad. Separa al sexto del séptimo círculo un barranco. El séptimo círculo se divide en 3 recintos. Entre el séptimo y el octavo círculo hay un abismo. El octavo círculo se encuentra en un sitio denominado Malebolge (fosas malditas), dividido en 10 fosos. Entre el octavo y el noveno círculo hay un foso donde son castigados los gigantes. El noveno círculo, dividido en cuatro recintos, está en el fondo del cono, que constituye su vértice, donde Lucifer está castigando y siendo castigado en el sitio más estrecho y helado.

   Veamos con más detalle la división en Alto y Bajo Infierno:

1-      ALTO INFIERNO.

a)      Vestíbulo de los Ignavos o Indiferentes. Castigo: una muchedumbre corre detrás de una bandera. Los condenados están desnudos y descalzos, y son aguijoneados por moscas y avispas, manando sangre, sudor y lágrimas hasta caer al suelo, donde hay asquerosos gusanos. Pecadores: ángeles que no integraron la rebelión, pero tampoco lucharon a favor de Dios, y “aquel que por cobardía hizo la gran renuncia” (se duda si es Poncio Pilatos o el Papa Celestino V), gente indiferente en general.

-Río Aqueronte, barquero Caronte-

b)     Primer Círculo: el Limbo. Castigo: el deseo sin esperanza de ver a Dios. Pecadores: no bautizados, gente virtuosa pero que no adoró al Dios verdadero. Se encuentran allí grandes poetas y filósofos de la Antigüedad, como Homero, Horacio, Aristóteles, Platón, Sócrates, y héroes como Héctor, Eneas o César. Éste es el lugar donde pasa la eternidad el alma de Virgilio, el primer guía de Dante personaje en su viaje.

c)      Segundo Círculo: los Lujuriosos. Castigo: ser arrastrados por un torbellino que los golpea entre sí y contra las paredes, sin orden ni reposo. Minos, convertido en un ser monstruoso, juzga a las almas. Pecadores: Semíramis, Cleopatra, Helena, Aquiles, Paris, Tristán, etc. Paolo y Francesca aparecen como los personajes destacados del círculo, con quienes Dante dialoga.

d)     Tercer Círculo: los Glotones. Castigo: granizo, agua negruzca y espesa, nieve sin cesar, que produce un fango repugnante y fétido donde están inmersos los condenados. El monstruo Cerbero los desgarra y descuartiza con sus uñas, y los aturde con sus ladridos. Pecadores: Ciacco.

e)      Cuarto Círculo: Avaros y Pródigos. Castigo: en dos filas frente a frente, se lanzan un gran peso unos a otros, increpándose: ¿Por qué guardas? (los pródigos a los avaros), y ¿Por qué derrochas? (avaros a pródigos). Los avaros están pelados, y los pródigos con los puños cerrados. Pecadores: sólo menciona a Plutón como demonio guardián, los demás, debido a sus faltas en vida, se ven oscuros, deformados, irreconocibles.

-Laguna Estigia, barquero Flegias-

f)       Quinto Círculo: los Irascibles o Iracundos y los Perezosos. Castigo: en la laguna fangosa, los irascibles se acometen mutuamente, algunos se muerden a sí mismos, hiriéndose.Los perezosos quedan sumergidos bajo el fango. Algunos críticos también dicen que en este círculo podrían estar siendo castigados los soberbios y envidiosos. Pecadores: se menciona a Felipe Argenti.


-Muralla y puerta de Dite-

2-      BAJO INFIERNO

a)      Sexto Círculo: los Herejes. Castigo: estar sepultados en tumbas de fuego. Pecadores: Epicuro, Farinata (quien dialoga con Dante), Cavalcante Cavalcanti (tiene un breve diálogo con Dante), el emperador Federico III, el cardenal Octaviano, el papa Anastasio.

-Río Flegetón-

b)     Séptimo Círculo: los Violentos. <Primer recinto: contra el prójimo> Castigo: estar sumergidos en un río de sangre hirviente. Pecadores: los tiranos y otros violentos (el Minotauro, Atila, Pirro, etc). También se encuentran aquí los ladrones. Los guardianes son los Centauros. <Segundo recinto: contra sí mismos y las propias cosas> Castigo: convertidos en árboles nudosos y con espinas venenosas, las Arpías devoran sus hojas, haciéndolos sangrar. Pecadores: los suicidas, como Pedro della Vigna. Otros conservan su forma para ser perseguidos por perras negras que los despedazan. <Tercer recinto: contra Dios y la naturaleza> Castigo: los violentos contra Dios permanecen en un arenal estéril, bajo una lluvia constante de brasas encendidas; los violentos contra la naturaleza están en arenas movedizas, por lo cual deben correr constantemente para intentar no ser absorbidos. Pecadores: Capaneo, Brunetto Latini, Guido Guerra, etc.

c)      Octavo Círculo: los Fraudulentos. Se encuentran con Gerión, convertido en un monstruo, quien los traslada en su lomo. <Primer foso: Rufianes y Seductores> Castigo: en largas filas, son azotados por demonios con látigos, sin poder dejar de marchar nunca. Pecadores: Venedico Caccianimico, Jasón. <Segundo foso: Aduladores> Castigo: estar sumergidos en excremento. Pecadores: Alejo Interminelli de Luca, Thais. <Tercer foso: Simoníacos (de Simón Mago, comercio ilícito de cosas espirituales)> Castigo: enterrados cabeza abajo en estrechos pozos, asoman apenas las piernas, y los pies son recorridos por llamas. Pecadores: el Papa Nicolás III. <Cuarto foso: Adivinos y Magos> Castigo: caminar con la cabeza retorcida, hasta que el rostro queda del lado de la espalda, obligándolos a caminar hacia atrás. Pecadores: Anfiarao, Tiresias, Miguel Scott, etc. <Quinto foso: Barateros (engañan en una compra o venta)> Castigo: sumidos en alquitrán hirviente, son pinchados con tridentes y desgarrados si se asoman a la superficie, por demonios guardianes. Pecadores: un magistrado luqués, Ciampolo, Fray Gomita, etc. <Sexto foso: Hipócritas> Castigo: llevan capas con capucha, doradas por fuera y de grueso plomo por dentro. Pecadores: Catalano y Loderingo (hermanos gozosos), Caifás (crucificado en el camino, soporta que todos los hipócritas con sus capas de plomo lo pisen). <Séptimo foso: Ladrones> Castigo: masas de serpientes les atacan, mordiendo y apretando a los condenados. Algunos se deshacen como ceniza y vuelven a tomar su forma para ser nuevamente atormentados. Otros se metamorfosean en los monstruos que los atacan. Pecadores: Vanni Fucci, Caco, etc. <Octavo foso: Malos consejeros> Castigo: cada condenado arde como una pira en tumbas de fuego, algunos están juntos por estar vinculados en su falta. Pecadores: Ulises, Diomedes, Etéocles y Polinices, Guido de Montefeltro. <Noveno foso: Sembradores de discordia (Cizañeros)> Castigo: un demonio los desgarra continuamente con una espada, dejándolos cortados en pedazos, a algunos les faltan manos, orejas, o tienen la cabeza separada del cuerpo, otros tienen los órganos internos a la vista. Pecadores: Mahoma, Fray Dolcino, Geri del Bello, etc. <Décimo foso: Falsarios (falsificadores de metales, alquimistas, suplantadores de personas, monederos falsos, calumniadores)> Castigo: estar cubiertos de una peste llena de pústulas que les causa picazón desesperante; hidropesía; fiebre que les provoca aliento fétido; sed constante. Pecadores: Gianni Schicchi, Mirra, Maese Adam, la mujer de Putifar, Sinón de Troya.

