miércoles, 13 de mayo de 2020

Breve análisis del cuento EL ALMOHADÓN DE PLUMAS, de HORACIO QUIROGA

Breve análisis del cuento EL ALMOHADÓN DE PLUMAS, de HORACIO QUIROGA



Introducción.-

   El almohadón de plumas es un cuento que Quiroga publicó por primera vez en 1907 en la revista Caras y Caretas de Buenos Aires, y que apareció en formato libro en 1917, en la colección Cuentos de amor, de locura y de muerte.
   El autor uruguayo formó parte de la célebre Generación del 900, la cual también estuvo integrada por Delmira Agustini, Javier de Viana, Herrera y Reissig, Reyles, Rodó, Florencio Sánchez, Carlos y María Eugenia Vaz Ferreira, entre otros escritores importantes.
   Dentro del grupo, si bien hubo algunas amistades, también hubo polémicas y desafíos, e incluso indiferencia de los unos hacia los otros. Esto se debe a que aunque recibieron las mismas influencias, leyeron los mismos libros y revistas, y algunos de ellos se reunían en cenáculos literarios (Consistorio del Gay Saber, Torre de los Panoramas, café Polo Bamba), el individualismo fue el valor predominante.
   Modernismo y Realismo fueron las corrientes literarias de la época, siendo el Modernismo el que más influyó en poetas, y el Realismo en narradores y dramaturgos. En el caso de Quiroga, ambas tuvieron peso en su obra.



Título del libro y del cuento.-

   El título del libro (Cuentos de amor, de locura y de muerte) tiene su propia historia. En principio Quiroga había pensado en otra denominación: "Cuentos de todos colores", emulando el título de Mérimée, escritor francés del siglo XIX. Sin embargo, cuando finalmente publica, decide titular Cuentos de amor de locura y de muerte, sin la coma, idea que varias editoriales no respetaron años después.
   La tríada mencionada (el amor, la locura, la muerte) resalta los principales temas desarrollados en esta colección y es lo que aporta unidad al conjunto.
   En cuanto al título del cuento, es emblemático, ya que anticipa un aspecto clave de la trama, aludiendo al almohadón donde apoyaba su cabeza Alicia, una de las protagonistas, y cuya importancia se revela al final del cuento en un golpe de efecto que busca impactar y atemorizar al lector.

Trama.-

   Trata de una pareja de recién casados (Alicia y Jordán) que se aman, pero debido a sus personalidades tan diferentes y los códigos sociales de la época, sufren un proceso de incomunicación. Sumado a este problema, ella comienza a debilitarse físicamente, padeciendo una anemia que en cinco días y cinco noches la lleva a la muerte, sin que los médicos que la atendían pudieran hallarle explicación ni remedio. Pero el cuento no finaliza con la muerte de Alicia, sino con el descubrimiento posterior de lo que la causó: un enorme parásito de las aves, que escondido en el almohadón de plumas donde Alicia apoyaba su cabeza, había succionado  su sangre.

Temas.-

   No es razonable reducir el texto a un único tema, ya que existen varios con el mismo nivel de importancia, y relacionados entre sí:
1) la muerte como hecho poderoso y trágico;
2) la fuerza ineludible del destino;
3) el valor de la comunicación y expresión emocional en una pareja; lo nefasto de la incomunicación.
   A estos temas claves se le pueden sumar otros subtemas, tales como: el horror como sentimiento universal, el peso de las reglas sociales en el individuo, el vampirismo emocional y físico, etc.
   Considerando los núcleos temáticos podemos plantearnos ¿dónde ubicamos al cuento El almohadón de plumas en la clasificación propuesta por el título del libro Cuentos de amor, de locura y de muerte? ¿Es un cuento de amor, es de locura, o es de muerte? Y la conclusión es que los tres temas aparecen, con mayor o menor importancia, en este relato. De amor, porque el centro es la relación conflictiva de una pareja que se ama pero no consigue demostrar ese afecto. De locura, porque la anemia provoca en Alicia terribles alucinaciones que la hacen desvariar y perder la cordura. De muerte, porque una de sus protagonistas muere hacia el final del relato, como corolario de la fatalidad.

Conflicto.-

   El conflicto está vinculado con los temas desarrollados. Es posible reconocer los siguientes problemas, que funcionan como tres facetas del mismo nudo:
1) lucha contra la enfermedad y la muerte;
2) lucha (ciega) contra el destino o fatalidad;
3) lucha interior: el sentimiento de amor contra la incapacidad de expresarlo.
   Los protagonistas fracasan en los tres planos.

Estructura interna.-

   La estructura interna de un texto se vincula con el desarrollo del tema o del conflicto, según el género. En el caso de los textos narrativos se asocia al desenvolvimiento del problema, nudo o conflicto. Este cuento se divide en tres grandes momentos:
1) Presentación de la situación, ambiente y protagonistas. Va desde el inicio hasta "sin querer pensar en nada hasta que llegaba su marido".
2) Desarrollo, proceso de la supuesta enfermedad de Alicia. Desde "No es raro que adelgazara" hasta "el sordo retumbo de los pasos de Jordán".
3) Desenlace, a partir de la muerte de Alicia hasta el final del cuento. Desde "Alicia murió, por fin", hasta "no es raro hallarlos en los almohadones de pluma".

