sábado, 31 de julio de 2021

 ANÁLISIS DEL CUENTO LOS ASESINOS PARTE 2


PUNTEO DE ANÁLISIS DE LOS TRES MOMENTOS DEL CUENTO-.

 

Primer momento:




   *Comienzo abrupto, fragmentarismo, elipsis, principio del iceberg. Se apela al lector activo.

   *Brevísima ubicación espacial (“La puerta del restaurante de Henry se abrió”).

   *Predominio de diálogo/estilo directo, por sobre pasajes narrativos/ estilo indirecto. Parlamentos breves. Narrador en 3ª persona, externo. No comunica pensamientos de los personajes, ni emite opiniones propias.

   *Situación inicial: George recibe a dos clientes comportándose dentro de lo que se espera de un encargado: “¿Qué van a pedir?”, pero los desconocidos responden de manera extraña: “No sé”, y “Qué sé yo”. Si bien no siempre que se acude a un restaurante se sabe con anticipación qué se va a consumir, las respuestas tienen un matiz de agresividad o al menos de falta de educación. Esta agresividad va in crescendo a medida que transcurre el primer momento del relato, pasando por matices de rispidez, ironía y burla, tensión, violencia soterrada, al punto que sin mostrar ningún  arma, los matones consiguen dominar a los locatarios del restaurante. En sí, los personajes estarían siendo sinceros respecto a que no saben qué comer, porque su objetivo no es cenar, sino que van a cumplir con una misión, que es la de matar a un parroquiano de ese lugar (el sueco Ole Andreson).

   *Breve ubicación temporal (“Afuera estaba oscureciendo”), que puede tener connotaciones simbólicas. En el contraste binario luz-oscuridad, la luz se vincula al bien, a lo divino, y en general, tiene connotaciones positivas asociadas con emociones y conceptos agradables: la felicidad, lo bello, lo inocente, lo joven, la claridad mental, el conocimiento, etc. En cambio la oscuridad se vincula con el mal, lo demoníaco, los sentimientos de dolor y tristeza, lo monstruoso, lo malvado, la vejez, la cerrazón mental, la ignorancia, etc. En este caso el dato de que está oscureciendo nos ubica en el momento del crepúsculo, cuando el sol se va, y comienzan a aparecer las luces artificiales. Ese momento de pasaje entre el día y la noche en el cuento corresponde a la irrupción del mal en el restaurante mediante la presencia de dos representantes de la Mafia que llegan con el objetivo infame de matar a una persona, seguramente a cambio de dinero. El oscurecimiento es un símbolo muy usual del pasaje de la vida a la muerte, algo que estaría acorde a la intención de estos dos personajes, y con el título. También es la irrupción del caos, ya que se pasa de una situación cotidiana y rutinaria en un pueblo de bajo perfil, a padecer un suceso violento e inesperado, que arranca a los personajes pueblerinos de su modorra. El oscurecimiento puede aportar además la sensación de decadencia, lo cual se ajusta al ambiente de USA de la época, lleno de extremismo y violencia.

   *Introducción del personaje Nick Adams, casi sin explicaciones (¿quién es?, ¿por qué está allí?, no se aporta información). Primera fase del protagonista: observador.

   *La violencia verbal se dirige siempre de un mismo bando contra el otro. Los recién llegados (los mafiosos, Al y Max) agreden directa o indirectamente. Demuestran grosería, falta de diplomacia; son burlones e irónicos, por lo cual el humor es empleado como arma arrojadiza (alusión al vodevil). Esa violencia verbal es intimidatoria; el bando de los inocentes (los pueblerinos que están en el restaurante) responde de manera evasiva, no confronta. Entonces la violencia verbal es instrumento de dominio de un bando sobre el otro. ¿Cómo se presenta esa violencia? 1) Mediante groserías: “¿Entonces para qué carajo lo pones en la carta?”, “Bah, a la mierda con el reloj”; 2) con ironías y burlas: cuando Al pregunta por el nombre del pueblo y George le responde “Summit”, Al pregunta a su compinche: “¿Alguna vez lo oíste nombrar?”, y ¿Qué hacen acá a la noche?”, a lo que Max responde: “Cenan. Vienen acá y cenan de lo lindo”; del mismo modo que descalifican con sarcasmo al pueblo, lo hacen con los pueblerinos, en particular los que están en el restaurante, llamando a George, y luego también a Nick, “chico vivo”, dando a entender que son todo lo opuesto; 3) con maltrato: luego de preguntarle a George si es un chico vivo, y respondiendo éste que sí, Max le dice: “Pues no lo eres”; o “¿Qué miras?”, le dijo Max a George, mirándolo; “Tú no te rías, no tienes nada de qué reírte, entiendes?”; 4) con amenazas: “Mejor pasa del otro lado, chico vivo”, “Muy bien, negro. Quédate ahí”, “Sabía que le volaría la cabeza”.

   *Alteración de códigos morales: ser inocente y no cometer delitos es equivalente a ser considerado tonto por los mafiosos, por eso la ironía de la expresión “chico vivo”.    *Racismo: a Sam se lo caracteriza por su color de piel, (“negro”), por encima de considerarlo tonto, como hacen con George y Nick.

   *Degradación moral: personajes que en ciertos aspectos parecen comunes, gente como cualquiera, se dedican a matar a otras personas. Desvalorización de la vida del otro: mientras los matones hablan naturalmente de que piensan ejecutar a una persona, hacen chistes, hablan sobre cine, y hasta en medio de la violenta situación, uno de ellos expresa que George le cae bien.  

   *Caracterización de personajes típicos de la narrativa del siglo XX. Ver matices según cada personaje.

   *Oposiciones y contrastes en la primera parte del cuento (los dos bandos de personajes representando el bien y el mal, lo legal y lo que está fuera de la ley, la inocencia y la malicia). Las paradojas (el menú que no sirve para ordenar, etc).

   *Otro aspecto de la acción narrativa en la primera parte: tensión, suspenso. No se sabe si el boxeador irá al restaurante y presenciaremos su muerte, ni se sabe qué harán los matones con los del restaurante una vez finalizada la situación.

   *Nada es lo que parece: “Con sus sobretodos ajustados y esos sombreros hongos parecían dos artistas de variedades”. Ese “nada es lo que parece” sumado a las paradojas ya mencionadas, dan la sensación de que en el mundo mostrado en el cuento las apariencias engañan, y permiten cuestionarse todo.

   *El primer momento es fundamental en la trama, porque dispara el desarrollo del conflicto. La irrupción de los matones provoca el problema, pero no es el problema del cuento (nuevo juego apariencia-esencia). A primera vista ese problema es la violencia, la posibilidad de la muerte violenta, pero si se profundiza se percibe que el conflicto no es algo externo, sino interno. Desde la inercia rutinaria de la vida en el pueblo, Nick Adams deberá tomar decisiones que pueden afectar su vida. El verdadero conflicto pasa por cuestionarse como ser humano, y su rol en la existencia mediante los binomios felicidad/infelicidad; persona realizada/persona frustrada; libertad/sujeción a los mandatos de la sociedad; destaque/mediocridad; etc.

 

Primera transición:

   *Los momentos de transición son al aire libre. Ocurren porque el protagonista se traslada de un espacio físico a otro. Oposición espacios cerrados (restaurante de Henry´s, pensión Hirsch)

   *El narrador sigue los pasos de Nick, dejando de lado a los personajes y situaciones en el restaurante Henry´s.

   *Situación inversamente proporcional entre movimiento físico y avance del conflicto: cuando se registra quietud física (restaurante, donde George es obligado a atender en el mostrador sin poder salir del restaurante, y Nick y Sam son atados y amordazados en la cocina), el conflicto avanza (lucha entre el bien y el mal, heroísmo y anti heroísmo, etc); cuando hay movimiento físico (Nick se dirige a la pensión desde el restaurante), el conflicto queda pausado, en suspenso.

   *Si bien el narrador relata el movimiento de Nick y describe el ambiente, no penetra en sus pensamientos (elipsis, teoría del iceberg, silencio narrativo, lector activo).

   *Ubicación temporal (“Afuera, las luces de la calle brillaban por entre las ramas de un árbol desnudo de follaje”): momento del día (la noche) y estación (otoño o invierno).

  *La noche tiene connotaciones simbólicas ya explicadas en el primer momento.

   *La proximidad de la pensión Hirsch con el restaurante señala lo pequeño del pueblo, y lo cerca que estuvieron los matones de su objetivo, y cómo sin embargo Ole se salvó en esa ocasión. Con sólo dar vuelta la calle, ya hubiesen podido encontrarlo si hubieran sabido que él pernoctaba allí. Pone en el tapete temas como el destino y el azar. Considerando la historia real, sabemos que el boxeador fue asesinado. En el cuento este desenlace trágico no aparece.