-El abismo, los gigantes-

d)     Noveno Círculo: los Traidores. <Recinto primero o Caína: traidores a sus parientes> Castigo: sumergidos en un lago helado (el Cocito) hasta la cintura, sufren las consecuencias del congelamiento. Pecadores: los condes de Mangona, etc. <Recinto segundo o Antenora: traidores a su patria> Castigo: ídem recinto anterior. Pecadores: Bocca de los Abati, Buoso de Duera, el conde Ugolino (éste muerde el cráneo y come constantemente el cerebro del arzobispo Ruggieri, quien provocó su muerte y la de sus hijos encerrándolos en una torre y matándolos de hambre). <Tercer recinto o Ptolomea: traidores a sus huéspedes> Castigo: el frío del lago congelado en el que están inmersos es tan intenso, que se les congelan las lágrimas dentro del hueco del ojo, impidiéndoles ver. Pecadores: fray Alberico, Branca D’Oria. <Cuarto recinto o Judesca: traidores a sus bienhechores o a la majestad> Castigo y pecadores: Lucifer está condenado a permanecer eternamente transformado en un monstruo gigantesco, metido en hielo hasta el pecho. Ese hielo se crea de las lágrimas, su baba y la sangre de los pecadores, que se congela por el movimiento de sus enormes alas. Tiene tres cabezas, cada una de un color distinto, así como tres pares de alas. Llorando siempre, en cada fauce tritura a un pecador (Judas Iscariote, Bruto y Casio), además de desgarrarlos con sus garras. Judas queda con la cabeza hacia adentro de la boca de Lucifer, y Bruto y Casio con las piernas hacia adentro.



EL PURGATORIO.-


    Es el único de los tres reinos de ultratumba con carácter transitorio, ya que aquí son enviados aquellos que pecaron pero se arrepintieron y deben purgar su culpa, purificándose. Por ello es que a pesar del dolor, las almas tienen esperanza, lo cual contrasta con la situación del Infierno ya anunciada en su puerta (“Lasciate ogni speranza, voi ch’entrate”).

   Dante imagina este lugar como una colina dividida en 9 terrazas o cornisas, en cuya cima se encuentra el Paraíso Terrenal (antesala del Paraíso). En la base de la colina (el lugar más cercano a la superficie terrestre) se encuentra el Antepurgatorio, y a medida que se asciende, cada terraza corresponde a un pecado, ordenados del más grave al más leve, al contrario de la distribución del Infierno, que va de lo más leve a lo más grave. Esto ocurre porque las almas están distribuidas considerando simbólicamente su proximidad con la meta de salir de allí y ascender al Paraíso. Lo ubica geográficamente en el punto opuesto al Infierno, sobre la superficie del hemisferio sur de la Tierra, zona que en la época de Dante aún no se conocía por limitaciones de la navegación.

   Predominan los elementos naturales en este reino: el color verde, el sonido del agua, el cielo está iluminado por estrellas. El paisaje es cada vez más hermoso a medida que se asciende. Los lamentos están atenuados con música y cantos corales. Las almas que purgan su culpa no se sienten solas, pues comparten una esperanza. A medida que se aproximan al Paraíso, van perdiendo la forma humana y se van transformando en energía luminosa.

   Luego de una playa en la isla del Purgatorio, Dante se encuentra con el guardián de este reino, que es Catón. El Antepurgatorio se divide en cuatro sectores: parte exterior de la montaña, donde deben esperar los Excomulgados, el Primer y Segundo Rellano, donde están los Negligentes, y el Valle Ameno, donde quedan los Príncipes apegados a la Gloria Terrena. Sigue la Puerta del Purgatorio, con un ángel como portero. Aquí encontramos los 7 pecados capitales: en la Primera Terraza la Soberbia, en la Segunda la Envidia, Tercera, la Ira, Cuarta la Pereza, Quinta la Avaricia y la Prodigalidad, Sexta la Gula, y en la Séptima la Lujuria. Finalmente, el Paraíso Terrenal es el pasaje al Paraíso Celestial. Aquí Virgilio se despide de Dante, ya que por ser un condenado en el Infierno no puede ascender al Paraíso Celestial, y lo sustituye Beatrice Portinari, la donna angelicata de Dante, cuya alma es una de las bienaventuradas y lo conduce al Paraíso.


EL PARAÍSO.-       



   El Paraíso se encuentra en el cielo y está constituído por 9 círculos concéntricos, también llamados Cielos. A medida que se asciende se van encontrando las almas más virtuosas, la luz es mayor y la sensación de paz y armonía aumenta.

   Es un reino eterno: quien se hizo merecedor de él, lo disfruta para siempre. La felicidad es absoluta y también eterna. Sólo las almas dignas de él pueden estar ahí, por eso Dante honra la memoria de Beatriz al suponerla en el Paraíso, acorde con su visión idealizada como donna angelicata inspiradora de su obra. Ella lo acompaña hasta casi el final de la obra, en que la sustituye San Bernardo de Claraval, que representa el estado de gracia para la contemplación de la Divinidad.

   El orden en que están dispuestas las almas es el siguiente: el Cielo I (el de la Luna) se encuentra reservado para los Espíritus Quebrantadores de su voto de Castidad, el Cielo II (Mercurio) para los Espíritus Activos y Benéficos, el III (Venus) para los Espíritus Amantes, el IV (Sol) para Filósofos y Teólogos, el V (Marte) para Mártires de la Fe, el VI (Júpiter) para Sabios y Justos, el VII (Saturno) para Espíritus Contemplativos, el VIII (Cielo Estrellado) para Espíritus Triunfantes y el Cielo IX (Cielo Cristalino) para Dios y las Jerarquías Angélicas. Por encima de todo se encuentra el Empíreo, con la Cándida Rosa, donde se puede contemplar eternamente a Dios.


