domingo, 1 de agosto de 2021

ANÁLISIS DE LA CASA DE BERNARDA ALBA, PARTE 1

 

LA CASA DE BERNARDA ALBA, de FEDERICO GARCÍA LORCA 

Análisis- Parte 1

 

LA INSPIRACIÓN EN LA REALIDAD

   Si hablamos de la obra dramática de Federico, debemos referirnos a lo que él consideraba su comunicación más profunda con la gente. Dos meses antes de morir, le dice a un periodista: “Particularmente yo tengo un ansia verdadera por comunicarme con los demás. Por eso llamé a las puertas del teatro y al teatro consagro toda mi sensibilidad.” Ese deseo se refleja en los temas y en la conexión con la realidad que su obra dramática muestra, a pesar de la veta lírica que la integra. Y es notorio en su obra dramática de tema rural: Bodas de sangre, Yerma, y La casa de Bernarda Alba. Las tres son tragedias que si bien trascienden cualquier ámbito, se originan en el ambiente rural español de principios del siglo XX, ambiente que Federico conocía muy bien, no sólo porque su familia tenía propiedades en los campos andaluces, sino porque además tuvo la oportunidad de recorrer los pueblos del interior profundo de España, sea por estudio o por su actividad como director del proyecto teatral La Barraca. Y si bien su teatro no es costumbrista ni realista puro, la base es la realidad.

(FACHADA E INTERIOR DE LA CASA REAL DE LOS ALBA)

   La casa de Bernarda Alba, por ejemplo, está inspirada en un acontecimiento real del que Federico fue testigo siendo niño. Así lo relata el autor al embajador chileno Enrique Morla Lynch, en el año 1936: "Hay, no muy distante de Granada, una aldehuela en la que mis padres eran dueños de una propiedad pequeña. En la casa vecina y colindante a la nuestra vivía una viuda de muchos años que ejercía una inexorable y tiránica vigilancia sobre sus hijas solteras. Prisioneras privadas de todo albedrío, jamás hablé con ellas, pero las veía pasar como sombras, siempre silenciosas y siempre vestidas de negro. Ahora bien, había en el confín del patio un pozo medianero, sin agua, y a él descendía para espiar a esa familia extraña cuyas actitudes enigmáticas me intrigaban. Y pude observarla. Era un infierno mudo y frío en ese sol africano, sepultura de gente viva bajo una férula inflexible de cancerbero oscuro. Y así nació La casa de Bernarda Alba, en que las secuestradas son andaluzas, pero como tú dices, tienen quizás un colorido de tierras ocres más de acuerdo con las mujeres de Castilla".

(EL POZO DESDE DONDE FEDERICO, DE NIÑO, ESPIABA A LAS VECINAS ALBA)


   Lo cierto es que el personaje de Bernarda está inspirado en Frasquita Alba, integrante de una familia terrateniente del pueblo de Valderrubio (increíblemente en tiempos de Federico el pueblo se denominaba Asquerosa), y algunos de los diálogos de la obra son reproducción de los que siendo un niño, Federico escuchó oculto en el pozo medianero que había entre la casa de sus tías y la de la familia Alba. Según algunos biógrafos, esta “denuncia” realizada por el autor, pudo incidir en los acontecimientos que rodearon su muerte, ya que la poderosa familia Alba, al enterarse de la existencia de esta obra inspirada en  algunos de sus secretos, supuestamente pretendió vengarse alentando su ejecución.

(FRASQUITA O FRANCISCA ALBA, INSPIRACIÓN DEL PERSONAJE DE BERNARDA)


   Agreguemos a la inspiración en una situación concreta o en una familia determinada, el interés de Federico de exponer una realidad social, algo que se hace evidente en el subtítulo: “DRAMA DE MUJERES EN LOS PUEBLOS DE ESPAÑA”, y en la acotación que incluye luego de la lista de personajes: “El poeta advierte que estos tres actos tienen la intención de un documental fotográfico.”  ¿Qué implican estas aclaraciones del autor? Comencemos por el subtítulo. Los dramas de Federico tienen como protagonistas a mujeres de manera casi absoluta. Así fue en Mariana Pineda, en Yerma, en La zapatera prodigiosa, en La casa de Bernarda Alba, y en parte en Bodas de sangre. Su sensible interés por el mundo femenino conlleva un intento de reivindicación de la pasión femenina en lucha contra el orden patriarcal establecido, que en esa época pretendía mujeres sumisas, dominadas. La visión del autor no es complaciente con esa opresión, y si bien muestra los destinos trágicos de las mujeres que se atrevieron a rebelarse, su obra es un canto a la libertad. En cuanto a su acotación referida a la idea de realizar un documental fotográfico, es más una expresión literaria del autor que una realidad, ya que si bien sus obras, como ya se dijo, tienen una base realista, en ningún momento realiza costumbrismo (los parlamentos de los personajes, por ejemplo, son estilizados y por momentos líricos, lo cual los aleja de la imitación exacta de la realidad), e intercala elementos poéticos, simbólicos, de corte vanguardista, etc. Debemos interpretar, por tanto, que esta acotación alude más bien a su representación de la esencia emocional y humana de los personajes y sus conflictos, más que a una actitud imitativa de la cotidianeidad.