 

Segundo momento:   




*Comienza con un breve diálogo entre Nick Adams y una mujer que lo recibe en la pensión, que él cree que es la dueña, pero luego se enterará que es la encargada (nuevo juego apariencia –esencia; nada es lo que parece).

   *Contraste entre ambiente del restaurante y el de la pensión. En el restaurante hubo una secuencia violenta, en la pensión, al menos al inicio, todo parece ajeno a esa violencia. Visión crítica: la Mafia actúa de manera visible para algunos, invisible para otros que parecen ignorar su acción delictiva, pero es capaz de infiltrarse en todas partes, lo cual explica en parte su efectividad.

   *Presentación de Ole Andreson. El ambiente. No alquila casa ni habitación en un hotel, sino una pieza de pensión (¿dificultades económicas?, ¿deseos de ocultarse en un lugar mediocre y de bajo perfil?). Esa situación se simboliza a través del dato de la cama: “Ole Andreson yacía en la cama con la ropa puesta. Había sido boxeador peso pesado y la cama le quedaba chica.” No encaja allí, el lugar le queda pequeño, el pueblo le queda pequeño, no pertenece a ese lugar, sólo se encuentra ahí porque está huyendo. La imagen es grotesca y decadente. El permanecer vestido en la cama demuestra su estado anímico y la situación de peligro en la que sabe se encuentra.

   *Diálogo Nick Adams –Ole Andreson. Casi toda la carga semántica está en los parlamentos de Ole. Su actitud es inesperada, tanto para el protagonista como para el lector. El diálogo se divide en dos momentos: 1- Nick informa a Ole que dos individuos piensan matarlo, y de la situación reciente en el restaurante, pero el boxeador no se sorprende ni expresa emoción alguna; 2- Nick pregunta y sugiere soluciones, pero Ole se niega a todo. Explicación: 1- El protagonista arriesga su vida para intentar ayudar, pero recibe un balde de agua fría cuando capta que el boxeador no tiene reacción emocional alguna mientras él le informa de la situación (“Sonó tonto decirlo. Ole Andreson no dijo nada”; “Ole Andreson miró a la pared y siguió sin decir palabra”). El relato de una situación gravísima, y la heroicidad que conlleva la actitud de Nick, parecen perder sentido porque la reacción de la víctima  desactiva todo, como si nada de eso importara. Por única vez en este relato el narrador emite una opinión que podría reflejar el pensamiento del protagonista: “Sonó tonto decirlo”. Nick comienza a dudar del acierto de su decisión y de sí mismo, se nota cuando adjudica a George la idea de ir a avisar, no porque no sea cierto, sino porque parece excusarse, como si en definitiva hubiese sido una mala idea.  2- La segunda parte del diálogo le da un sentido a la extraña actitud de Ole. Casi todos sus parlamentos comienzan con la palabra “No” (recurso anafórico, repetición), mostrando su signo interior: No hay nada que yo pueda hacer”, “No quiero saber cómo eran”, No. No sería buena idea”, No, no hay nada que hacer”, “No. Lo decían en serio”, “No. Estoy harto de escapar”, “No. Me equivoqué. No hay nada que hacer”. Nick busca salidas razonables: informa, plantea acudir a la policía, pregunta si puede ayudar en algo, y ante las respuestas de Ole, supone que quizás la amenaza no era en serio, para finalmente sugerirle que escape de la ciudad. La actitud derrotista y desencantada del boxeador terminará contagiándolo. Ole sabe que lo buscan, sabe por qué (aunque en el relato nunca se dice), asume haber cometido un error, está cansado de huir, no acudirá a la policía seguramente porque la considera corrupta e infiltrada por el poder delictivo de la Mafia, o tal vez porque también deba rendir alguna cuenta frente a la autoridad. Personaje de la narrativa del siglo XX: el antihéroe que se siente fracasado, etc. La elipsis y principio del iceberg ocultan datos relevantes para comprender y evaluar esta situación : ¿qué tipo de error cometió Ole?, ¿qué tipo de persona es?, ¿lo ubicaremos en el bando del bien, del mal, o un poco de ambos lados?. El boxeador agradece dos veces -sin entusiasmo ni emoción- que Nick le avisara. Asume la buena intención del muchacho, aun creyendo que todo es inútil. Su confesión de que quiere salir pero no pudo decidirse en todo el día, indica su estado anímico frente a lo que considera su sentencia de muerte.

   *Finaliza con otro breve diálogo Nick Adams –señora Bell. La estructura de este momento parece circular, porque terminaría como empezó, sin embargo el Nick que se va es diferente al que entró. O sea que lo importante, el verdadero conflicto, no refiere a acciones físicas, sino a la interioridad de los personajes.  El personaje terciario de la señora Bell cumple la función de mostrar dos conceptos: el de que las apariencias engañan, cómo las personas pueden equivocarse al sacar conclusiones (Nick la llama “señora Hirsch”, suponiendo que era la dueña, pero ella le aclara que no es la dueña sino una encargada, “la señora Bell”); y la ingenuidad de ciertos sectores de la sociedad que ignoran lo grave que subyace por entre las acciones rutinarias de la vida cotidiana. Todo lo que dice la señora Bell demuestra su absoluta ignorancia de lo que está ocurriendo en ese momento.

 

Segunda transición:

  * Transición más breve que la primera, en parte porque el narrador ya aportó datos de ubicación en la primera y sería redundante repetirlo, y en parte también porque la situación es diferente, y para el relato es relevante que el protagonista llegue pronto al lugar cerrado donde se desarrollan las acciones verdaderamente importantes.

   *Como en la primera, se detiene primero en la ambientación, y luego menciona un personaje con quien Nick se encuentra en cada lugar (la señora Bell en la pensión, y George en el restaurante; Sam ya no está visible en el mostrador, porque se encuentra en la cocina).

   * “Nick caminó por la vereda a oscuras”, símbolo de su estado anímico y de una realidad social.

 

Tercer momento:

   *Momento final consecuencia de todo lo anterior ocurrido en el relato. Sin embargo, no desenlaza. Final trunco y abierto, ya que no aparece el desenlace del conflicto, y además admite más de una posibilidad. Se apela a la imaginación del lector: elipsis, lector activo.

   *Cierre del dibujo de los personajes mostrando a cada uno según su personalidad: George resignado y superficial, tratando de no pensar en el asunto; Sam ni siquiera quiere saber, tal vez porque está enojado, o porque tiene miedo de las represalias de los matones; Nick es el único que se cuestiona la situación y toma una decisión radical a partir de lo ocurrido. La diversidad de reacciones muestra un abanico de posibilidades pero dentro de lo anti heroico, a menos que interpretemos que Nick quiere irse del pueblo para luchar por el bien en otra parte.

      *Continúan los diálogos escuetos, de frases cortas, sugiriendo que hay mucho más oculto que lo que se expone. Mezcla de suposiciones con informaciones que incluyen datos del contexto epocal (George dice: “Debe haberse metido en algún lío en Chicago”, y enseguida “Habrá traicionado a alguien. Por eso los matan”). Revelan impresiones, sin definir sentimientos de manera específica (“Es terrible”, “Horrible”, “No soporto pensar que él espera en su cuarto y sabe lo que le pasará. Es realmente horrible.”, “Mejor deja de pensar en eso”). Los sentimientos se sugieren, pero no se los denomina (miedo, horror, impotencia, frustración, etc) ni se ahonda en ellos, ni por parte de los personajes ni por parte del narrador. Además del objetivo estilístico del autor, puede aparecer un rasgo típico del patriarcalismo de ese tiempo (el varón debía mostrarse inmutable, sin exteriorizar sentimientos, mucho menos el miedo, y no debía llorar, pues todo eso se asociaba a lo femenino o a lo débil). Sin embargo, al rasgo de introversión de emociones no se le suma el coraje, el deseo de realizar una hazaña o de sacrificarse para  hacer el bien a la comunidad. Esa ausencia de altruismo también constituye el concepto de antihéroe, cuyo mejor ejemplo en el restaurante es Sam, que sólo ve su circunstancia y cuyo objetivo es la supervivencia.

   *Símbolos: aparece de nuevo el anochecer u oscurecimiento del día; la acción de George de limpiar el mostrador con un repasador también debe interpretarse como un símbolo, y paradoja al mismo tiempo. Símbolo de la necesidad de limpiar, purificar, luego de la irrupción de los mafiosos y su violencia, no sólo en el restaurante, sino también en la sociedad. O limpiar para ocultar, hacer desaparecer las señales de los hechos. Paradoja, porque por más que se esfuerce en limpiar el mostrador, la corrupción y los daños que ésta provoca siguen presentes en la sociedad, y no desaparecerán con facilidad.