EL COSMOS DANTESCO.-

 









lunes, 1 de junio de 2020

INFORMACIÓN SOBRE BIBLIA

INFORMACIÓN SOBRE BIBLIA


.- El antiguo pueblo hebreo-.

   Los orígenes del pueblo hebreo son tan antiguos, que pocas son las certezas respecto a fechas y acontecimientos de su prehistoria. Los primeros datos concretos aparecen en los libros de la Biblia correspondientes al Antiguo Testamento, donde encontramos referencias históricas, algunas de las cuales no se corresponden a la investigación histórica ajena a los textos religiosos. Lo que se puede afirmar, en definitiva, es que la mayor parte de los pueblos del Cercano Oriente (semitas) pertenecen a un grupo de tribus pastores nómades que habitaban en los desiertos sirio- arábigos desde el 23 AC aproximadamente. Algunas de estas tribus se fueron constituyendo en pueblos, estableciéndose en las tierras más favorables para la supervivencia, cumpliendo un proceso de sedentarización que llevó muchos años. Es el caso de árabes, asirios, caldeos, hebreos, etc. En el Antiguo Testamento de Biblia se afirma que Abraham, el patriarca más antiguo de los hebreos, salió de la ciudad de Ur -Kasdim (Ur de los caldeos), ubicada en algún punto de Mesopotamia.
   Por el año 2000 antes de nuestra era, los israelitas, que habitaban en las riberas del Éufrates, comienzan a emigrar hacia el norte. Este tipo de situaciones son mencionadas en el libro del Génesis de Biblia, constituido mayormente por leyendas patriarcales que tienen base histórica, pero sufrieron modificaciones con diversos objetivos a lo largo del tiempo.Por esta razón los datos no son del todo seguros.Uno de los procedimientos más comunes en las leyendas patriarcales es personificar los acontecimientos colectivos, presentándolos como ejecutados por una sola persona. Por ejemplo: Tera, descendiente de Heber (nombre del cual procede el término "hebreos"), padre de Abraham, abandonó Ur -Kasdim junto con Abraham y Lot para establecerse al norte de Mesopotamia, en Haram. De allí Abraham y Lot se dirigen hacia el oeste, a Canaán. Luego de una breve estadía en Egipto, vuelven a reestablecerse en Palestina. Allí se dividieron en diversas tribus. Se habla nuevamente de una importante migración a Egipto (corresponde a la época de José). Pero debido a que en Egipto fueron esclavizados y maltratados, huyen a la península del Sinaí. En Biblia se enfatiza la personalidad de Moisés como conductor del pueblo, saliendo al desierto en busca de la tierra prometida. Con Moisés termina la primera etapa histórica del pueblo hebreo, el período de los Patriarcas, que tiene como integrantes destacados a Abraham, Jacob y Moisés. 
   La segunda etapa es la que se conoce como período de los Jueces, que comienza con Josué, hijo de Moisés, y tiene como otro destacado a Samuel. En este período se produce la guerra contra los filisteos y la unificación de las 12 tribus. La tercera etapa es el período de los Reyes, en que derrotan finalmente a los filisteos y viven un momento próspero y unificado. Los reyes más destacados son David y Salomón. A la muerte de Salomón los hebreos vuelven a dividirse, ingresando en el período del Cisma. Se conforman dos reinos, el de Israel (capital Samaria) y el de Judá (capital Jerusalén). Cuando esto ocurre, comienzan a surgir profetas que defienden el legado de Yaveh, y anuncian el advenimiento de un Mesías. El reino de Israel es conquistado por los asirios, y el de Judá, tiempo después, por los babilonios. Allí se da la deportación de los hebreos a Babilonia, lo que se conoce como etapa del Destierro, donde viven cautivos hasta el ascenso del imperio Persa, en que el emperador Ciro permitió a los israelitas volver a sus tierras y reconstruir el Templo de Jerusalén, aunque permanecían bajo el dominio persa. Cuando Alejandro Magno derrota a los persas, Israel también formaba parte del imperio derrotado, así que cambia de manos, y luego de la muerte de Alejandro varias veces va cambiando de dominio, pero siempre permanecían como nación dominada por otras más poderosas. Luego de sentirse esclavizados por los griegos, que pretendían imponer sus costumbres y religión, los hebreos se rebelaron y se mantuvieron como reino independiente durante aproximadamente cien años.
   Pero los hebreos cayeron nuevamente bajo el dominio de un imperio poderoso, esta vez el Romano. En este período, afirma la Biblia, nació Jesús de Nazaret, bajo el reinado de Herodes el Grande. Años después, bajo el gobierno de su hijo Herodes Antipas, con Poncio Pilatos como gobernador de Judea, y Caifás como Sumo Sacerdote, Jesús sería crucificado.

Palestina-.

   En este país se desarrolló la mayor parte de la vida del pueblo hebreo. Conoce varias denominaciones. En Biblia se le llamó Canaan, nombre con el cual designaban a la tierra prometida. Más tarde se impone la denominación de Palestina, que significa "tierra de los filistim o filisteos". Los griegos hicieron extensivo este nombre a toda la comarca. Cuando Palestina se convirtió en la patria de la religión cristiana, se la llamó Tierra Santa.
   Ubicación geográfica: al Norte limita con Siria, al Oeste encontramos el Mar Mediterráneo, al Sur el desierto arábigo, y al Este el desierto de Siria. Ubicado entre África y Asia, el territorio toma valor estratégico por ser lugar obligado de pasaje de ejércitos, ideas y tráfico comercial.
   Fue escenario de la lucha entre grandes potencias durante distintos períodos históricos: Babilonia, los Hititas, Assur, los Persas, el Imperio Griego de Alejandro, los Seléucidas, los Kalifas de Bagdad, los ejércitos de la primera guerra mundial, el conflicto actual entre el estado de Israel y Palestina. De la misma manera, grandes rutas comerciales la atravesaban, como la que unía Tiro con Damasco, etc.
Regiones naturales: la división natural del territorio permitió que se diferenciaran varios grupos (tribus). Encontramos una zona de Costa, una meseta al oeste del Jordán, el valle del Jordán y la meseta al este del Jordán, con lo cual tenemos dos zonas altas y dos bajas, propicias para modos de vida muy diferentes, con montañas nevadas por un lado y región tropical por otro, desiertos y valles fértiles, permitiendo la labranza y el pastoreo según el lugar.

La escritura-.