 

ÉXITO Y CENSURA

(MARGARITA XIRGU INTERPRETANDO A BERNARDA)


   Federico escribe esta obra pensando en que la primera actriz catalana Margarita Xirgu asumiera el rol de Bernarda. De hecho, ella representó varias de sus obras, y existe la certeza de que la actriz le pidió un papel de “mala” y Federico le prometió escribírselo. Pero el autor muere sin lograr alcanzarle la obra terminada,  ya que si bien había tenido algunas lecturas en su tierra natal previas a la representación, Margarita Xirgu no se encontraba en España cuando estalló la guerra civil, por hallarse en una gira por Latinoamérica. Debido a sus ideas republicanas y de izquierda, la actriz nunca pudo volver a España y vivió en el exilio en Latinoamérica hasta su muerte. Por ello sacó ciudadanía uruguaya, y tuvo un papel importante en nuestro teatro nacional y el Sodre.  La casa de Bernarda Alba llegó a las manos de la Xirgu en enero de 1945,  nueve años después de la ejecución de Federico, y en ese mismo año, el 8 de marzo, la estrena en Buenos Aires. Es un éxito rotundo, y el público aplaude largo rato de pie en homenaje a la actriz y al poeta asesinado.


   Luego de este estreno póstumo, la obra se convierte en un éxito tanto en Latinoamérica como en países europeos, por ejemplo en Francia, donde Federico es uno de los autores más representados, aún en el siglo XXI. Paradójicamente, y debido a las circunstancias históricas (la dictadura franquista, que duró unos 50 años) en España su obra póstuma se conoció tardíamente, pues se estableció una censura sobre toda la obra de Federico, y si bien se hizo una puesta en escena en 1950, recién en 1964, bajo la dirección de Juan Antonio Bardem, se realiza una representación que resulta visible al público español. En adelante, de a poco, comenzó a abrirse un poco la tenaza de la censura, permitiéndose paulatinamente el ingreso de sus obras al público y lectores de España.

 

ASPECTOS GENERALES DE LA OBRA

a)     EL TÍTULO-.

Emblemático, epónimo y simbólico. Es epónimo porque menciona a la protagonista (Bernarda). Pero además, esa casa mencionada es la locación de todas las acciones de la obra, manteniéndose en este sentido dentro de los códigos aristotélicos (respeta la unidad de lugar). Esa casa cerrada, de muros gruesos, y cuya luminosidad pasa de blanquísima a blanca, y finalmente a blanca con tonos azulados, es el dominio de Bernarda, su propiedad, el lugar donde ejerce su poder tiránico, y así nos anticipa parte de la temática y conflicto de la tragedia. Es, a su vez, un símbolo de ese autoritarismo opresor sobre sus hijas.

 

b)    GÉNERO Y ESTRUCTURA-.

Federico define a La casa de Bernarda Alba como un drama (“DRAMA DE MUJERES EN LOS PUEBLOS DE ESPAÑA”), pero por sus características podemos señalar que la obra es, dentro de la clasificación de obras dramáticas, una tragedia, ya que los hechos principales son dolorosos, tristes, el final es funesto, y provoca espanto y compasión en los espectadores. Dentro de su concepción trágica, el autor incluye pasajes líricos y simbólicos, además de los dramáticos.

En cuanto a su estructura, se divide en 3 actos, en los cuales no están numeradas las escenas. A grandes rasgos, podemos definir que en el primer acto se encuentra el planteo del conflicto, en el segundo el desarrollo, y en el tercero ese desarrollo desemboca en el desenlace trágico. Desde este punto de vista la obra también sostiene la estructura clásica aristotélica (existe una acción principal, y se plantea, desarrolla y desenlaza el conflicto).

 

c)     TEMAS-.

La obra es muy rica en conceptos, y por tanto no existe un único tema. Sin embargo existe un tema principal, vinculado con la protagonista y su antagonista: el enfrentamiento entre la moral conservadora y autoritaria, representada por Bernarda, y el deseo de libertad -en este caso a nivel sexual y afectivo- representado por Adela, la hija menor de Bernarda.

   Otros temas que aparecen son: la pasión (el amor sensual); el rol de la mujer en la España de esa época; el clasismo y la injusticia social; la honra; la confrontación entre realidad y apariencias; la hipocresía; los celos y la envidia, etc.

 

d)    LA TRAMA-.



La obra inicia con un diálogo entre dos empleadas de la casa (Poncia y una criada) donde se informa que Bernarda y sus cinco hijas están en la misa por la muerte del segundo marido de Bernarda. Esa circunstancia explica la partición de bienes, en que la hija mayor, Angustias, de 39 años, por ser hija del primer marido de Bernarda, queda rica, en tanto las otras cuatro hijas (Magdalena, Amelia, Martirio y Adela, por orden de edad), a pesar de su posición social, reciben mucho menos de herencia. La noticia  llega al pueblo, y Angustias recibe el pedido de matrimonio de un pretendiente, Pepe el Romano. Este hombre será una de las piedras de discordia en la familia. Si bien nunca aparece en escena (este drama incluye sólo personajes femeninos) es fundamental para el desarrollo del conflicto. Se dice de él que tiene 25 años y es el mejor partido del lugar. Los conflictos se encienden cuando por un lado Bernarda exige un luto cerrado de ocho años (esto implicaba vestir rigurosamente de negro con vestidos muy cubiertos, y estar encerradas en la casa hasta con las ventanas cerradas y sin hacer vida social), y por otro las hermanas se enteran de la futura boda de Angustias con un hombre guapo pero que no está enamorado de ella, sino que va a casarse por interés económico. Ya en el planteo se vislumbra que Adela, la hija menor de Bernarda, de 20 años, no está feliz con esas imposiciones. Es joven y quiere disfrutar de su juventud, algo que el autor representa a través de dos símbolos: el abanico que le ofrece a su madre, redondo y con flores de colores, y el vestido verde que iba a estrenarse en su cumpleaños pero ya no podrá, por lo cual se lo pone para pasearse en el gallinero. Pero el quiebre se produce cuando se entera de la futura boda de su hermana mayor con Pepe el Romano. Más adelante en la trama se informa que Pepe el Romano había estado cortejando mediante misivas a Adela, sin embargo, cuando se realiza la partición de bienes, optó por pedir la mano de la hermana más rica.