   La situación conflictiva presentada en el cuento puede entenderse como muestra simbólica en pequeño de lo que ocurría en la sociedad norteamericana de principios del siglo XX. El restaurante Henry, la pensión Hirsch, son ejemplo de la vida cotidiana de la sociedad pueblerina, en esos lugares conviven personas que quizás no hagan historia como individuos, pero que integran el entramado social de su tiempo, y cuya actitud presenta matices entre quienes son considerados inocentes, víctimas, o ajenos por indiferencia al grave problema de la Mafia y su corrupción. En el lado opuesto están los mafiosos que perturban el orden establecido con sus propios códigos, y que en ocasiones afectan también a los individuos que integran el primer grupo. El desafío que presenta este relato a los personajes es cómo reaccionar frente a esa circunstancia, y cuestionarse si el silencio o el dejar que todo ocurra en caso de que no les afecte de manera directa, no convierte en cómplices a los que inicialmente se vislumbran como inocentes. La corrupción denunciada era tan profunda, que Ole afirma que no puede contar con la policía, sugiriendo no sólo que quizás a él también puedan acusarlo de algo (es evidente que tuvo tratos con la Mafia), sino también, y sobre todo, que la policía puede estar sobornada por este grupo de poder. Si quienes deben combatir a los delincuentes forman parte de ellos, ¿qué queda?, parece preguntarse el autor. Entre medio de todo eso, los ciudadanos comunes de ese pueblo parecen perdidos en su mundo pequeño de escasos horizontes. Tal vez por esa razón Nick declara su deseo de irse de allí, aunque eso implique evadir el problema y no resolverlo. Todos estos conceptos caracterizan una visión crítica acorde a un integrante de la Generación Perdida, y nos revelan indirectamente la visión de Hemingway, ya que siendo Nick Adams su alter ego, estaría reflejando lo que el autor sentía respecto a la sociedad norteamericana donde nació y creció, y explicaría su deseo de marcharse (“Me voy a ir de este pueblo”), vivir años en Europa, aún entre medio de guerras, viajar por el mundo, residir en Cuba, y no volver a su país natal más que esporádicamente, o muy al final, para morir. En definitiva, este relato podría también representar simbólicamente el momento pasado en que un Hemingway joven decide irse de EEUU porque no se sentía cómodo allí.

  


ANÁLISIS DEL CUENTO "LOS ASESINOS" de HEMINGWAY PARTE 1

 ANÁLISIS DEL CUENTO LOS ASESINOS (PARTE 1)


INTRODUCCIÓN-.



   “Los asesinos” es uno de los cuentos más famosos y logrados de Ernest Hemingway (USA 1899 -1961), narrador que perteneció a la llamada Generación Perdida. Sus técnicas narrativas fueron muy innovadoras.

   Fue publicado por primera vez en la afamada revista Scribner’s, en 1926, y un año después (1927), el autor lo incluyó en su libro de cuentos “Hombres sin mujeres”. Fue la primera obra que publicó en un medio de importancia. Cuando lo escribió se encontraba en Madrid, y el primer título que se le ocurrió fue “Los matadores”, que de algún modo se vincula con su obsesión con el mundo de la tauromaquia, pero finalmente se decidió por “Los asesinos”. Hemingway se inspiró en un hecho real que leyó en periódicos y le había impactado: la ejecución de un boxeador a manos de la Mafia. En tiempos de la Ley Seca en USA, que comenzó entre 1919 -1920, y finalizó en 1933, la prohibición de importar, producir y vender bebidas alcohólicas, derivó en el surgimiento de esta asociación ilícita, constituida por grupos delictivos violentos y de gran poder económico, que se enriquecieron a costa de la comercialización prohibida de alcohol, a lo cual sumaron el manejo del negocio del juego,  y la prostitución a gran escala. Dentro de ese mundo de mercado negro y actividades ilegales, surgieron los sobornos para perder y las apuestas clandestinas en el boxeo. En esos casos,  no perder adrede si la Mafia lo exigía, implicaba una condena de muerte para el rebelde. Esto fue lo que le ocurrió, al parecer, al boxeador de peso pesado Andre Anderson, asesinado en 1926 por mafiosos de la ciudad de Chicago, y es en este hecho real en que Hemingway se inspiró para crear su historia y al personaje Ole Andreson.

 

TÍTULO, TEMA Y ARGUMENTO-.

   Como ya se había explicado en la Introducción, el título original que había pensado Hemingway no era Los asesinos, sino Los matadores. Pero terminó eligiendo un título que centraba más la situación en el contexto socio histórico que dio lugar al relato. Si bien el cuento no ubica temporalmente los hechos, podemos deducir por algunos datos que se desarrolla en la época de la Ley Seca en EEUU. Por las mismas razones podemos suponer que cuando titula “Los asesinos” se refiere a dos personajes que aparecen al principio del cuento, y que por la descripción, son mafiosos. De esta manera podríamos concluir que el título es epónimo, ya que menciona a personajes del relato, y tal vez emblemático en tanto anticipa uno de los temas. Sin embargo, lo paradójico del título es que a pesar de lo que sugiere, dentro del texto no se produce ninguna muerte.

   Respecto a los temas tratados por el cuento, es importante considerar la temática general de la obra del autor, en la cual debemos encuadrar este relato. A Hemingway le apasionaba en su vida todo lo referido a la acción, las aventuras, el movimiento y el riesgo, y esto se refleja en su creación literaria. De hecho, el principal tema de sus relatos es la lucha contra la muerte. En el cuento “Los asesinos” ese tema está, pero también su opuesto: la resignación, el rendirse frente a acontecimientos que se sienten como superiores a uno, por eso varios críticos literarios hablan del “boxeador que no pelea”, y Nick Adams, al final del cuento, decide irse del pueblo. Otros temas también aparecen como binomios que señalan tanto aspectos de la sociedad norteamericana de ese tiempo, como tópicos universales : valentía/cobardía; honor/infamia; justicia/impunidad; heroicidad/anti heroicidad; solidaridad/individualismo. Por debajo de todo, fluye una visión corrosiva acerca de la acción violenta e impune de la Mafia y el silencio cómplice o atemorizado de la comunidad. Otro aspecto importante para encuadrar los temas de Hemingway es su pertenencia a la Generación Perdida, ya que esos jóvenes escritores se rebelan contra la realidad social de EEUU, y critican sus costumbres, su apego al dinero, el extremismo conflictivo entre puritanismo y Mafia, y expresan su desencanto, pesimismo e incertidumbre.

   La trama: El cuento inicia con la llegada de dos hombres desconocidos al restaurante Henry’s, donde George, acompañado por Nick Adams, los atiende. Los hombres que se presentan como clientes (Al y Max), desde el principio tienen una actitud irónica y burlona, y terminan ejerciendo violencia e intimidación verbal sobre el encargado y Nick, que no sabemos si es un parroquiano o forma parte del personal del restaurante, y luego también sobre el cocinero, Sam. Los datos aportados sobre la vestimenta de los desconocidos, permitían al lector de ese momento reconocerla como típica de los mafiosos. Mediante los diálogos también se informa que el pueblo se llama Summit. En determinado momento, los desconocidos ordenan a Nick y a Sam que entren a la cocina, y a George que se quede tras el mostrador. Uno de los matones maniata y amordaza a los que quedan en la cocina, abre la puertita del pasaplatos y espera vigilante, arma en mano. El otro queda con George, y allí se informa que van a matar a Ole Andreson, un ex boxeador apodado el Sueco. Pero la hora en que Ole va siempre allí a cenar pasa, y éste no aparece. Luego de una deliberación respecto a qué hacer con los rehenes, se van sin hacerles daño físico. En medio del impacto emocional de la situación violenta vivida, George sugiere a Nick que vaya a avisarle a Ole Andreson, y luego de pensarlo un momento, el joven acepta con entusiasmo, sintiéndose héroe. El narrador sigue sus pasos saliendo a la noche y llegando a la pensión Hirsch, donde habla con el boxeador, que estaba tendido en la cama con actitud derrotista. Nick relata la situación vivida y le advierte a Ole que su vida corre peligro; sin embargo éste no reacciona: se mantiene impasible y abatido, y aunque admite conocer la situación, también anuncia que no hará nada, y cuando el protagonista  le enumera posibilidades para ayudarlo y que se salve, él le da a entender que no vale la pena. Igualmente le agradece que haya ido hasta allí, y éste se retira y regresa al restaurante, decepcionado. En el final, George y Nick se centran en la actitud de Ole, y la desilusión e impotencia que siente Nick son tales, que anuncia que se irá de ese pueblo, señalando que no puede soportar la idea de verlo esperar la ejecución sin hacer nada. George cierra el relato diciendo que mejor no pensar en eso.