   El descubrimiento que revolucionó el mundo y que constituye uno de los adelantos más grandes de la humanidad, la invención de la escritura alfabética, pertenece a los semitas. Cuando se pasó del ideograma (Egipto), y los caracteres cuneiformes (pictogramas), a representar cada sonido elemental con un signo gráfico, se simplificó la escritura y se transformó en un instrumento preciso para el desarrollo de cualquier idea. El uso de la escritura es un hecho muy antiguo entre los hebreos: se puede afirmar que conocían la escritura ya en su establecimiento definitivo en Canaan, a fines del segundo milenio AC.
   Para cada consonante existe un signo. El alfabeto hebreo posee 22 letras. De estas 22 letras se derivaron casi todos los alfabetos del mundo. La dificultad principal de estos sistemas de notación gráfica era la ausencia de vocales. Se escribían solamente las consonantes, de derecha a izquierda, y las vocales se sobreentendían (el lector debía completar los espacios vacíos entre consonantes). Esto entrañaba graves inconvenientes, más tratándose de literatura religiosa. Se cambiaba a menudo el sentido de las frases con sólo vocalizar de otra forma o unir sílabas de otras palabras. Primero se emplearon las consonantes llamadas quiescentes, que servían de guía, pues se conocían las vocales a las que se asociaban; luego se idearon sistemas gráficos más completos para representar las vocales. Existieron dos: el Palestiniano y el Babilónico.

La lengua-.

   La denominación de lenguas semíticas proviene del Capítulo X del Génesis, donde se habla de tres clases de lenguas, cuyos nombres derivan de los hijos de Noé: Jaféticas (de Jafet), Camíticas (de Cam) y Semíticas (de Sem).
   Las principales lenguas semíticas son:
Al sur: el árabe y el etiópico.
Al oeste: el babilónico y el asirio.
Al norte: el arameo, del cual derivó el siríaco; su dialecto principal es el samaritano.
Al este: el fenicio y el hebreo, con el cananeo y el moabita.
   Debe de haber existido una lengua madre, pero es desconocida. Y todas presentan caracteres de lengua derivada, lo que descarta la hipótesis de que una de ellas pudiera ser la original.

.- BIBLIA-.





   Los hebreos no poseían ninguna palabra especial para designar el conjunto de libros sagrados. Le llamaban simplemente T.N.K (Tanaj), aludiendo a la división tripartita que establecieron según el orden cronológico y temático de los libros. La sigla reúne la Torah (la Ley, denominada Pentateuco por los cristianos), Nebiim (los profetas, o sea, los libros proféticos) y Ketubiim (otros escritos, que reúne los libros poéticos y algunos históricos).


T.N.K.

Torah o Ley
1- Génesis
2- Éxodo
3- Levítico
4- Números
5- Deuteronomio

Nebiim Rischoniim
o Primeros Profetas
6- Josué
7- Jueces
8- Samuel I y II
9- Reyes I y II
Nebiim Akharoniim
o Últimos Profetas
10- Jeremías
11- Ezequiel
12- Isaías
13- Los Doce Menores

Ketubiim
Hagiógrafos
o Escritos
14- Ruth
15- Salmos
16- Job
17- Proverbios
18- Ecclesiastés
19- Cantar de los Cantares
20- Lamentaciones
21- Daniel
22- Esther
23- Esdras -Nehemías
24- Crónicas I y II

   Éste es el detalle de los libros que constituyen la T.N.K, que equivale al Antiguo Testamento de la Biblia cristiana. La sigla pone de manifiesto la pluralidad de sus elementos constitutivos, no solamente porque consta de muchos libros, sino porque además esos libros son heterogéneos en cuanto a autores, época en que fueron escritos, y géneros a los que pertenecen (hay libros de base narrativa, como parábolas y crónicas, otros son poemas líricos, etc.)
   Los griegos, basándose en la forma externa, les llamaban “Los Libros” o los “Santos Libros” (Bibliae), pero los cristianos latinos, al traducir la palabra griega, la adaptaron a sus ideas, y de un neutro plural hicieron un femenino singular (Biblia).
   El error se aceptó y generalizó al traducirse esta palabra a las lenguas romances: Bible, etc. Así nos encontramos hoy con que designamos un conjunto de libros (una biblioteca, como decían en la Edad Media) con una palabra que nos hace pensar en un todo unitario y armónico. Esta modificación parte de la conveniencia religiosa de considerar el todo y no las partes, de hacer venerar el conjunto y evitar el estudio parcial del mismo. Es una consecuencia, en último término, de las resoluciones tomadas por el Concilio de Trento (siglo XVI) y antes de éste por los Padres de la Iglesia (primeros siglos de la Iglesia), de imponer la tradición frente al criterio del libre examen.
   Pero la Biblia no se compone solamente de la antigua Tanaj judía, sino que le agrega 27 libros más, incluidos dentro de lo que se conoce como Nuevo Testamento, que luego se detallarán. Por tanto, a la heterogeneidad original de los textos hebreos antiguos, debe sumársele el cambio conceptual entre Antiguo y Nuevo Testamento.

¿Qué significa testamento?

   Los hebreos empleaban la palabra “Alianza” para designar la relación del pueblo elegido con su Dios Yaveh, pues consistía en pactos o compromisos mutuos. Los cristianos emplearon también este término y en especial Jesús, al hablar del vínculo de Dios Padre con los hombres. Después de Jesús, se comienza a hablar de la Antigua y Nueva Alianza, en el sentido paternal que él daba a la palabra. Los latinos, siguiendo el mismo criterio que cuando tradujeron la palabra “Biblia”, como en griego alianza se dice diatheké (que también significa testamento), vertieron solamente uno de los significados: Testamentum. Se falseó de nuevo el concepto hebreo, pues de la idea de la igualdad de las partes contratantes en una alianza, se pasó al concepto de testamento, que por ser tal, hay que aceptar sin discutir y cuya duración es eterna, mientras que entre los hebreos, fueron varias las alianzas entre Dios y su pueblo. Como en el caso de la Biblia, se pasa de lo heterogéneo a lo unitario, de la responsabilidad individual y del libre albedrío a la obligación.

Canon-.