   En el segundo acto el conflicto se desarrolla a través de tres grandes discusiones: la primera entre Poncia y Adela, ya que Poncia le sugiere a Adela que sabe lo que está haciendo (está viéndose a escondidas con Pepe el Romano) y Adela la desafía; la segunda entre Bernarda y sus hijas, centrándose en Martirio, ya que a Angustias le desaparece el retrato de Pepe el Romano, y se descubre que Martirio lo tenía escondido en su cama; y la tercera entre Martirio y Adela, donde Martirio revela que también está enamorada de Pepe el Romano y que siente odio, envidia y celos por su hermana porque Pepe, aunque vaya a casarse con Angustias, desea y quiere a Adela, por lo cual Martirio la amenaza con contarle a su madre acerca de su relación prohibida con el prometido de su hermana. En este acto se muestra cómo Bernarda se engaña creyendo que tiene todo bajo control, y sin embargo, ocurren muchas situaciones que escapan de su conocimiento, desde que Adela se convierte en amante del prometido de Angustias, hasta la existencia de una guerra interna entre las hermanas, apasionadas por el mismo hombre.

   En el tercer acto el conflicto desenlaza. Poncia le advierte a Bernarda que están ocurriendo situaciones que escapan de su control y que debería rectificar el rumbo (da a entender que no es natural que Pepe se case con Angustias por interés, y que en realidad debería casarse con Adela), pero Bernarda se encierra con soberbia en su error y no quiere escucharla. Por la noche se produce un nuevo enfrentamiento entre Adela y Martirio, cuando ésta última se da cuenta que Adela está con Pepe en el establo, y se genera un escándalo que levanta a todas las mujeres de la casa. Adela se enfrenta a todas con mucha pasión, pero Bernarda pide la escopeta para ahuyentar a Pepe el Romano, y cuando se escucha un disparo, Martirio entra diciendo “¡Se acabó Pepe el Romano!”, haciéndole creer a Adela que su amor había muerto. Adela corre, desesperada, a encerrarse en su cuarto. Bernarda le exige a Adela que abra la puerta. Se escucha un golpe, y finalmente Poncia logra entrar al dormitorio forzando la cerradura, y con un grito de horror, da a entender que Adela se suicidó, llevándose la mano al cuello para sugerir que se ahorcó. Ni aún en ese momento atroz Bernarda expresa tristeza o dolor, y fiel a lo que le pedía a Magdalena en el primer acto (quien lloraba por la muerte de su padre), no sólo no llora, sino que exige a sus hijas que no haya lágrimas. Bernarda finaliza la obra declarando que su hija menor ha muerto virgen (algo que no era cierto) y diciendo la misma palabra que al inicio: “¡Silencio!”.

 

e)     LOS SÍMBOLOS-.

El símbolo es uno de los recursos que más emplea Federico en su obra, y La casa de Bernarda Alba no es una excepción.

   Encontramos una gran variedad de símbolos, algunos asociados a un personaje determinado, otros que ilustran la esencia trágica de la obra, o alguno de los temas que se desarrollan. Veamos los más importantes:

·         La casa: Es el sitio donde todo ocurre, pero también es el dominio de Bernarda, donde ejerce su autoridad tiránica sobre sus hijas. En ella se reflejan sus obsesiones: la blancura se vincula con el honor, la limpieza, la imagen que quiere mostrar; los muros gruesos con su deseo de alejar a los ajenos de su intimidad con la intención de preservar sus secretos oscuros, y más aún con su autoridad asfixiante, especialmente sobre sus hijas, a quienes domina, reprime, y encierra, también con esos 8 años de luto cerrado que al inicio de la obra mandata deberán cumplir, y que en el desenlace, ante el suicidio de Adela, se convertirán en “un mar de luto” en el que todas se hundirán. Esa casa termina siendo una cárcel o una especie de convento cerrado para las hijas de Bernarda. En la simbología tradicional, una casa suele representar a la mujer, lo femenino, y en este matriarcado sólo aparecen mujeres.

·         Los colores: Federico, llevado por su espíritu vanguardista, emplea los colores de manera intencional y extrema, con la intención de dejar sensaciones, impresiones, generar un impacto emocional. EL BLANCO: Uno de sus recursos vinculados con el color se asocia con la casa, sobre lo cual se informa en la acotación inicial: “Habitación blanquísima del interior de la casa de Bernarda”, pero este color blanco vinculado con la pureza e indirectamente con la virginidad, se va oscureciendo a medida que la obra transcurre, y ya en la acotación inicial del segundo acto, se habla de “Habitación blanca”, para finalizar en la acotación inicial del tercer y último acto afirmando “Cuatro paredes blancas ligeramente azuladas del patio interior de la casa de Bernarda”. O sea, el blanco se degrada, se oscurece, vinculado sin duda no sólo con la derrota de la protagonista en su intento de dejar la imagen de una honra inmaculada, sino también con los sucesos cada vez más trágicos que ocurren en su hogar. También es blanco el caballo garañón, que en el tercer acto aparece como símbolo de la pasión y el deseo sexual, así como la luna. EL NEGRO: es el color predominante en la obra y está asociado con el luto, la ausencia de alegría y de vida, y la tragedia que se desarrollará en la obra. Tanto Bernarda como sus hijas visten de riguroso luto durante toda la obra, y al inicio, el autor menciona, hiperbólicamente, que entraron a la casa doscientas mujeres vestidas de luto, “con pañuelos, grandes faldas y abanicos negros”. EL VERDE: En la obra total de Federico este color tiene varios significados, a veces contradictorios entre sí, pues tanto representa la naturaleza y su vitalidad, o la esperanza, como la muerte. Esa unión de significados la vemos tanto en el abanico que Adela entrega a su madre como en el vestido que pensaba estrenarse en su cumpleaños, pero que debido al luto que deberá guardar por la muerte de su padre, no podrá usar.