   Para definir el conflicto desarrollado en la trama, debemos atender al hilo narrativo, y ver quién es el protagonista. ¿Quién lleva adelante la acción principal? Si bien es un cuento atípico respecto a la presentación del protagonista (Nick Adams), ya que al principio aparece como en segundo plano, confundido con el personal del restaurante, va ganando relevancia a medida que transcurren los hechos, sobre todo cuando toma las riendas del asunto al decidir arriesgar su vida para advertirle Ole Andreson de la amenaza letal de los mafiosos. Otro elemento que nos permite concluir que Nick es el protagonista, es que el ojo del narrador lo sigue cuando se dirige a la pensión y cuando entra en ella, y asimismo cuando regresa al restaurante. Mientras está en viaje a la pensión o en la pensión misma, nada sabemos de lo que ocurre en el restaurante, o sea que el hilo narrativo depende de él, que es quien lo une todo. Y él es quien padece y tiene que resolver el conflicto, que primero se materializa entre el instinto de supervivencia y el temor por un lado (Sam, el cocinero, lo exhorta a quedarse quieto ahí para no arriesgar su vida), y el gesto heroico de poner en segundo plano su propia vida para avisar a una persona que corre peligro, por otro (es George quien le sugiere que vaya, pero él mismo no va; Nick en cambio, sí realiza la acción). Finalmente, sintiendo que su acción heroica fracasa, se frustra y anuncia su partida de ese pueblo. El  conflicto tiene que ver entonces con el someterse resignado a los hechos, o convertirse en héroe. Nick toma dos decisiones vinculadas con el conflicto principal: la primera es arriesgarse a avisarle a Ole de la presencia de los matones y del peligro que entrañaban para su vida; la segunda es consecuencia de la primera, aunque sólo se anuncia en el texto, el narrador no nos relata si la hace efectiva o no, por tanto queda en suspenso. Con su primera decisión el protagonista pudo ser un héroe, pero al fracasar en su intento, la segunda decisión, si es que la concreta, lo convertiría en anti héroe, ya que elige huir del problema en vez de continuar luchando. (Estos aspectos se analizarán más en el ítem de PERSONAJES).

   Otro aspecto que está asociado a la trama y al conflicto es la tensión que subyace a lo largo de todo el relato. Se inicia con la presencia ominosa de los dos mafiosos, que se dirigen a los empleados y parroquianos del restaurante de manera agresiva. Si bien no ocurre ningún incidente físico demasiado violento, más que el maniatar y amordazar, es evidente que esos individuos son peligrosos y están armados, y se le trasmite al lector esa tensión al mostrarse en riesgo a los empleados del restaurante, y luego durante la espera de la llegada del boxeador. En todo momento cabe la posibilidad de que haya un tiroteo y alguna muerte. Luego, cuando se van, la tensión no se disipa del todo, algo evidente en el debate previo a la toma de decisión de Nick de ir a avisarle a la víctima. El riesgo era que los mafiosos aún estuvieran en la zona, vieran a Nick y lo siguieran. También cabía la posibilidad de que volvieran al restaurante. En definitiva, hasta el final y más allá de él, se sostiene el suspenso, ya que los sucesos no desenlazan, y se apela al lector activo para que suponga hacia dónde derivarán los hechos.

   Los espacios tienen importancia, debido a que la historia se basa en hechos reales, ubicables en tiempo y espacio, y mejor interpretados a partir de esa contextualización histórica. Ubicando desde lo macro a lo micro, comenzamos reconociendo que los hechos transcurren en EEUU de Norteamérica, en un pequeño pueblo denominado Summit. Lo interesante de este dato, es que pueblos o pequeñas ciudades con ese nombre aparecen en diversos estados (hay un Summit en Nueva York, otro en Nueva Jersey, Illinois, Missouri, etc), ¿a cuál alude Hemingway en su relato? No queda claro, lo que sí sabemos es que debe tener relativa proximidad con la ciudad de Chicago, muy asociada a la Mafia en esos años y mencionada en el cuento por George (“-Debe haberse metido en algún lío en Chicago”), y que la elección de ese espacio insignificante tiene un sentido dentro del desarrollo del conflicto, pues la idea es que Ole Andreson estaba huyendo y procurando esconderse, y por esa razón seguramente intentó “desaparecer” en un pueblo ignoto como Summit, tranquilo y de pocos habitantes, lo opuesto de las ciudades populosas y movidas  dominadas por la Mafia con sus negocios clandestinos (alcohol, juego, prostitución).

   En la trama se da una alternancia entre los lugares cerrados y abiertos. Los lugares cerrados (el restaurante Henry’s, la pensión Hirsch) son sitios donde la acción avanza, se desarrolla; los lugares abiertos (las calles, el trayecto entre el restaurante y la pensión, y a la inversa) son momentos de transición entre una acción y la otra, en que no hay diálogos sino relato y descripción a cargo de la voz narrativa. En orden, la sucesión es la siguiente: restaurante Henry’s, el trayecto por la calle hacia la pensión, la pensión Hirsch, el trayecto por la calle hacia el restaurante, y finaliza donde se comenzó, en el restaurante Henry’s. Por eso se habla de estructura circular (VER ÍTEM DE ESTRUCTURA). Si reflexionamos acerca de que la acción avanza en los espacios cerrados y no en los abiertos, donde se da el mayor movimiento físico, concluimos que la acción principal del cuento tiene que ver con el interior de los personajes. Notemos también la inmovilidad física que corresponde a esos momentos de acción interior: en el restaurante, Nick y Sam son maniatados, y George se ve forzado a quedarse allí y seguir órdenes; en la pensión, el boxeador está tirado en la cama durante toda su intervención, mirando hacia la pared.

   En cuanto al tiempo, podemos estudiarlo desde dos ángulos: por un lado viendo la época en que deducimos se desarrollan los acontecimientos, ya que el narrador no lo menciona.  Por la vestimenta de los matones (“Vestía un sombrero hongo y un sobretodo negro abrochado”, “Llevaba una bufanda de seda y guantes”) y las alusiones a la Mafia y la ley seca (-¿Hay algo para tomar? -preguntó Al.

-Gaseosa de jengibre, cerveza sin alcohol y otras bebidas gaseosas -enumeró George.

-Dije si tienes algo para tomar.”, y “Antes de ser un restaurante, el lugar había sido una taberna.”), podemos ubicar los hechos en la segunda década del siglo XX. Y basándonos en datos extra textuales, sabemos que el relato se basa en un hecho que ocurrió en 1926, cuando el boxeador de peso pesado André Anderson fue asesinado por mafiosos en Chicago, pero lo cierto es que el texto en sí no lo indica.    

   Por otro lado, tenemos el desenvolvimiento cronológico en el relato: los matones llegan a eso de las cinco de la tarde al restaurante, y esperan unas dos horas. Entre la ida y venida de Nick del restaurante a la pensión, y de la pensión al restaurante, no pudo pasar más de media hora, por los datos que se aportan acerca de la caminata y la conversación. Así que los hechos se desarrollan en unas dos horas y media, comienzan cuando empieza a oscurecer, y ya es de noche cuando los matones salen del restaurante y Nick se dirige a la pensión. Ese oscurecimiento (el anochecer) puede ser simbólico, pues luego del estupor y miedo inicial que padece el protagonista, su esperanza de ayudar a un semejante y realizar una acción heroica es apagada por la actitud derrotista del boxeador, sumiéndolo en la oscuridad, al punto que dice estar decidido a irse de ese pueblo. El crepúsculo, por otra parte, suele ser símbolo de decadencia o pérdida, y Hemingway, como integrante de La Generación Perdida, tiene una visión crítica de la situación social y moral de su país en ese tiempo. Por tanto, el momento del día, más allá de la funcionalidad en el relato, aporta una significación simbólica notoria.

 

VOZ NARRATIVA-.

   Uno de los aspectos más peculiares de este cuento es la voz narrativa. Si bien el narrador se presenta bajo una modalidad tradicional (aparece en tercera persona y es externo), tiene rasgos que lo diferencian del estilo anterior al siglo XX. Debemos recordar que en el XX aparecen innovaciones que modifican profundamente el formato de los relatos, y que la mayoría de esos cambios radicales tienen como objetivo fomentar un lector activo. En este objetivo, la voz narrativa cumple un papel crucial, porque es quien construye el relato, y condiciona la mirada del lector. Hemingway crea un narrador que apenas si aparece en el cuento, dejando mucho más espacio al diálogo entre los personajes que al estilo indirecto, poniendo en tela de juicio los datos aportados, pues al no haber casi intervención de la voz narrativa, no existe una “verdad oficial” ni definitiva. En otras palabras, como la versión de los personajes siempre es subjetiva y por tanto relativa, deja a criterio del lector la interpretación de sus parlamentos. Tampoco nos muestra los pensamientos de los personajes, de ninguno de ellos, ni siquiera del protagonista. Se limita a narrar lo visible, y presentar sus discursos o parlamentos. Todo esto, sumado a que muchos datos no aparecen,  provoca que haya muchas incertidumbres en el lector, y que éste deba salir al encuentro de esos vacíos narrativos con su imaginación, ejerciendo como coautor o cómplice (por eso se lo conoce como lector activo).


ESTRUCTURA-.