   Es una palabra griega que expresa un concepto exclusivamente occidental. Significa “bastón que sirve para medir”. Es la unidad de medida, el término de comparación. Del terreno físico, material, se pasó al dominio de lo moral y se decía: regla de las costumbres o canon de las costumbres. Canon significa regla. Las cosas que se miden con respecto a él se llaman canónicas o no canónicas y cuando esa medida es aceptada y publicada y es impuesta a un grupo de personas por una asamblea, se dice que está canonizada (aceptada de acuerdo al canon o regla). Los hebreos no conocían estos conceptos de aceptación oficial o definitiva, hecha por una asamblea, como se usaba entre los cristianos. Ellos discutían libremente en la Sinagoga sobre los libros sagrados, y su respeto se manifestaba, más que nada, desde el punto de vista material: eran libros que había que manejar, tocar con ciertas precauciones: están cargados de espíritu divino y sólo los sacerdotes los tocaban en ciertas solemnidades. Fuera de esta veneración, cada hebreo era libre de pensar a su criterio sobre la inspiración del Cantar de los Cantares, o de Esther, etc.
   Existen tres cánones: el Canon Hebreo (los libros están agrupados con criterio histórico o cronológico, no aparecen los llamados libros Apócrifos), el Canon Alejandrino (los 45 libros que lo componen se agrupan por géneros literarios, e incluyen los libros Apócrifos), y el Canon Transaccional o Ecléctico (respeta el núcleo tradicional de la Ley, no acepta los Apócrifos; son 18 libros ordenados por género). Aclaración: apócrifo significa escondido, secreto. Para los hebreos, apócrifo implicaba autor desconocido; para los griegos, libros que sólo podían conocer los iniciados. Cuando los griegos quisieron helenizar a los demás pueblos, entre ellos al hebreo, se aprovecharon de esta literatura secreta para mandatar creencias y rituales, de allí que para los hebreos la palabra apócrifo tomó la significación de "sospechoso".


Historia del texto -.

El texto hebreo: Los libros canónicos de la Antigua Alianza fueron escritos originariamente en hebreo, menos algunos fragmentos que están en arameo. Los apócrifos fueron escritos en griego, aunque se insiste siempre en la existencia de un original hebreo que nunca apareció.
   Lo que es seguro, por tanto, es que los que son de procedencia hebrea son los manuscritos que poseemos de los textos de los libros canónicos. Y presentan dos características sorprendentes: 
1- Son de época relativamente reciente. El Canon Hebreo se cerró en el siglo II DC, y los manuscritos conservados son de siete siglos después (IX DC). Es realmente raro tratándose de obras religiosas, carácter que acentúa la tendencia a conservar lo antiguo. 
   Los manuscritos de la Nueva Alianza, siendo mucho más moderna, pertenecen a los siglos IV y V DC. Con los Apócrifos ocurre lo mismo. Se da la paradoja, entonces, de que los manuscritos más recientes son de los libros de procedencia más antigua, y los manuscritos más antiguos, son los de los libros más modernos.
2- A pesar de ser numerosas, las diversas copias manuscritas no presentan variantes de importancia, a no ser en pequeños detalles atribuibles al descuido de los copistas.
   Frente a esta ausencia completa de manuscritos a partir de cierta época, y a la uniformidad sospechosa que presentan los que existen, los críticos han pensado en la probabilidad de un trabajo de fuente judía, tendiente a la fijación e imposición de un texto único, al igual que lo que hicieron los árabes con su libro sagrado. Así como con el Corán, el Tercer Califa Othman resolvió reunir el mayor número posible de manuscritos, elegir el mejor, corregirlo, completarlo, y quemando los demás, declararlo la Copia Tipo, el Texto Único, algo muy parecido debieron hacer los rabinos de los siglos VI al IX D. C. A este trabajo se le llamó Masora (tradición).
   Algunos han querido resolver el problema diciendo que por tratarse de una obra religiosa, éste sería el texto primitivo que no sufrió variantes (es decir que llegó hasta nosotros tal como salió de los que lo escribieron). Pero hay dos hechos fundamentales que se oponen a esto: 1- El Pentateuco Samaritano, conservado desde su separación en siglo V A. C., difiere sensiblemente del actual texto masorético. 2- Las traducciones nos permiten seguir el proceso de variaciones del texto primitivo que hubieran llegado hasta nosotros de no mediar la unificación ya mencionada.
   Para entender el concepto de texto masorético, debemos saber qué es la Masora. Fue una comisión depuradora integrada por hebreos cultos, que entre los siglos VI y IX DC, disponiendo de una respetable cantidad de manuscritos antiguos del Tanaj con ciertas variantes, decidieron realizar una versión definitiva, fijando el texto, realizando notas y comentarios sobre el mismo (separaron palabras, vocalizaron, dividieron en frases o versículos, numeraron versículos). Esas variaciones eran lógicas, resultado de la transmisión de los textos durante 12 siglos, pero el problema es que los masoretas actuaron en una época donde no existían ciertos adelantos tecnológicos que permiten trabajar de otra manera sobre manuscritos antiguos. El resultado es que destruyeron gran cantidad de documentos que ahora serían de valor inestimable para investigar los procesos de modificaciones de los textos, entender de otra manera esos cambios, etc.

Versiones griegas: La más antigua de las traducciones es la llamada Versión Alejandrina o de los Setenta. Esta última denominación se debe a un relato legendario que señala como milagro la traducción del hebreo al griego: según San Justino, 70 sabios se habían encerrado en 70 celdas, y cada uno, separadamente, hizo la traducción completa, concordando todas las traducciones hasta en los más mínimos detalles. Pero yendo al relato histórico, lo más probable es que esta traducción se haya hecho lentamente, durante el transcurso de dos siglos, y recién se completara al comienzo de la era cristiana. Por eso es una obra despareja, carente de unidad tanto en método como en estilo.
   Luego vinieron otras versiones, que hicieron una revisión de la de los Setenta, como la de Aquilas y la de Theodocion.

Versiones semíticas: Dentro de las versiones semíticas podemos encontrar la árabe (cuando el advenimiento del Islam), la aramea (lengua que hablaban los judíos en esa época), la samaritana (los samaritanos se separaron de los judíos e hicieron su propia versión del Pentateuco), y la siríaca (lengua empleada por los cristianos mesopotámicos).

Versiones latinas: El griego era una lengua corriente en Roma, por eso se empleó durante mucho tiempo la versión griega de los Setenta en la Iglesia de Occidente. Pero a fines del siglo II DC aparece la Vetus Latina (vieja versión latina), primera versión de la Biblia en latín. Más adelante, cuando se produce una reacción en contra de la versión de los Setenta, San Jerónimo, a pedido del Papa Dámaso I, traduce directamente del hebreo a fines del siglo IV DC. Fue en el siglo VIII DC que Carlomagno la proclama como versión oficial en sus dominios. Luego de ser revisada, se considera como oficial para toda la Iglesia de Occidente. Finalmente recibió la denominación de Vulgata, por ser la más conocida y corriente. Durante el Renacimiento, en el siglo XVI, el Concilio de Trento la proclamó Biblia de la Iglesia Católica.