·         El bastón de Bernarda: El bastón en el que Bernarda se sostiene es un símbolo de su autoridad. Basado en la tradicional significación de mando, recuerda el cayado del pastor y el cetro de los reyes. Bernarda lo emplea tanto para sostenerse como para castigar. Por ese motivo la acción de Adela en el último acto reviste tanta importancia simbólica: la rebelde, la que desea gozar de su vida y ser libre, “arrebata el bastón a su madre y lo parte en dos”. La autoridad inflexible de Bernarda se quebranta por la pasión de Adela.

·         El abanico redondo y el vestido verde de Adela: Estos elementos representan la vitalidad y el deseo pasional de Adela de ser libre y gozar de su juventud y de su cuerpo. Cuando Bernarda le pide un abanico, se indica que Adela le alcanza uno “redondo con flores rojas y verdes”, y Bernarda lo tira al suelo y le exige que aprenda a respetar el luto de su padre. Luego nos enteramos que Adela se ha puesto un vestido verde que pensaba estrenar en su cumpleaños para pasearse en el gallinero con él. Ese vestido refleja su ímpetu juvenil y vital, la fuerza de su pasión, pero también es un anuncio de su muerte. Ambos elementos anticipan su rol como antagonista, su actitud transgresora del orden que pretende imponer su madre.

·         El calor, la sed: El autor ubica los hechos en verano, un verano particularmente caluroso. Ese calor que las agobia y asfixia en tanto deben estar encerradas en la casa y vestidas con pesados vestidos largos y cubiertos para cumplir el luto, así como la sed constante que tienen (se habla también de beber agua varias veces) representa simbólicamente las ansias de esas mujeres que ven pasar sus vidas sin poder gozar por causa de los mandatos férreos de su madre. Esa pasión reprimida se desboca en el personaje de Adela.

   Otros símbolos: los nombres de los personajes fueron elegidos con intención (Bernarda significa “con la fuerza de un oso”, Adela “noble”, Angustias, Martirio y Magdalena se vinculan con el sufrimiento y el llanto, Amelia con la falta de miel o dulzura; el anillo de perlas que Pepe el Romano entrega a Angustias como muestra de su compromiso, representa las lágrimas; la oveja que trae María Josefa tiene connotaciones bíblicas y alude a Jesucristo crucificado y por tanto al sacrificio de Adela, así como la corona de espinas que ésta menciona; la sal que se derrama en el último acto augura desgracia; la luna aparece mucho en el universo poético lorquiano, y es un símbolo del erotismo y la pasión, pero también de la muerte, etc.

 

FEDERICO GARCÍA LORCA Y LA GENERACIÓN DEL 27

 

FEDERICO GARCÍA LORCA Y LA GENERACIÓN DEL 27

 



LA BIOGRAFÍA-.

   FEDERICO GARCÍA LORCA fue el escritor más brillante y célebre de su generación, y el más estudiado de todos los autores españoles, luego de Cervantes con su Quijote. Fue poeta, dramaturgo, director teatral y conferencista, además de mostrar talento como dibujante y pianista. En suma, fue un artista completo y genial, quien además, según testimonios de quienes lo conocieron personalmente, gozaba de un inmenso carisma.



   Nacido el 5 de junio de 1898 en Andalucía, España, en el pueblo granadino de Fuente Vaqueros, creció en una familia de buen pasar económico, siendo el mayor de cuatro hermanos. Su padre, Federico García Rodríguez, era un hacendado, y su madre, Vicenta Lorca, era maestra de escuela. Esto le permitió tener la disponibilidad económica suficiente para viajar y dedicarse de lleno a sus estudios y actividades artísticas sin tener que angustiarse en su época de preparación por su sustento; y por otro lado, gracias a su madre disfrutó de un contexto culto en su hogar que despertó su interés por el arte y la literatura desde que era un niño.



   En principio, y hasta su adolescencia, se interesó tanto por la música que pensó que se dedicaría a ello; sin embargo, esto no era bien visto por su familia, que deseaba que tuviera algún título de profesión liberal. De este modo fue que estudió en la Universidad de Granada Filosofía y Letras, y también Derecho –en este caso para contentar a los padres-, recibiéndose a los 23 años. Este giro en sus estudios despertó su vocación literaria. Fue durante su etapa universitaria que comenzó a frecuentar el café Alameda, donde participó del centro de tertulias El rinconcillo. Allí se reunían intelectuales de varios ámbitos (algunos de renombre internacional, como el compositor Manuel de Falla, o el académico, escritor y periodista Melchor Fernández, o el catedrático y político Fernando de los Ríos) con la idea de desarrollar un cambio en el ambiente cultural de la ciudad de Granada. Al mismo tiempo, gracias a su profesor de facultad Martín Domínguez Berrueta, realizó viajes de estudios por distintos puntos de España, que lo inspiraron para escribir su primer libro en prosa, titulado Impresiones y Paisajes (1918).

   Pero lo más crucial para su desarrollo como escritor fue su estadía como huésped en la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde convivió con figuras que serían tan relevantes como el cineasta Luis Buñuel y el pintor surrealista Salvador Dalí, además de interactuar con intelectuales ya reconocidos, como fue el caso de Albert Einstein, Marie Curie, Juan Ramón Jiménez, Paul Eluard, Louis Aragon, etc. En este lugar conoció a varios representantes de la Generación del 27, como Rafael Alberti, Pedro Salinas,  Manuel Altolaguirre o Emilio Prados. Su amistad con Dalí fue tan estrecha, que en 1925 primero, y luego en 1927, el pintor invitó a Federico a pasar la Semana Santa en su casa en Cadaqués, un pueblo costero cuya belleza impactaría profundamente en el escritor.