   La estructura puede estudiarse desde diversos ángulos. Uno de ellos tiene que ver con los espacios. Como habíamos aclarado en el ítem de la trama, aparecen dos espacios cerrados en el relato, donde los hechos se desarrollan. Y estructuralmente podemos dividir el cuento en tres momentos, a partir de la presencia del protagonista en esos espacios: primero los sucesos en el restaurante Henry’s,  una transición, el segundo momento en la pensión de Hirsch, una segunda transición, y por último de nuevo el restaurante Henry’s, donde se desenvuelve el tercer momento. En el primer momento los hechos se centran en la llegada de los dos matones al restaurante y su acción sobre quienes allí se encuentran. En el segundo, aparece la víctima y su actitud reticente y resignada frente al intento infructuoso de Nick de ayudarlo. Por último, de regreso al restaurante, las reacciones de George y Sam ponen marco al impacto emocional de Nick, y vemos así las consecuencias de lo ocurrido en los dos momentos anteriores.

   En base a este movimiento del protagonista,  que se puede resumir así: Restaurante Henry’s –Pensión Hirsch –Restaurante Henry’s, podemos calificar a esta estructura como circular, pues aunque la irrupción de los matones supone una modificación interior en el personaje principal, todo lo demás continúa y finaliza tal como empezó, debido a la inacción de los personajes: la ejecución queda en suspenso (no se concreta en el cuento), el boxeador no lucha, George y Sam no hacen nada, y en definitiva en el sistema nada cambia, y la acción termina donde comenzó.

También podemos observar  que este cuento tiene uno de los rasgos estructurales más típicos de la narrativa del siglo XX, el fragmentarismo, ya que no presenta planteo ni tampoco desenlace, y además omite datos en el desarrollo.

   El comienzo es abrupto, ya que no introduce ni ubica:

   “La puerta del restaurante Henry se abrió y entraron dos hombres que se sentaron al mostrador.

-¿Qué van a pedir?-les preguntó George.

-No sé –dijo uno de ellos- ¿Tú qué tienes ganas de comer, Al?

-Qué sé yo –respondió Al-, no sé.

   Afuera estaba oscureciendo. Las luces de la calle entraban por la ventana. Los dos hombres leían el menú. Desde el otro extremo del mostrador, Nick Adams, quien había estado conversando con George cuando ellos entraron, los observaba.”

   ¿Qué implica no realizar el planteo? Que no aparecen datos introductorios, no hay presentación de los personajes, ni de la situación, nos instala en un acontecimiento ya en desarrollo  sin explicar cómo se llegó a esa circunstancia. En este caso apenas si menciona el nombre del restaurante, de algunos de los personajes, y nos ubica en el momento del día; son datos muy fragmentarios, por eso podemos afirmar que el comienzo es abrupto.

   Del mismo modo, el final del cuento no presenta un desenlace, dejando la situación abierta a la imaginación del lector. El desenlace es la solución al conflicto, y aquí todo queda en suspenso. Por un lado, no sabemos qué ocurrirá con Ole, ya que si bien está condenado a muerte y él mismo asume que está resignado y no luchará para evitarlo, dentro del cuento no muere. Y lo principal es que no sabemos qué ocurrirá con el protagonista, ya que debido a su decepción afirma que se irá del pueblo (“-Me voy a ir de este pueblo –dijo Nick.”), pero desconocemos si en definitiva lo hará o no, ya que el cuento termina sin que eso ocurra. A este tipo de final sin desenlace se le conoce como final trunco, y en el caso de que admita más de una posibilidad, se denomina final abierto, pues dependerá del punto de vista del lector, de cómo se imagine que desenlaza la situación.

   El fragmentarismo no se percibe sólo por la ausencia de planteo y desenlace, sino en toda la construcción del relato. Uno de los rasgos innovadores de la narrativa del siglo XX es el empleo de un recurso que el teórico literario Gérard Genette denomina elipsis, y el escritor Vargas Llosa designa como dato escondido. Este recurso consiste en omitir datos más o menos relevantes dentro del desarrollo de la historia, generando blancos o vacíos narrativos, silencios significativos que azuzan la imaginación del lector. Por ejemplo, no tenemos idea de la edad de los personajes, de sus vidas pasadas, de cómo el boxeador llega a la situación que narra el cuento, ni qué ocurre en definitiva con él ni con el protagonista, ni siquiera sabemos qué piensan los personajes. En el cuento sólo asoma un mínimo de todo lo que fluye por debajo y no se dice. A este recurso Hemingway lo denominó “principio del iceberg” (VER ÍTEM DE ESTILO DEL AUTOR).

 

   Por último, otro aspecto de la estructura narrativa es que “Los asesinos” está constituido mayoritariamente por diálogos. Esto no es lo habitual en un relato, en que suele predominar el estilo indirecto, donde un narrador relata los hechos, y los diálogos ocupan un lugar secundario. En este caso eso se invierte, y lo indirecto aparece en menor proporción, y el diálogo es la base del cuento, otorgándole más dinamismo y frescura, aportando más misterio que revelaciones.

 

 PERSONAJES-.

   Queda claro que el protagonista es Nick Adams. Si hiciéramos una analogía con el cine (arte que fascinaba a Hemingway), diríamos que el ojo de la cámara está sobre él, pues lo sigue adonde vaya. Si bien no parece ser el centro en la primera parte del cuento (durante la situación violenta en el restaurante), podemos ver que en esas acciones está el germen del protagonismo de Nick, ya que a raíz de estos hechos, e incitado por George, decide realizar una acción heroica: ayudar a alguien señalado para morir por la Mafia, arriesgando así su vida. Impelido por este empuje, sale a la calle y llega a la pensión Hirsch, lugar donde se hospeda Ole Andreson (en esta secuencia, el narrador está sobre él, y deja de lado a los personajes que quedan en el restaurante). Su gesto heroico se volatiliza cuando se encuentra con que la víctima no luchará por salvarse, o sea que su acción resulta inútil, y termina regresando al restaurante (el narrador continúa siguiéndolo en su trayecto) para tomar otra determinación, que según cómo se interprete, puede considerarse una derrota y signo de ser más anti héroe que héroe, o por el contrario, el inicio de algo nuevo, la liberación de la mediocridad de ese lugar.

   ¿Qué sabemos respecto al protagonista? Muy poco. En la anécdota nos enteramos de algunas de sus acciones, y no mucho más. Desconocemos su edad y apariencia física, qué está haciendo allí en el restaurante (si es empleado,  cliente, o está acompañando a George y Sam por amistad), dónde vive, si tiene familia, en fin, al carecer el cuento de planteo, la presentación del protagonista no aparece. Como el narrador no se mete en la cabeza de los personajes, tampoco sabemos lo que piensa, y debemos deducirlo de sus acciones y parlamentos, y suponer que es sincero. Por la actitud de George y Sam concluimos que es un joven soltero.

   Hemingway estuvo años poniendo en juego a Nick Adams como protagonista de diversos relatos cortos, que estaban vinculados entre sí precisamente por esta razón. Los críticos señalan que este personaje sería el alter ego del autor (o sea, una proyección suya en la ficción), presentado como un joven desencantado y que anda rodando por distintos lugares. De hecho, tiene 24 relatos acerca de Nick, que fueron publicados en un libro póstumo en el año 1972.

   ¿Es Nick Adams héroe o anti héroe? Si bien al principio del relato aparece confundido con los demás (sólo interviene en dos breves momentos, primero cuando le preguntan el nombre y él da su apellido, y luego por su cuenta, cuando los matones le piden que pase para la cocina, y él inquiere “¿Por?”), frente a la disyuntiva de qué hacer, si arriesgarse a avisarle al objetivo de los mafiosos o no, elige el camino heroico y va. Tuvo que hacer una elección donde incluso había dos posturas representadas por las dos personas que lo acompañan en el restaurante, ya que George en primera instancia le dice que tendría que ir a ver a Ole Andreson, pero el cocinero, Sam, le dice que no le conviene meterse en eso, ante lo cual George retrocede: “-Si no quieres no vayas.”, y Sam insiste: “Mantente al margen”. Sin embargo Nick responde: “-Voy a ir a verlo”. Esa determinación caracteriza a los héroes, y así es que el protagonista llega a la pensión, con la ilusión de estar haciendo un bien por su prójimo. Sin embargo ese empuje, producto de su juventud y su carácter, pronto se disipa cuando se encuentra con el boxeador, que está totalmente vencido y así habla y actúa. Si bien Nick trata de buscar soluciones en el diálogo que sostiene con Ole, éste se niega a todo (“No hay nada que hacer.”). Al volver al restaurante, intenta hablar al respecto, sin encontrar eco en su entorno (Sam está ofendido y además no quiere involucrarse porque siente temor, George le sigue la conversación pero en un tono apagado y sin energía, y cuando Nick quiere hablar de sus sentimientos, lo corta diciéndole “Mejor deja de pensar en eso”). Es el típico caso del individuo que es aplastado por el medio. La respuesta de la víctima lo desmotiva, y Sam y George a su manera también lo hacen, Sam porque elige la supervivencia al heroísmo, y cree que Nick debería optar por lo mismo, y George porque si bien le sugiere ir, él no hace lo mismo, no va, y luego, cuando Nick afirma que se irá del pueblo, no lo incita a luchar, sino que le responde: “Es lo mejor que puedes hacer”. Del mismo modo, cuando el protagonista quiere comunicar sus sentimientos, lo corta tratando de no profundizar ni reflexionar.