Versiones modernas: Las mejores son aquéllas en las que el autor ha consultado cuidadosamente muchas versiones anteriores. El traductor de la Biblia debe seguir un camino diferente al de los traductores de otras obras, quienes deben tomar como base el texto en la lengua original, y consultar las traducciones a otros idiomas, incluyendo el suyo propio. Aquí debe seguir el camino contrario, o sea, defenderse del texto hebreo intervenido por la Masora, y recurrir a las traducciones o al Pentateuco Samaritano, en busca del verdadero sentido. Ésta es la posición moderna.


El Antiguo Testamento-.

   Es el conjunto de libros al que los judíos consideran sagrado (la Tanaj o T.N.K.), y que constituye la primera parte de la Biblia Cristiana. Su  constitución heterogénea en autores, épocas y géneros ya fue mencionada. Recordemos que los hebreos no hablaban de testamento, sino de alianza. Esta Alianza se celebró, según la tradición hebrea, entre Yaveh (su dios) y el pueblo elegido (el hebreo), cuyo representante fue Abraham, y se confirmó años después entre Yaveh y Moisés como representante del pueblo hebreo.
   Siendo la literatura bíblica primordialmente religiosa, debemos considerar las características del pensamiento religioso hebreo en el Antiguo Testamento
a) Monoteísmo. Los partidarios del evolucionismo religioso consideran que el monoteísmo del pueblo hebreo fue la cúspide de un proceso que comenzó, como en todos los pueblos antiguos, con una etapa politeísta (adoración de muchos dioses). Pasada esa etapa, los hebreos fueron monolátricos, o sea que consideraban que existían muchos dioses, pero ellos adoraban exclusivamente a uno, Yaveh (yo soy el que soy), a quien consideraban el dios del pueblo hebreo. Esa etapa religiosa monolátrica en que se rinde culto al dios del pueblo, gestando así una religión nacional, se denomina enolatría. Finalmente, dejan de considerar la existencia de otras divinidades y aseguran que sólo existe un dios, el suyo, Yaveh. Es lo que se considera como monoteísmo.
b) Alianza. Así como Yaveh es el dios del pueblo hebreo, "Israel es el pueblo de Yaveh". Esta identificación descansa en la idea de pacto o alianza  entre la divinidad y su pueblo elegido, cuya primera formulación hallamos en el libro del Génesis, en la historia del patriarca Abraham. En ese pacto, Yaveh se compromete a brindar protección y ayuda al pueblo hebreo, simbolizadas en la bendición; a concederle lo que se conoce como "la tierra prometida", un lugar fértil donde instalarse y prosperar, algo muy valioso para un pueblo nómade; a otorgarle descendencia numerosa como las arenas del mar y las estrellas del cielo; y el señorío sobre las demás naciones. Por su parte, Abraham, en representación del pueblo hebreo, promete fidelidad y acatamiento a la voluntad de Yaveh, y a adorarlo exclusivamente a él. Para sellar el acuerdo, se realiza el rito de la circuncisión (la sangre vertida es de varón, ya que es una sociedad patriarcal), por el cual cada descendiente de Abraham toma parte de su herencia y acepta su obligación frente a Yaveh.
   Este pacto fue formulado por segunda vez en Egipto, con Moisés como representante del pueblo hebreo, y constituye la confirmación de la alianza entre Yaveh y Abraham.
c) Moral. Por ser creador del ser humano, Yaveh tiene derechos sobre él, y en virtud del pacto, más aún sobre los hebreos. Por eso es legislador, y su ley es considerada santa, tendiente a asegurar la salud y felicidad del individuo y de la sociedad. Dios es el único conocedor de "la ciencia del bien y del mal", y por tanto prohíbe lo que daña u obstaculiza la perfección del hombre y la felicidad del pueblo.
   La Ley, organizada en mandamientos, es proclamada en el monte Sinaí por Moisés. Se deduce que dicha Ley no es sino una formulación ordenada de preceptos religiosos y morales conocidos desde antiguo por el pueblo (aunque no siempre respetados), e incluso algunos de sus mandamientos (no los religiosos) ya habían aparecido en el Código de Hammurabi de los babilonios, con quienes los hebreos habían mantenido contacto cuando habitaron la Mesopotamia. Después de una introducción en la que se proclama el derecho de Yaveh a legislar, se prohíbe el politeísmo, la idolatría y la vana invocación del nombre de Dios en el juramento, y se ordena la observancia del sábado como día de descanso. Se impone honrar a los padres, se prohíbe matar, fornicar, robar, mentir y calumniar, al igual que codiciar los bienes ajenos, incluyendo entre éstos a la mujer del prójimo. Es lo que se conoce como el Decálogo, los diez mandamientos que son la base de la moral de judíos y cristianos.
   Además del Decálogo, Moisés también recibió un completo código que regula la vida familiar, colectiva y nacional, la organización política y el culto religioso.
   Las obligaciones y responsabilidades morales se fueron desplazando desde el plano social al plano personal. El pecado es un delito que perjudica al pueblo, y a todo el pueblo interesa su castigo y purificación; pero cada vez se ve con mayor claridad que religión y moral no son solamente el nexo que une a Israel con Yaveh, sino también el que une a cada hombre con Dios; así la Alianza se transforma en un pacto de persona a persona.
   En cuanto a los preceptos de alcance social, político, penal y contractual, el código mosaico refleja el grado de civilización y cultura de los pueblos de la época, El Yaveh del Antiguo Testamento está inmerso en la dureza y crueldad de los tiempos antiguos.
d) Mesianismo. Comprende dos creencias fundamentales: el futuro advenimiento de un Mesías, y el papel rector de Israel sobre los demás pueblos.
Ya en las primeras formulaciones de la Alianza se atribuye a la descendencia de Abraham, y muy especialmente del rey David, ese papel mesiánico, en su doble alcance de un salvador personal (afirman que el Mesías sería descendiente del rey David) y de un privilegio colectivo. En el capítulo III del Génesis se pone en boca de Yaveh, la promesa de un vencedor del espíritu del mal que se había encarnado en la serpiente tentadora.
   En torno a dos condiciones se agrupan los vaticinios: la de rey invencible, dominador de pueblos; y la de sacerdote y víctima, redentor de hombres. Según las vicisitudes históricas, los profetas e intérpretes destacarán uno u otro de sus aspectos, y el pueblo, doblegado y oprimido por fuerzas extranjeras, se forjará su propio Mesías con aquellos rasgos que más colmen su esperanza. Como sea, ambas visiones coinciden en afirmar que el Mesías traerá paz y justicia en la Tierra, y grandeza al pueblo de Israel.´
e) El Culto. Desde Moisés el culto -antes particular y espontáneo- se transforma en manifestación pública de adoración, acción de gracias, súplica de protección y bienes, y contricción de los pecados. La religiosidad individual se encauza en la liturgia oficial y comunitaria, cuyos detalles fueron prescritos, sin dar espacio a la improvisación personal.
   Una tribu, la de Levi, está adscripta al culto y le sirve total y exclusivamente; una familia, la de Aarón, hermano de Moisés, proporciona, generación tras generación, los sacerdotes; un templo, el de Jerusalén; un culto único: los ritos sacrificiales, los ritos expiatorios, los de purificación, la fiesta del sábado que obligaba al descanso cada siete días y honraba al Señor; la Pascua, cuya liturgia recordaba la huída de Egipto y la misericordia de Yaveh; Pentecostés, que conmemoraba la promulgación de la Ley, eran otras manifestaciones de esa religión.
f) Los Nombres de Dios.  Los más usados son Yaveh (también se puede escribir Yahvé o Yavé), Elohim, Adonai, y algunas veces, El Sadday. Según una tradición hebrea, habría un nombre secreto de Dios, el verdadero, que no se pronunciaba sino una sola vez al año por el Sumo Sacerdote en el Día de la Expiación. Por respeto y sagrado temor, tampoco se escribía.
Yaveh significa “soy el que soy” o “el que es”, y así se presentó Dios a Moisés en la zarza ardiente y es el nombre más usado. Elohim significa “dioses hizo” o “dioses creó”. Adonai se traduce como “el Señor”, y El Sadday como “el todopoderoso”.