(FEDERICO Y SALVADOR DALÍ)


   Todas estas influencias generan que a partir de 1920, Federico comience a publicar tanto obras dramáticas como líricas. En 1920, por ejemplo, estrena su primer obra teatral, El maleficio de la mariposa, obra en la que colabora con su arte el pintor uruguayo Rafael Pérez Barradas. En esta misma época está creando su Poema del cante jondo, que con el afán de perfeccionismo de Lorca, publica recién diez años después. Este perfeccionismo se suma a la idea que tiene el escritor de que la poesía muere cuando se la imprime, por tanto muchos de sus poemas eran ya conocidos popularmente antes de que se decidiera a publicarlos (lo mismo ocurre con su Romancero Gitano, que publica recién en 1928, pero en cuyos textos trabajó al menos durante cuatro años).



   En este período, además de gozar de gran fecundidad productiva, comienza a ser más conocido por su carisma y calidad. Así, produce una seguidilla de obras que se difunden y tienen excelente recepción popular. En género dramático, tenemos Mariana Pineda (1927), La zapatera prodigiosa (1930), la tragedia Bodas de sangre (1933), Yerma (1934), y Doña Rosita la soltera (1935). La casa de Bernarda Alba fue su última obra, pero no llegó a ver su estreno, ya que fue póstumo (o sea, se estrenó después de la muerte del autor). Por otra parte, y consolidando su importante aporte al teatro español,  en 1933 funda su proyecto de teatro universitario La Barraca, con el cual viajó por distintos pueblos de España llevando a los sitios más recónditos y humildes la representación de obras nacionales de diversos autores, con el objetivo de instruir y entretener a quienes de otra manera no tenían acceso a la cultura.

   Además de esta importante labor dentro de España, Federico realiza dos viajes que marcarían una inflexión en su carrera literaria. El primero, el que realizó en 1929 a la ciudad de Nueva York, donde se sorprendió ante la imagen urbana y mecanizada, el maltrato a los negros, las multitudes, los trenes cargados de animales muertos. Esa angustia vital la vuelca en un libro de poesías, Poeta en Nueva York, que da a conocer en 1930. Veamos como ejemplo el poema LA AURORA, de ese libro:

“La aurora de Nueva York tiene

cuatro columnas de cieno

y un huracán de negras palomas

que chapotean las aguas podridas.

 

La aurora de Nueva York gime

por las inmensas escaleras

buscando entre las aristas

nardos de angustia dibujada.

 

La aurora llega y nadie la recibe en su boca

porque allí no hay mañana ni esperanza posible.

A veces las monedas en enjambres furiosos

taladran y devoran abandonados niños.

 

Los primeros que salen comprenden con sus huesos

que no habrá paraíso ni amores deshojados;

saben que van al cieno de números y leyes,

a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.

 

La luz es sepultada por cadenas y ruidos

en impúdico reto de ciencia sin raíces.

Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes

como recién salidas de un naufragio de sangre.”

 

    El otro viaje que fue importante para su carrera, es el que realizó en 1934 a Sudamérica, donde permaneció durante varios meses en el Río de la Plata, primero en Buenos Aires, y luego casi un mes en Montevideo. Allí realizó una intensa labor cultural con referentes de la cultura de los países de la región. Estos viajes no solamente le brindaron inspiración y ampliaron su visión del mundo, sino que también consolidaron su prestigio internacional.

   En cuanto a su creación lírica, sus dos libros más difundidos son Romancero Gitano (1928) y Poeta en Nueva York (1930). Se publicaron póstumamente dos colecciones de poemas: Diván del Tamarit, y Sonetos del amor oscuro.

    SU MUERTE: Si bien Federico no fue un hombre de barricada ni ejerció tarea política, y se vinculaba con personas de distintas ideas políticas, tuvo ideas republicanas y de contenido más progresista que conservador. Esto se nota no solamente en los mensajes que deja en sus obras y otros escritos, donde confiesa su empatía por los más vulnerables y discriminados y su dolor ante la injusticia, sino también en su modo de vida, mediante los cuales expresa un profundo amor por la libertad. Esto lo puso en la mira de los falangistas, y cuando estalló la Guerra Civil española, en julio de 1936, formó parte de los intelectuales considerados enemigos del franquismo, a pesar de que Lorca nunca adhirió a ningún partido político ni tomó jamás un arma.

   Varios amigos le sugirieron que se exiliara porque su vida podía correr peligro. Él desestimó este consejo, porque no se consideraba un blanco político, y se vinculaba tanto con republicanos como falangistas, y quería permanecer en su tierra natal. Sin embargo, en julio de 1936, estando en la casa familiar de Granada, la situación se volvió insostenible. Los falangistas arrestaron a su cuñado, alcalde de la ciudad, Manuel Fernández Montesinos, y un mes después lo fusilaron, y no contentos con esto fueron más de una vez a su casa y maltrataron tanto a Federico como a su padre anciano. Finalmente, decidió refugiarse en casa de una familia falangista amiga, la de Luis Rosales, poeta y crítico literario. A partir de aquí comienzan las versiones, pero existen pocas certezas. Una de las versiones indica que existía una pugna en la ultra derecha española entre el falangismo y un grupo denominado CEDA, y que fueron integrantes de CEDA los que hicieron la denuncia, decidieron el fusilamiento del poeta, y fueron a buscarlo a casa de los Rosales, y no directamente los falangistas, por ejemplo. Otras incertidumbres tienen que ver con quién delató el lugar donde se escondía el poeta: una versión indica que cuando un grupo armado fue a su casa a buscarlo, ante el apremio físico y las amenazas a su padre, una de sus hermanas confesó a los agresores dónde se encontraba Federico; otra versión señala que uno de los hermanos Rosales, en desacuerdo con el resto de su familia, denunció la presencia del poeta en su casa a las autoridades.