   En conclusión, y volviendo al cuestionamiento inicial: ¿héroe o anti héroe? La respuesta más precisa sería que intentando ser héroe, termina vencido por la mediocridad y la falta de espíritu del medio, pues si bien su deseo final de irse del pueblo podría interpretarse como la búsqueda de una salida, de otros horizontes, de su libertad, también se entiende como una derrota y huída: no puedo resolver el problema, así que me alejo, me voy. No parece una manera heroica de enfrentar la vida y sus desafíos. Los héroes realizan hazañas, Nick tuvo la intención, pero no realizó ninguna, y frente al primer obstáculo, se da por vencido.

   El personaje típico de la narrativa del siglo XX es el anti héroe. Son personajes que no encuentran sentido a su vida, que se sienten fracasados, derrotados, que cuando luchan no piensan tanto en el bien común como en su propio bienestar, y ni siquiera así son exitosos ni felices. Cualquiera de los personajes del restaurante encuadra dentro de esa caracterización. Aunque sabemos muy poco sobre ellos, sus acciones y parlamentos nos permiten conocer algo sobre sus personalidades para llegar a esta conclusión.

   Sam aparece en el cuento como el cocinero negro del restaurante, un personaje secundario. Es importante el dato de su color de piel, debido al racismo tan común en esa época en EEUU. Como el cuento tiene una base realista, nos muestra algunos prototipos de personas de ese tiempo. Sam no es el dueño ni el encargado del restaurante, cumple una función importante porque es esencial (el que cocina en el restaurante), y sin embargo es un subordinado. En ese tiempo, los negros eran considerados personal de servidumbre, y mucha gente consideraba correcto y natural destratarlos y minimizarlos. Por eso cuando le preguntan a George quién está en la cocina, él responde: “El negro”. No brinda un nombre, una identidaed, sino una característica que además de aportar un dato sobre su color de piel, implica una condición. Es importante considerar en qué contexto se desarrolla esta situación con Sam: la segregación racial en EEUU era tan grave, que hasta mediados de la década de los 60 siguieron vigentes  leyes segregacionistas (leyes Jim Crow) que quitaban derechos a los afroamericanos y les prohibía compartir espacios públicos con los blancos, de modo que los obligaba a ceder el asiento a blancos en un ómnibus y a viajar sólo en la parte trasera del vehículo, y habilitaba a comercios y otros sitios (cines, bares, escuelas, etc) a negarles la entrada. Este marco legal, sumado a las actitudes cotidianas discriminatorias, hizo muy difícil la vida para los afroamericanos en EEUU en esos tiempos.

   Así como George le llama “el negro”, los matones también son despectivos, además de irónicos (“¿Qué le haríamos a un negro?”, “Muy bien, negro –dijo Al- Quédate ahí”). Hasta la voz narrativa al inicio lo llama “el negro”, hasta llegar gradualmente a su nombre, como mimetizándose con el medio ambiente: “El negro abrió la puerta de la cocina y salió”, “El negro Sam, con el delantal puesto”…, “El hombrecito entró a la cocina con Nick y Sam, el cocinero”. Lo extraño es que luego de la manera en que George se refiere a Sam frente a estos individuos, al irse éstos, no parece haber una mala relación entre George y Sam, lo cual permite suponer una naturalización de ese tipo de trato. Nick no lo destrata, pero tampoco lo escucha cuando Sam sugiere que no se involucre en la situación entre los mafiosos y el boxeador.

   La manera de reaccionar de Sam se encuadra también en las situaciones de época, puesto que se muestra sumiso,  y no protesta ni parece molesto con el trato que le dan, actuando como si fuera lo natural que los blancos manden y él obedezca. Los desconocidos no son una autoridad para él, puesto que son clientes, no jefes ni dueños del local donde trabaja, aun así se muestra sumiso, obediente: “-Sí, señor”. Ese lugar de subordinación humillante en que la sociedad lo encasilla debe influir en su postura frente a una situación de riesgo: elige la supervivencia antes que el heroísmo, por eso le aconseja a Nick que se quede y no busque problemas. Lo hace pensando en sí mismo, y también en la seguridad de Nick. Pero cuando el joven no lo escucha se ofende, y es la única ocasión en que lo vemos rebelarse (“Los jóvenes siempre saben qué es lo que quieren hacer”), protestando frente al conflicto generacional, aunque no por causa del racismo. Cuando Nick regresa y cuenta sobre lo ocurrido en la pensión, Sam elige no saber (“No pienso escuchar nada”), tal vez porque quedó molesto debido a que no escuchó su consejo, o quizás porque elige desentenderse del asunto debido a que tiene miedo. No saber es como si no existiera el asunto, olvidarlo, sacarlo de su cabeza.

   No se nos aportan datos personales de Sam aparte de su color, profesión y actitud, nada sabemos acerca de su vida, ni siquiera tenemos una descripción concreta de su apariencia. Podemos deducir que es un individuo adulto que ya no es joven, y no mucho más. Tampoco se menciona que tenga familia. Debemos recordar que el título del libro apunta a que ninguno de los hombres que aparecen en el cuento está en una relación de pareja (“Hombres sin mujeres”), y esto puede señalar la soledad de cada uno de ellos.

   Sam es también un anti héroe: no realiza ninguna hazaña, no se arriesga por el bien común, no hace nada que lo distinga del resto, se deja vencer por el miedo y las costumbres de la sociedad de su tiempo; no sabemos si es feliz o no, pero suponemos que al vivir en un medio tan injusto y discriminante, no puede serlo, no al menos de manera plena.

 

   En cuanto a George, al principio pudo parecer el protagonista, porque es el único del restaurante que participa todo el tiempo del diálogo con los mafiosos, pero luego se revela que es un personaje secundario. Como ocurre con Sam, no tenemos datos acerca de su vida personal, su pasado ni su apariencia física. Suponemos que es un hombre adulto, mayor que Nick. Ni siquiera sabemos si es el dueño o el encargado del restaurante, aunque partiendo de la base del nombre del restaurante, (Henry´s) deberíamos concluir que es el encargado.  George es otro antihéroe en cuanto no destaca, no presenta rasgos heroicos, no realiza ninguna hazaña. Tiene una vida mediocre como encargado de un restaurante pequeño en un pueblo ignoto donde no hay grandes atracciones ni suele pasar nada interesante, sobre lo cual se encargan los mafiosos de ironizar. Si bien muestra cierto aplomo al dialogar con los matones, no demuestra coraje. Cuando nota que algo va mal, hace preguntas (“¿Qué se proponen?”, “¿Dónde se creen que están?”), sin embargo ante la inminencia de una confrontación, no desborda e incluso retrocede (“Nada”, “Está bien”, “Sam, ven un minuto”). Si bien los mafiosos no lo maniatan porque en sus planes, él debe quedar en el mostrador atendiendo para disimular, es a quien más maltratan verbalmente. A la hora de arriesgarse y realizar un acto de solidaridad con alguien más, demuestra saber cuál sería la acción correcta, pero le sugiere a otro su realización (le dice a Nick que vaya a avisarle a Ole, pero él no piensa en ir, y no lo hace). En el momento final del cuento, se nota su resignación y superficialidad emocional cuando le aconseja a Nick que deje de pensar en algo que lo conmovió, como si al dejar de pensar en algo, eso dejara de existir; no enfrenta el problema, entonces, ni trata de resolverlo, sino que lo rehúye, tal vez porque cree que no podrá con él, o tal vez porque no es algo que le importe tanto como para arriesgar su rutinaria existencia. Es un personaje que está adaptado a la circunstancia vital que le ha tocado vivir, y no se muestra ni reflexivo ni crítico, tampoco parece feliz ni entusiasmado. Es el ejemplo del típico personaje que no realiza el mal, pero tampoco lo combate.

   Tanto George como Sam representan a un sinnúmero de personas que viven y se comportan bajo  parámetros similares, y son por lo tanto personajes arquetípicos. El autor evita brindar demasiados detalles acerca de éstos, y en cambio muestra conductas estereotipadas, fácilmente reconocibles y comprensibles para cualquier lector.  Forman parte de la masa y no destacan por nada en particular. Ninguno hará historia.