El Nuevo Testamento-.

   Nuevo Testamento designa la Nueva Alianza celebrada entre Dios –el creador- y su criatura –el ser humano-. Esta nueva alianza tiene carácter universal y su propósito es redentor, salvador, pues la figura a través de la cual se verifica es el Mesías, y el destinatario de su sacrificio redentor, la humanidad entera. Se extienden los privilegios de Israel a los individuos de todos los pueblos. El protagonista de esta segunda parte de Biblia es Jesús, el Mesías de los cristianos, quien sella esta Nueva Alianza con la efusión de su sangre en el monte Calvario. La moral que aparecía en el Antiguo Testamento es llevada a su más alto grado de desarrollo por Jesús en el Sermón de la Montaña, donde Dios se convierte en el Padre de las Misericordias.
   El Nuevo Testamento se escribe en su totalidad en el siglo I DC. Los 27 libros que lo integran se organizan en un único canon, válido para toda la cristiandad, que los divide en cuatro grupos:
1- Los cuatro Evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan);
2- Libros Históricos (los Hechos de los Apóstoles);
3- Libros Doctrinales (las Epístolas: Pablo, Pedro, Santiago, Judas, Juan);
4- Libro Profético (Apocalipsis).
   Esta parte de la Biblia no es considerada sagrada para los judíos, ni creen que Jesús sea el Mesías que aún esperan.

Palestina en la época de Jesús: Palestina formaba parte del Imperio Romano como provincia adscripta a la de Siria, regida por un procurador que ejercía la autoridad política y militar (Poncio Pilatos en el momento de la muerte de Jesús). Se dividía en cuatro regiones: Judea al sur, núcleo cultural y religioso de la nación; Galilea al norte, en contacto con los gentiles (o sea, extranjeros, personas no judías); Samaria en el centro; y Perea al otro lado del Jordán.
La autoridad civil y religiosa estaba en manos del Gran Sanedrín, consejo integrado por miembros de la alta casta sacerdotal. Éstos eran los escribas, fariseos y saduceos. El Sanedrín entendía en causas civiles y religiosas entre hebreos, pero las penas más graves, como la ejecución, eran resueltas por el poder romano.
Los escribas eran los sabios de la Ley, sus intérpretes. También se les llama Doctores de la Ley. Eran los maestros y rectores intelectuales del pueblo.
Los fariseos constituían la aristocracia religiosa. Se destacaban por el extremo cumplimiento de la Ley. Fueron criticados por Jesús porque no distinguían los valores de lo meramente ornamental en los preceptos, y habían convertido la religión en el cumplimiento externo de las disposiciones.
Los saduceos, numerosos en el alto sacerdocio, formaban la aristocracia social y económica. Eran odiados por el pueblo porque siendo la clase alta, colaboraban con el poder opresor de turno, fuesen griegos primero y más adelante romanos, para sostenerse en el poder. Caifás, por ejemplo, Sumo Sacerdote del Sanedrín y que condujo a Jesús para que fuera ejecutado por Poncio Pilatos, era saduceo.
Los publicanos eran los hebreos que habían arrendado al Imperio Romano el derecho a cobrar los impuestos. El Imperio les exigía determinada cantidad, y ellos podían fijar el valor que quisieran. El pueblo judío los despreciaba, por considerarlos serviles al enemigo (traidores).

Los Evangelios: El nombre “Evangelio” proviene del griego y significa “buena nueva”, “buena noticia”. Alude al advenimiento de Cristo, considerado el Mesías para los cristianos.
Es difícil precisar el género al que pertenecen. Simplificando la cuestión, se podría decir que son biografías apologéticas donde se relata la vida, muerte y resurrección de Jesús, pero el punto es que hay elementos de varios géneros en su composición, como varios tipos de narración (como la parábola), el diálogo, himnos, oraciones breves, etc. Por otra parte, aunque tienen una base histórica, no se constituyen en tratado histórico porque también contienen partes basadas en la imaginación, y no fueron escritos por historiadores, sino por hombres de fe.
Los Evangelios son divididos tradicionalmente en cuatro, a partir de los autores a quienes se les atribuyen. Así tenemos el Evangelio según San Mateo (el publicano Levi que fue discípulo de Jesús), escrito en arameo, y al cual los Viejos Padres de la Iglesia ubican primero porque consideran que los primeros pensamientos eran de Mateo; el Evangelio según San Marcos (discípulo y compañero del apóstol Pedro), que es el más primitivo de todos; el Evangelio según San Lucas (discípulo del apóstol Pablo); y el Evangelio según San Juan (discípulo y amigo de Jesús). Estos tres últimos fueron escritos en koiné o griego popular.
Para la composición de la obra los evangelistas se basaron en dos fuentes: el conocimiento directo de los hechos, en el caso de Mateo y Juan, ambos discípulos de Jesús; y la catequesis o exposición oral del Evangelio, ya que antes de ser fijado por escrito, fue predicado oralmente.