   Lo cierto es que prendieron a Federico el 16 de agosto de 1936 en casa de los Rosales, y le hicieron pasar la noche en un calabozo improvisado en el pueblo de Víznar. Y a pesar de múltiples notas y reclamos oficiales de personalidades intelectuales y políticas del mundo (como por ejemplo, los embajadores de Argentina, Colombia y México) exigiendo su liberación con vida, fue fusilado la madrugada del 18 de agosto, según se cree, en un camino apartado de Víznar, bajo unos olivos, junto a otros republicanos. Se lo acusaba de ser “rojo”, espía de los rusos, amigo del socialista Fernando de los Ríos, y también se lo condenaba por su homosexualidad. Nunca se ha podido hallar sus restos. Por distintos motivos, sus asesinos ocultaron el lugar preciso donde fue sepultado, y aún ahora el mundo desconoce dónde reposa el cuerpo del poeta más importante de toda la historia de España.

(Barranco Víznar)


   Hay quienes dicen que el poeta tuvo una premonición de su propia muerte cuando escribió su Prendimiento y Muerte de Antoñito el Camborio. En el Prendimiento expresa: “Y a la mitad del camino,/ bajo las ramas de un olmo,/ guardia civil caminera/ lo llevó codo con codo. […]Antonio Torres Heredia,/ hijo y nieto de Camborios,/ viene sin vara de mimbre/ entre los cinco tricornios.[…] A las nueve de la noche/ lo llevan al calabozo,/ mientras los guardias civiles/ beben limonada todos./ Y a las nueve de la noche/ le cierran el calabozo,/ mientras el cielo reluce/ como la grupa de un potro.” Y en la Muerte: ¡Ay Antoñito el Camborio/ digno de una Emperatriz!/ Acuérdate de la Virgen/ porque te vas a morir. […]Tres golpes de sangre tuvo/ y se murió de perfil./ Viva moneda que nunca/ se volverá a repetir.”

   Muchos poetas amigos y admiradores escribieron homenajes a Federico, lamentándose por su muerte. Entre ellos Luis Cernuda, integrante de la Generación del 27, y Antonio Machado, el poeta más importante de la Generación del 98, una generación anterior a la de Federico.

   Así lo despidió Antonio Machado:

“EL CRIMEN

Se le vio, caminando entre fusiles

por una calle larga,

salir al campo frío,

aún con estrellas, de la madrugada.

Mataron a Federico

cuando la luz asomaba.

El pelotón de verdugos

no osó mirarle a la cara.

Todos cerraron los ojos;

rezaron: ¡ni Dios te salva!

Muerto cayó Federico

—sangre en la frente y plomo en las entrañas—.

… Que fue en Granada el crimen

sabed —¡pobre Granada!—, ¡en su Granada!…”

 


   LA GENERACIÓN DEL 27-.

      Se le denomina así a un grupo de escritores, artistas e intelectuales que el 16 y 17 de diciembre de 1927 se reunieron en unas jornadas organizadas por el Ateneo de Sevilla para homenajear al poeta español barroco Luis de Góngora, por el tricentenario de su muerte, y constituyeron, por su calidad e importancia, la llamada Edad de Plata de las letras españolas.



   Acerca del nombre de este grupo y sus integrantes existen múltiples debates. Lo primero que se discute es si constituyen una generación o no, ya que este grupo no cumple con todos los criterios del crítico alemán Petersen para hacerlo. Por ejemplo, no tienen un guía o jefe, no todos tienen una formación similar ni todos nacieron en años próximos entre sí, y en realidad, no hay un hecho histórico importante que dé inicio a la aglutinación del movimiento, pues el hecho histórico que afecta a todos (la Guerra Civil española) comienza recién en 1936. Tampoco tienen estilos semejantes producto de una voluntad colectiva, no fueron escuela ni escribieron manifiestos. Pero sí tienen lazos de amistad (uno de los requisitos) o al menos hubo varios grupos de amigos, y participaron en actos colectivos, además de que también podemos hallar una tendencia común.

   La fecha 1927 se toma como punto de partida porque en el homenaje a Góngora se conocieron muchos de sus integrantes y luego continuaron lazos de amistad, pero la producción escrita de sus miembros comienza años antes, alrededor de 1920. Por esa razón algunos críticos literarios hablan de Generación del 25 para buscar una fecha intermedia, pero el nombre más difundido es Generación del 27.



   Otro punto de debate gira en torno a la cuestión de sus integrantes. Existe una especie de nómina “oficial” o canónica que incluye a los siguientes ocho poetas: Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Luis Cernuda, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Jorge Guillén y Pedro Salinas. En esa lista se dejó de lado a las mujeres poetas de la época que participaron de las actividades de esta generación, y que luego fueron reivindicadas por investigaciones posteriores, como Ernestina de Champourcin, Josefina de la Torre y Concha Méndez. Algunos críticos literarios mencionan también a otros poetas que no estuvieron en primera línea, pero participaron del grupo, como Manuel Altolaguirre y Emilio Prados. También hay quienes al hablar de Generación del 27 no se refieren solamente a un grupo de poetas, sino que incluyen además a otros artistas e intelectuales, como por ejemplo Salvador Dalí (pintor), Manuel de Falla (músico) o Luis Buñuel (cineasta).

 

PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS:

Ø  TRADICIÓN Y VANGUARDISMO: Estos poetas tuvieron la peculiaridad de que aunque fueron influidos por la Vanguardia en algunos aspectos, no adoptaron una actitud de rechazo de la tradición literaria. Se mostraban admiradores de Góngora, respetaban a Juan Ramón Jiménez, o tomaban como inspiración al Romancero. Sin embargo, aunque no fueron enteramente rupturistas, enriquecieron sus creaciones con los aportes de la Vanguardia, sobre todo del Surrealismo, explorando su inconsciente, buscando una belleza que estaba por encima de la realidad, empleando un lenguaje onírico, o mediante el uso de imágenes, símbolos y metáforas.