 

   Los dos mafiosos (Al y Max) son presentados como un dúo. Ellos son los que irrumpen en el ambiente pueblerino, en el restaurante, y  desestabilizan el orden establecido, cumpliendo el rol de antagonistas. Se visten y actúan de manera similar, y en general, sería difícil reconocer cuál es uno y cuál el otro, aunque no se parecen de rostro, según informa el narrador, y uno (Max) es más locuaz que el otro. Este parecido no sólo responde a una visión literaria del autor, sino que también pretende reflejar algo realista, ya que la mejor manera de pasar desapercibidos es que no se los pueda identificar por algo que llame la atención, por eso se uniformizan con la ropa y gestualidad corporal. El autor no hace tanto hincapié en los rasgos que los distingan entre sí, sino que más bien nos muestra su acción conjunta. De cualquier manera, Hemingway aprovecha que sean dos y no uno para exhibir algún pequeño debate acerca de qué hacer cuando pasa el tiempo y la víctima señalada no llega al restaurante (esperar más tiempo o ya no esperar; matar a los rehenes o no hacerlo), para darle algo de suspenso al relato. Algunos críticos sostienen que Hemingway, amante del cine y de los espectáculos teatrales, los presenta como si formaran parte de un vodevil (era un tipo de comedia de equívocos, frívola y picante, y que a veces incluía algún número musical, muy popular en ese tiempo), porque a pesar de ser matones a sueldo, tienen apariencia graciosa (los sobretodos les quedan pequeños, se visten igual, hasta en el sombrero) y sus parlamentos y diálogos son irónicos y humorísticos. Lo chocante es que a pesar de esa impronta vodevilesca, son asesinos, y mientras ironizan a costa de los pueblerinos o hablan de cine, están apostados en el restaurante, amedrentando a tres personas,  esperando para matar a alguien. Al final, cuando vieron que Ole no llegaría, al contrario de lo que pudimos sospechar, se van, dejando vivos a los integrantes del restaurante, constituyendo la paradoja de ser asesinos que no asesinan a nadie en el cuento.

   Son también antihéroes, aunque no por el lado del fracaso y la frustración, sino por ser los típicos villanos, individuos que están contra la ley y cuya acción ataca la moral de la época. Representan además un problema muy grave de la sociedad norteamericana de los tiempos de Hemingway.

 

   El personaje Ole Andreson, basado como ya se explicó en el boxeador real llamado Andre Anderson, asesinado por la Mafia, es la supuesta víctima, a pesar de que no muere en el cuento. En la primera parte del cuento se lo menciona y se realiza una presentación indirecta (“Vamos a matar a un sueco. ¿Conoces a un sueco grandote que se llama Ole Andreson?

-Sí.

-Viene a comer todas las noches, ¿no?

-A veces.

-A las seis en punto, ¿no?”). En la segunda parte, en la pensión Hirsch, también se habla acerca de él (es tan grande que no cabe en la cama, mira constantemente hacia la pared y su actitud general es de desánimo; en tanto la encargada dice que es muy bueno y que sólo se nota que es boxeador por su rostro, no por los modales).

   Si hay un antihéroe en este cuento, él es la representación suprema de ese concepto. Está tan deprimido y resignado, que no es capaz de reaccionar siquiera cuando Nick aparece frente a él con la intención de ayudarlo. Entre líneas podemos leer que está agotado de huir, que siente que ya nada tiene sentido, y que nada se puede hacer para evitar su ejecución en manos de la Mafia. Sus palabras también señalan la situación de esa época, porque cuando Nick le sugiere llamar a la policía, Ole declina hacerlo acotando que no sería buena idea, sugiriendo la corrupción imperante. Nos encontramos con la paradoja del boxeador que no pelea, bajó los brazos porque se siente impotente en esta lucha desigual. Los mafiosos emplean medios ilegales y violentos, compran gente, se enquistan con su corrupción hasta en la institución que debiera combatirlos, y los ciudadanos están indefensos frente a su avance. Todo eso es lo que nos muestra la situación y actitud de Ole Andreson. Ole es la representación de todas las víctimas de la Mafia norteamericana de principios del siglo XX. Sin embargo debemos considerar también que él pudo ser un ex integrante de ese mundo. Sus palabras reconociendo un error (“Me equivoqué”) son enigmáticas, porque no sabemos si se arrepiente de haber participado de alguna manera de ese mundo, o si se arrepiente de no haber respetado sus códigos. Debido a esta revelación, aun siendo la víctima, se le dificulta al lector el tener empatía con él, ya que podría formar parte de toda esa corrupción.

   Los demás personajes son circunstanciales o terciarios, destacándose la señora Bell en la pensión, con la cual se da el equívoco de Nick, que pensaba que era la señora Hirsch (la dueña). La señora Bell nos brinda otro semblante de esa sociedad, tal vez ingenua o indiferente, que no consigue captar lo que ocurre ni aunque lo tenga enfrente, mientras la corrupción subyace y lo ensucia todo.

 

   ¿Cómo pueden agruparse los personajes? Por un lado, podemos clasificarlos a partir de su rol. Así, tenemos al protagonista (Nick Adams), los antagonistas (Al y Max), los personajes secundarios (George y Sam), la víctima (Ole Andreson), y personajes terciarios (como la señora Bell). En este caso, los matones son los antagonistas no porque hagan algo concreto contra Nick, sino porque representan valores y una manera de actuar con la que el protagonista no concuerda y rechaza, y porque lo enfrentan a un dilema personal: dejarse guiar por el miedo, o arriesgarse para intentar ayudar a otra persona. Esa fuerza que empuja al personaje principal hacia lo antiheroico en realidad está compuesta también por personas que integran su contexto (Sam, George, Ole).

   Los personajes también pueden dividirse desde el punto de vista del lugar donde habitan. Tenemos por un lado a los pueblerinos, representados por Nick, Sam, George y la señora Bell, y por otro a los citadinos que en este caso son mafiosos (Al y Max) y que se burlan del ambiente pequeño y quieto del pueblo. Los pueblerinos parecen ser de bajo perfil, en tanto los matones están en el otro extremo, violentando las leyes y a las personas. Ole Andreson se ubica entre medio de ambos grupos, porque si bien no era originario de Summit, y sólo se encuentra allí porque estaba huyendo, en ese momento es habitante del pueblo.

   Respecto al tipo de antihéroe, tenemos varias posibilidades en este cuento: el antihéroe porque es lo opuesto a quien realiza hazañas en bien de la comunidad, o sea, los villanos, asociados al mal (los mafiosos Al y Max); el antihéroe porque es de perfil bajo y no destaca por ninguna cosa, es mediocre y sólo actúa en base a su supervivencia (George o Sam); el antihéroe porque fracasa y no tiene el espíritu del héroe para levantarse y seguir luchando (Ole Andreson, que empuja también a Nick  a ocupar esa posición).

 

ESTILO-.

   Algunos rasgos de estilo que aparecen en este relato son típicos del autor a lo largo de toda su obra, otros se manifiestan en especial en este cuento.

   EXPRESIÓN SOBRIA Y CONCISA. Algunos críticos comentan que este estilo despojado de adornos, con escasos adjetivos y adverbios y el no empleo de oraciones subordinadas, prefiriendo usar el polisíndeton (repetición de conjunciones como “y”) antes que la coma, de descripciones acotadas y breves parlamentos, Hemingway lo aprendió en su temprana incursión en el periodismo, aunque él lo negó. Lo cierto es que esa concisión y brevedad tiene consecuencias también en el número de datos e información aportados en sus relatos, y esto conduce al concepto de lector activo, ya que es más lo que no se dice que lo que se dice, provocando que el lector deba completar lo faltante. Por ejemplo, el narrador no menciona nunca lo que piensan los personajes, ni emite juicio de valor sobre las acciones y palabras de cada uno, no hace aclaraciones ni rodeos, no presenta retrato físico de los personajes que están en el restaurante, a no ser  de los matones, y aun así es muy breve y fragmentario. Las oraciones son en general breves, los parlamentos de los personajes también son lacónicos e incluso cortantes.  Este rasgo de estilo característico de Hemingway, quien expresó que “la prosa es arquitectura y no decoración”, causó mucha impresión en sus contemporáneos y en escritores posteriores.

   LA ELIPSIS O PRINCIPIO DEL ICEBERG. En concordancia con su expresión concisa, Hemingway emplea una técnica que caracterizó a la narrativa del siglo XX y que se vincula con el concepto de lector activo. La elipsis consiste en no aportar ciertos datos importantes para la comprensión del relato, o escamotear algún acontecimiento relevante. Vargas Llosa lo denomina dato escondido, y Hemingway habla del principio del iceberg. La elipsis provoca el efecto de azuzar la curiosidad e imaginación del lector, quien en su rol de coautor tiende a completar esos silencios significativos con sus propias hipótesis y conjeturas.

   Aludiendo a este recurso, Hemingway explicó: “Siempre trato de escribir teniendo en cuenta el principio del iceberg. Los 7/8 de su superficie están debajo del agua”.