La figura de Jesús: Jesús es presentado como un personaje histórico del cual se nos aportan datos como nombre, familia y linaje, amigos y género de vida, ubicado en una época y en un lugar geográfico determinables. Investigadores corroboran la existencia histórica tanto del protagonista del Evangelio como de muchos personajes mencionados junto a él.
   En el relato bíblico hay dos versiones del lugar de nacimiento de Jesús: según Mateo y Lucas, nace en un pesebre en Belén, provincia de Judea, cuando María y José, sus padres, viajan para ser censados; pero según Marcos y Juan, nació en Nazaret, provincia de Galilea, lugar donde habitaban sus padres. La investigación histórica no tiene claro cuál es la versión correcta. Lo que sí se sabe es que en ese tiempo nacer en Belén para quien sería considerado Mesías, era mucho más adecuado que nacer en Nazaret, ya que se anunciaba que el Mesías sería descendiente del rey David y vendría al mundo en su misma ciudad de nacimiento (Belén). Nazaret, en cambio, no era una ciudad prestigiosa. Lo más probable, por tanto, es que haya nacido en Nazaret, por eso se lo conoce como Jesús de Nazaret o el Galileo.
   Poco se narra en los evangelios acerca de la niñez y juventud de Jesús, y acerca de su familia. Se asevera que su padre, José, era carpintero, y seguramente también Jesús lo fuera, De María se resalta siempre su pureza y virginidad. Llegados sus 30 años de edad, aproximadamente, Jesús comienza a predicar, recorriendo Galilea y Judea. Los 12 discípulos que escoge eran habitantes de Galilea. Entre ellos había pescadores y publicanos, individuos que no tenían prestigio social alguno en su comunidad.
   Además de su prédica a través de parábolas y sermones, incluyendo el célebre Sermón del Monte, realizado cerca de Cafarnaum, donde aparecen las principales ideas del cristianismo, se le atribuyen diversos milagros, como multiplicación de alimentos, dominio de elementos naturales (caminar sobre el agua, calmar una tormenta), sanaciones, expulsión de demonios y hasta resurrecciones (la más famosa es la de Lázaro).
   Finalmente, entra en Jerusalén en lomo de burro acompañado de sus discípulos para celebrar la Pascua. Esa noche se da lo que se conoce como La Última Cena, donde Jesús anuncia que Judas Iscariote lo traicionará. Finalizada la cena, Jesús va a orar con sus discípulos al huerto de Getsemaní, lugar donde lo apresa un grupo armado guiado por Judas. Conducen a Jesús al palacio de Caifás, sumo sacerdote del Sanedrín, donde se lo acusa de blasfemo y se lo envía al Procurador romano, el Prefecto Poncio Pilatos. Como éste no encuentra culpa en él se lo envía a Herodes Antipas, Tetrarca de Perea y Galilea, quien tampoco lo halla culpable y se lo devuelve al Procurador. Pilatos ordena azotar a Jesús suponiendo que con este cruento castigo los integrantes del Sanedrín se conformarían, pero no fue así, y continúan exigiendo su ejecución. Finalmente, Pilatos ordena su crucifixión, que era el castigo usual contra delincuentes en el Imperio Romano.
   Los cuatro evangelios narran que Jesús resucitó de entre los muertos al tercer día, y que se apareció a sus discípulos en varias ocasiones, hasta finalmente ascender al cielo.
   Humanamente aparece como un arquetipo, con una extraordinaria personalidad que destaca en todo el texto. Cambió con sus enseñanzas la escala de valores que regía la conducta humana. Con él se inició una nueva religión, modificando la antigua, extendiendo a todos los hombres las obligaciones y privilegios que anteriormente eran privativos del pueblo elegido.
   Los cristianos le consideran un ser sobrehumano, hijo de Dios y Dios mismo (es el misterio de la Santísima Trinidad, en que Dios es uno, pero está conformado por tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo), el Mesías prometido a Israel.

La idea de Dios con el advenimiento de Jesús:  Al llamarse Jesús hijo de Dios, la figura de la divinidad se modifica. La religión nacional con Jesucristo se hará universal. El Salvador será un salvador personal, pero la salvación será un privilegio colectivo. Nadie se salva solo. Aparece la idea de encarnación: Dios se vuelve carne para vivir entre los hombres.
Dios es único y trascendente, y es quien busca al hombre. Lo perfecto desciende a lo imperfecto para elevarlo por medio del amor. Jesús, que ama al Padre y es amado por Él, se presenta como paradigma. En su persona se dará la muerte y resurrección, y por todo esto se presenta como el Mesías. Pero los hebreos esperaban un salvador material, triunfante, y se encuentran con un ser aparentemente débil que pregona la mansedumbre. Aquí se plantea el problema del libre albedrío. El enviado de Dios sólo puede ser reconocido por la fe y ésta no es jamás impuesta, sino optativa.
A este dios se lo conoce mediante la experiencia. Se requiere la inteligencia, pero más la fe. San Agustín decía: “Creo para entender”. La fe es un acto de confianza sometida a duras pruebas. El cristiano no escapará al dolor, pero tendrá la confianza de que Dios lo salvará. El cristianismo propone un código moral nuevo respecto a muchos de los principios vertidos en el Antiguo Testamento. La verdad, la caridad y la humildad deben sustituir a la hipocresía, al egoísmo y la soberbia. El temor de Dios, idea que ya está en el libro de la Sabiduría, será el miedo a salirse del mensaje divino, posibilidad dada por la libertad que se tiene (el libre albedrío). Por eso la vida del cristiano es una aventura y sus dos tensiones son: ser perfecto en la tierra como lo es la divinidad, y aceptar que el reino divino no es de este mundo.
   Todos estos cambios apuntan a un tipo de Alianza diferente entre Dios y el ser humano con respecto a la alianza planteada en la Tanaj hebrea. Y esto también responde a cambios procesuales en mentalidad, valores y circunstancias históricas. Se pasa de un concepto de Dios más duro y exigente, porque así era la vida de los hebreos, al concepto de un Dios Padre. Lo mismo ocurre con el pasaje de la ley del Talión, heredada del código de Hammurabi (ojo por ojo y diente por diente) a la ley del Perdón propuesta por Jesús en diversos pasajes de los Evangelios. La imagen de Dios cambia, cambia la Ley, y cambia la moral, que deja de lado la imprescindible demostración pública del Antiguo Testamento y predica la comunicación íntima del creyente con Dios, y el realizar buenas obras en secreto para la comunidad, porque Dios lo sabrá sin necesidad de exponerlo públicamente.
   El Nuevo Testamento propone una visión de Dios, del ser humano y del mundo, conceptualmente diferente a la propuesta por el Antiguo Testamento. En algunos aspectos las diferencias son radicales, por eso podemos afirmar que la prédica de Jesús fue pacifista, pero también revolucionaria.