   Otra Vanguardia que fue influyente sobre algunos de estos escritores españoles fue el Expresionismo, con su rechazo por la urbanización y la mecanización, y su distorsión de los aspectos objetivos de la realidad, alterados por la emocionalidad del creador.

   De esta manera, alternaron creaciones caracterizadas por el verso blanco o libre, acordes al espíritu transgresor vanguardista, con composiciones que seguían los formatos tradicionales o clásicos, como el soneto, el romance o la copla.

Ø  INTENCIÓN ESTÉTICA: La poesía de esta Generación se caracteriza por su belleza. Si bien adoptaron algunos recursos y actitudes del Vanguardismo, estos poetas no tomaron la estética de lo feo como lenguaje generacional. Aún en el momento de mayor influencia de los movimientos vanguardistas, el feísmo casi no aparece en la poesía del 27. Buscaban la belleza por medio de las imágenes, y su principal recurso fue la metáfora, ya que pretendían representar la realidad sin describirla.

   También se caracterizaron por presentar poemas cadenciosos, con ritmo y sonoridad significativa para los contenidos, agradables al oído, ya que deseaban que lo auditivo complementara la belleza visual de sus creaciones, apuntando a una noción de completud.

   Esta intención estética se vincula con su estilo predominante, que los empujaba a emplear un lenguaje cargado de lirismo.

Ø  LOS TEMAS: Si bien aparecen algunos temas que son tópicos literarios (o sea que fueron trabajados por otros líricos de manera recurrente a lo largo de distintos siglos), como ser el amor, la muerte, el destino, el paso del tiempo o la naturaleza, ellos imprimieron su toque personal y procuraron revitalizar estos temas alejándose de los encares manidos, buscando la originalidad. De este modo, encontramos por ejemplo la incursión en temas considerados tabú, y surgen poemas amatorios de corte homosexual (Aleixandre, Cernuda, García Lorca).

   Por otra parte, a medida que avanzaban los años se iba procesando una evolución temática, ya que en una primera fase los temas estuvieron más conectados con un espíritu vanguardista más deshumanizado (la urbe, las máquinas, la actitud lúdica con las palabras), pero luego comienzan a aparecer temas más vinculados con una visión más comprometida con la realidad de su tiempo y sus conflictos sociales, partiendo incluso de posturas políticas, como en el caso de Rafael Alberti, quien adhirió al Partido Comunista y participó de la Guerra Civil contra el dictador Franco. En esta etapa el grupo recibe también la influencia de un gran poeta latinoamericano, como fue Pablo Neruda, quien incursionaba por esta época en una literatura revolucionaria, de denuncia y de compromiso social.

   La Guerra Civil y la mezcla de dolor y amor por España, se constituyen en temas principales cuando estalla el conflicto. Posteriormente, tras la derrota de los  republicanos, algunos escritores que debieron huir para no ser apresados o asesinados (García Lorca fue ejecutado, Miguel Hernández, poeta más joven pero que se vinculó con los de esta generación, fue apresado y murió en la cárcel por ser republicano) desarrollaron, cada uno a su manera, la temática del exilio.

 

 



sábado, 31 de julio de 2021

TEATRO DEL ABSURDO

 

TEATRO DEL ABSURDO



Denominación, definición y contexto histórico-.

   El Teatro del Absurdo es una de las tendencias más extremas del teatro del siglo XX en cuanto al quiebre del modelo aristotélico.  No se puede definir como movimiento ni escuela, ya que no hubo una acción coordinada voluntariamente por parte de los autores a los que se etiqueta bajo esa denominación.

   De hecho, la expresión “teatro del absurdo” se lee por primera vez en el año 1962, acuñada por el crítico teatral británico MARTIN ESSLIN, quien de esta manera define a ciertos dramaturgos que ya escribían en la década de los 50, fundamentalmente en Francia, y cuyas obras reaccionaban contra los conceptos tradicionales del teatro occidental. O sea que la denominación surge más de una década después de que se produjera el apogeo de esta tendencia, lo cual confirma que no son ni escuela ni movimiento.

(MARTIN ESSLIN)


   Según Esslin: “El Teatro del Absurdo consiste en expresar el sentido del sinsentido de la condición humana, así como lo inútil del pensamiento racional, proponiendo un abandono absoluto de la razón.”

   Y también señala que es “la aplicación dramática, en términos absurdos, de los principios del existencialismo”.

  ABSURDO proviene del latín absurdus (fuera de tono), es aquello que no tiene sentido o que es contrario y opuesto a la razón. También refiere a lo extravagante, irracional, arbitrario, disparatado y contradictorio. El filósofo español Ferrater Mora expresa que absurdo es lo que se aparta del sentido común.

   El hombre en su vida cotidiana se enfrenta permanentemente a lo absurdo de la existencia, y en el transcurrir de los siglos, hubo autores que tomaron conciencia de ello y lo manifestaron en sus obras. Estos cuestionamientos metafísicos hicieron eclosión en el siglo XX, debido en gran parte a la crisis de la primera parte de ese siglo, donde hubo guerras apocalípticas con amenazas de extinción humana, experiencias espaciales, tecnologías que permitieron comunicaciones antes impensadas, provocando grandes inseguridades e incertidumbres en el ser humano.