   Este principio rige el cuento “Los asesinos”, al punto que podríamos decir que es más importante lo que no sucede, o no se dice que sucede, que lo que en definitiva ocurre o se relata. Hay datos y acontecimientos fundamentales que jamás se explican en el cuento. Por ejemplo, el punto de partida del conflicto: ¿por qué esos mafiosos buscan a Ole Andreson para matarlo? No debemos confundir las noticias sobre la circunstancia real, o sea, la historia del boxeador Andre Anderson y la Mafia, con la ficción. El relato se basa en la realidad, sin embargo no es un documental, es ficción, y por tanto, lo ocurrido en esa realidad no explica los sucesos del cuento. En el relato nunca se nos informa los motivos de la sentencia contra Ole, ni por qué éste se ha resignado a lo peor, sin querer siquiera acudir a la policía. Ese dato escondido condiciona todo, porque si bien damos por sentado que los matones son malvados, se hace difícil evaluar a este personaje moralmente, más allá de que aquí aparezca como la víctima y la señora Bell afirme que le parezca un hombre muy bueno (es de resaltar que la señora Bell, que es presentada como una persona que no entiende el trasfondo de los hechos, sea quien emite un juicio de valor acerca de la moral del boxeador): ¿qué hechos de su pasado lo condujeron a este presente?, ¿cuál será el desenlace de esa situación? Del mismo modo, no se nos aclara nada respecto a los personajes que son locatarios del restaurante, tanto los empleados como Nick, de quien ni siquiera sabemos si es parroquiano o empleado. Sobre Sam y George, conocer más datos tal vez no cambie demasiado nuestra comprensión de la situación, pero con Nick es diferente, pues es el protagonista. ¿Qué lo mueve a arriesgar su vida por ayudar a alguien a quien conoce superficialmente, y luego por qué parece desistir enseguida de ayudar y ser héroe? ¿Se irá del pueblo, al final? Nada de esto se expresa en el relato, y el lector debe sacar sus propias conclusiones. En esas reflexiones se incluye el definir si Nick nos parece un héroe o un antihéroe. El cuento termina con un protagonista que parece vencido por las circunstancias, doblegado por el medio, pero convengamos en que el desenlace no aparece en el texto, y por tanto da lugar a dudas, ya que lo que queda en suspenso es saber si seguirá peleándola en ese pueblo o evadirá el problema, y aún si decide irse, tampoco sabemos si sería para huir y olvidar el malestar de la impotencia, o para intentar cambiar las cosas en otra parte. Otro misterio es que los matones en realidad amedrentan a quienes están en el bar apenas con unas palabras, no los empujan ni golpean, no sacan un arma, nada, y nos preguntamos cómo eso puede ser suficiente para dominar a tres hombres adultos.  Con estos ejemplos es notoria la importancia de los datos que Hemingway no aporta al texto, y que por tanto nos abre la opción de ser lectores activos y construir nuestro propio cuento dentro del cuento.

   Su teoría del iceberg destaca cuánto subyace por debajo de lo poco que expresa de manera explícita, cuánto queda sumergido y que como lectores debemos intuir: nada menos que lo sustancial del relato.

   EL REALISMO. Hemingway no es un autor que incursione ni en el fantástico ni en la ciencia ficción, subgéneros que tuvieron tanta relevancia en su época. Lo de Hemingway es la transformación del realismo pintoresco que predominó en el siglo XIX en un realismo que refleja la dura cotidianeidad. No sólo se basa en la mayoría de su obra en acontecimientos reales, sino que también refleja a través de los textos y en particular de su alter ego Nick Adams, aspectos de su biografía y de sus sentimientos. Sumado a esto, podemos notar en su descripción de ambientes y personajes, y hasta en el lenguaje empleado en sus parlamentos, un apego al realismo muy importante. Sin embargo, a no ser en textos periodísticos donde el centro del asunto es documentar acontecimientos en general bélicos, debemos recordar siempre que por más que haya una base realista, el texto literario siempre es ficción, y por tanto, el autor lo crea a su voluntad.

   Hemingway tenía la visión de que la literatura es vida, y que sin una vida plena no se podía escribir nada valioso ni auténtico, y en esto se posiciona contra otra tendencia literaria que busca su fuente de inspiración en otras obras literarias o el arte.

   En el cuento “Los asesinos” lo notamos en todo, en la manera en que presenta a los matones, su lenguaje y actitudes, la vestimenta, la misma situación del ajuste de cuentas, como también en otros aspectos vinculados con el ambiente pueblerino y los personajes que allí vivían. Introduce aspectos conflictivos de la realidad de su tiempo como la segregación racial, el temor de la gente común de actuar frente a la amenaza de la Mafia, la corrupción en los círculos de poder y por tanto la impunidad con que actúa el crimen organizado, las diversas reacciones humanas frente a un peligro, etc.

   LAS PARADOJAS Y OPOSICIONES. Dentro del estilo de este relato en particular, aparecen mucho las oposiciones y paradojas, constituyéndose por su uso reiterado, en un rasgo de estilo del texto, vinculándose además con uno de los temas que trabaja el autor en “Los asesinos”, que es cómo a veces las cosas no son como aparentan. Ejemplos: un restaurante/bar  que no vende bebidas alcohólicas y donde el menú no sirve para ordenar una cena, dos mafiosos que parecen cómicos de vodevil, al estilo Laurel y Hardy de esos tiempos; dos asesinos que no asesinan; el reloj que no da la hora correcta  (adelanta veinte minutos) en una situación donde el tiempo exacto es crucial; los individuos inocentes y en parte ingenuos son denominados irónicamente “chicos vivos” o “listos”; una mujer que parece la dueña pero es sólo una empleada (la señora Bell); un boxeador que no pelea; un joven común y corriente que aspira a lo heroico pero termina cayendo en lo antiheroico; una acción sin grandes acciones; un final sin final, etc. Estas paradojas no sólo resaltan que nada es lo que aparenta, sino también la dificultad para entender un mundo engañoso, donde parece que siempre debe esperarse que en la manzana reluciente aparezca algún gusano.

   Desde otro punto de vista, el texto maneja juegos de oposiciones y contrastes que definen el conflicto. Es claro el contraste, por ejemplo, entre los mafiosos venidos de la ciudad, y el ambiente pueblerino. Sus códigos, conductas y modales, y hasta sus vestimentas, se diferencian del ambiente que predomina en Summit, con su bajo perfil y escaso movimiento, un pueblo donde parece que no pasa nada. Uniendo con el otro tema, el de apariencia y esencia, no podemos desconocer el dato de que Ole Andreson no acude a la policía del lugar, y eso sugeriría que la corrupción y el alcance del crimen organizado no está sólo en las grandes ciudades, sino que también extiende sus tentáculos a un pequeño pueblo como el que se presenta en el relato, además del hecho central que consiste en que los mafiosos llegan a ese lugar buscándolo e irrumpen en esa aparente tranquilidad con su presencia violenta y amenazante. La dicotomía entre el bien (representado por los ciudadanos inocentes que no delinquen) y el mal (representado por los mafiosos) es el trasfondo del conflicto, pero el autor se cuida mucho de emitir juicios morales o de valor, y por tanto es el lector quien debería sacar esas conclusiones. Otras oposiciones que aparecen son: el arrojo de Nick, más allá de que no sirva para su propósito, y la prudente pasividad (casi cobardía) de George y Sam; la juventud de Nick (quizás esto explique su conducta más impetuosa), y la adultez de George y Sam; apariencia versus esencia; los logros que espera la sociedad de cada individuo, y la vida mediocre de los personajes del cuento; la rebeldía y empuje de Nick versus la resignación de Ole, y luego del mismo Nick, etc.

   PREDOMINIO DEL DIÁLOGO. Este rasgo de estilo del cuento “Los asesinos” es una peculiaridad de este texto que lo hace también bastante original, ya que lo habitual en cualquier narración es que predomine el estilo indirecto, o sea, el discurso del narrador. Hemingway con este recurso alimenta la intriga y curiosidad del lector, ya fogoneadas por el estilo conciso y el principio del iceberg, generando un espacio ambiguo donde el concepto de verdad oficial se escamotea, y todo son versiones y puntos de vista subjetivos, ya que casi todo lo que conocemos acerca de los sucesos proviene de lo que dice algún personaje, y no del narrador. Estos personajes, presentados como seres humanos falibles, saben sólo una parte del asunto, y también pueden ignorar, mentir, interpretar mal, confundirse, etc. Este recurso descansa en un concepto que aparece en la primera mitad del siglo XX en los círculos intelectuales, y se convierte en idea dominante en la segunda mitad del siglo,  (lo que se conoce como Postmodernidad), que es la idea de que la verdad no es absoluta, sino relativa, y cada quién tiene su propia verdad personal y subjetiva, que todo depende del punto de vista, y nadie es dueño de la verdad suprema. Y en este texto, nunca se sostiene una verdad absoluta y oficial, una versión definitiva que explique los acontecimientos y nos sugiera interpretarlos de una forma determinada. El narrador nunca aclara “así son las cosas”, cada personaje habla y actúa a su criterio, y cada lector interpretará a su aire.