   De todo esto surge la visión filosófica existencialista con su concepción de la absurdidad de la vida y del mundo. Al considerar que la existencia precede a la esencia, es decir, que no hay un sentido previo a la existencia, puesto que la figura de Dios desaparece, y el ser humano es un continuo hacerse a sí mismo, lo que hay es un sinsentido de la existencia, el sinsentido de haber sido arrojado al mundo en un acto gratuito, sin objeto, y por tanto, irracional y absurdo. El ser humano sólo existe en ejercicio de su libertad, aunque le duela, y debe continuar eligiendo, haciéndose a sí mismo en medio de la angustia de la soledad y el desamparo, y de la conciencia de ser-para-la-muerte. Dijo Sartre: “Es absurdo que hayamos nacido, y es absurdo que muramos”.  Y Camus: “Si el universo no puede ser completamente explicado en términos racionales, entonces hemos de resignarnos y admitir honestamente que el universo es absurdo.”

   Esta visión surge del mismo contexto histórico que el Teatro del Absurdo, e influye sobre los dramaturgos que fueron comprendidos dentro de esta tendencia, tales como ADAMOV, BECKETT y GENET, además de IONESCO.

(ARTHUR ADAMOV)

¿Por qué estos escritores, sin conocerse entre sí, sin reunirse ni acordar reglas ni objetivos, coinciden de tal manera en su escritura, al punto de ser etiquetados por Esslin bajo una misma tendencia? Se explica por su contexto cultural. Estas obras surgen luego de la experiencia traumática de la Segunda Guerra Mundial y la ocupación nazi de Francia, y proceden de individuos que fueron considerados marginales por diversos motivos: Genet por situaciones biográficas como la orfandad, la homosexualidad, el haber sido condenado a la cárcel varias veces; Adamov (armenio-ruso), Beckett (irlandés) y Ionesco (rumano) fueron extranjeros en Francia, y escribieron su obra en una lengua que no era la materna. 

(SAMUEL BECKETT)


   Esslin señala que cada uno de los autores de esta tendencia “tiene sus propias raíces, fuentes y trasfondo. Si además se aprecia con claridad lo que tienen en común, es porque su trabajo refleja sensiblemente las preocupaciones y ansiedades, las emociones y el pensamiento de muchos de sus contemporáneos del mundo occidental.” En definitiva, sugiere que existía en ese tiempo, fruto del contexto, una sensación en la gente -sobre todo europea-, de descontento por absurdidad del mundo que los rodeaba. Y esa sensación quizás no era consciente racionalmente, pero sí emocionalmente, y fue lo que alimentó esta tendencia dramática, y de lo que formaron parte estos dramaturgos como personas, como ciudadanos europeos, sólo que ellos sí lo racionalizaron y lo expusieron mediante su obra dramática.

 

(JEAN GENET)

   Heredero de las Vanguardias y del Existencialismo, el Teatro del Absurdo refleja la crisis social, cultural y artística de su tiempo. Su base teórica podemos encontrarla en Antonin Artaud y su teatro de la crueldad, y en Bertolt Brecht con su noción de efecto alienante. Su base cómica procede del cine: Chaplin, Stan y Laurel, los Hermanos Marx, Buster Keaton.

 

(EUGÈNE IONESCO)

   Esta tendencia, sin ser escuela ni movimiento, también se manifestó en otros puntos del planeta, como por ejemplo en España, con dramaturgos tan importantes como Fernando Arrabal y Miguel Mihura. En América también halló adeptos. En nuestro país podemos mencionar a Leo Maslíah, con obras como Democracia en el Bar o El zapato indómito.

 

Características; el Antiteatro-.

   Si bien el término “Antiteatro” suele aplicarse en general a las obras dramáticas vanguardistas del siglo XX, que comparten una actitud crítica e irónica frente a la tradición aristotélica, de manera más estricta se aplica a la obra de Ionesco, quien en 1950 coloca la denominación “anti-obra” (anti-pièce) al frente de su primer pieza, La cantante calva. De hecho, la actitud contestataria es esencial en cualquier obra de Teatro del Absurdo, pues cada una de sus características es una transgresión de las reglas.

   Algunas de estas características son:

*Procesos de despersonalización y extrañeza para desmontar estructuras del lenguaje, la lógica y la conciencia convencionales.

*Colocan al espectador en situaciones límite, sorprendentes e irracionales.

*Dan trascendencia a lo intrascendente, y viceversa.

*Cuestionan códigos establecidos, como el lenguaje, el tiempo, los códigos teatrales, los valores sociales, etc.

*El lenguaje: palabras y acciones son contradictorias (el mundo no tiene sentido); diálogos repetitivos o discontinuados; diálogos que en realidad son monólogos; repetición de palabras; juegos de palabras; contradicciones; uso de onomatopeyas; uso de lenguas extranjeras.

*Cuestionan presupuestos del código teatral, en los personajes (cambio de sexo y personalidad, pérdida de identidad, conductas incongruentes, ilógicas, visión antipsicologista del dramaturgo), la acción (negación de la acción, trama circular, incoherencia entre acciones y parlamentos) y elementos escenográficos (exceso de objetos o reducción al mínimo, animación de objetos, diálogos entre bastidores), así como el nivel discursivo, ya visto en el ítem del lenguaje.

*El tiempo: supresión de la cronología, discronía, circularidad, efecto espejo.

*Lo onírico, a veces cómico, otras pesadillesco.

*Lo tragicómico.

*Lo grotesco.

*Espíritu lúdico.

 

Principales temas-.

   Básicamente son los temas que importan al Existencialismo. Las obras de Teatro del Absurdo se centran en aspectos conflictivos y críticos de la existencia y de la sociedad, como la soledad, el sinsentido de todo, la incomunicación, la vida como burla trágica o grotesca (el hombre perdido en un mundo absurdo, su angustia ante la nada), la incoherencia entre acciones y discursos, el fracaso y la absurda esperanza, la libertad o la ausencia de la misma, el cuestionamiento en general de códigos sociales arbitrarios y opresivos, etc.