Personajes.-

   El rol protagónico queda a cargo del matrimonio (Alicia y Jordán), aunque existe una diferencia entre ambos, y es que Alicia en determinado momento ocupa el lugar de la víctima, en tanto la responsabilidad de resolver el problema de salud de Alicia queda en manos de Jordán. Por tanto él cumple más cabalmente con el concepto de "protagonista", porque es quien lucha contra el conflicto en sus tres facetas. 
   Empleada de la casa y doctores ocupan los roles secundarios. El parásito resulta ser el agente conductor de la muerte y ejecutor del destino.
   La presentación de personajes es muy sucinta, acorde a la brevedad del relato, pero también lo es porque forma parte del estilo de Quiroga el privilegiar las situaciones antes que los personajes.


Voz narrativa.-

   Aparece en 3ª persona singular, y con carácter omnisciente (lo sabe todo).
   Al ser un relato con efecto, el narrador sostiene el enigma de la causa de la anemia de Alicia hasta el final, y se permite hacer un retroceso en las acciones en el penúltimo párrafo, para explicar al lector cómo había sido la situación ("Noche a noche, desde que Alicia había caído en cama"...). En el último párrafo, cierra con un recurso tendiente a atemorizar al lector, sugiriendo que la posibilidad de morir como Alicia es real.
   Una vez que se revela la verdad, y aparece la advertencia del narrador al lector, notamos que esta voz omnisciente asume el rol de narrador -dios, ya que todo lo ve, todo lo sabe, y tiene el poder de elegir qué informa, qué no, y en qué momento. 

Análisis del primer momento: Presentación.-

   Abarca los cinco primeros párrafos.
   El comienzo es in medias res, locución latina que significa que el relato comienza en medio de los hechos, sin explicar cómo se llegó a esa situación. Ese inicio abrupto destaca un clima enrarecido ("Su luna de miel fue un largo escalofrío") ya que la luna de miel no suele asociarse con una sensación desagradable como es el escalofrío. Esta sensación se refuerza con otras expresiones tales como "dicha especial", "rígido cielo de amor", "extraño nido de amor", "palacio encantado", etc.  Todas sugieren la compleja relación sentimental del matrimonio, que procede de la incapacidad de demostrar el amor que uno siente por el otro (ella por timidez; él por exceso de reserva y sequedad).
   El retrato psicológico de los protagonistas se centra en esta dificultad y oposición (ella débil, él fuerte; ella aniñada, él maduro; ella soñadora, él realista; ella sentimental, él recio). El narrador complementa esas diferencias de personalidad con los rasgos físicos, sugiriendo que Jordán era muy alto ("alta estatura de Jordán") en comparación con Alicia.
   ¿Por qué no demuestra Jordán sus sentimientos? Además de ser un problema de carácter, el autor remarca valores epocales, y por el desenlace, suponemos que lo hace de forma crítica: no era bien visto que el varón fuese demostrativo porque se lo tomaba como síntoma de debilidad. El desenlace trágico cuestiona la veracidad de esta creencia. 
   Alicia, por su parte, cumple el rol que se le adjudicaba a la mujer a principios del siglo XX: pasiva y dependiente del marido, dentro de su hogar y sin trabajo u oficio, dominada por el carácter del hombre de la casa, sin desarrollar inquietudes propias y sin tomar sus propias decisiones. Colabora con esta situación su natural tímido e inmaduro.
   Se puede observar que Quiroga aplica conceptos que luego recogería de manera teórica en su Decálogo del perfecto cuentista, del año 1927. En este caso, acudimos al mandamiento V, donde expresa "No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra adónde vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la importancia de las tres últimas." Es evidente que el autor pensó un inicio atrapante donde además de anticipar el conflicto de pareja, ambienta el clima de horror que dominará el desarrollo y desenlace del cuento. 
   "La casa en que vivían", y donde transcurren los hechos, es un símbolo claro de la personalidad de Jordán, y al mismo tiempo, del vínculo matrimonial. Es enorme, alta, fría y silenciosa. El narrador nunca menciona la palabra "hogar" para mencionarla, puesto que carece de la calidez y vitalidad deseables para que resida en ella una pareja de recién casados. La descripción de la casa acentúa la sensación de soledad y temor que perturban a Alicia. Para ella la casa es "hostil" y parece un "palacio encantado". Un lugar donde lo mejor es dormir el mayor tiempo posible para no sentir ni pensar. La asociación de la casa con algo encantado seguramente procede de lo enorme y silenciosa que es, de la ausencia de gente y de alegría y vida, que hace que se escuchen los ecos de los pasos. Todos estos elementos crean una atmósfera compatible con los relatos de terror u horror (que no son sinónimos, ya que terror refiere al miedo intenso, en tanto que horror se define como un sentimiento intenso frente a algo espantoso, que puede ser miedo, pero también aversión o repugnancia), dejando al lector expectante y en alerta. Este relato apunta primero a elementos de terror (la casa que parece encantada, la agonía de Alicia, sus alucinaciones) y finaliza centrándose en el horror (el descubrimiento del repugnante parásito).


Análisis del segundo momento: Desarrollo.-

   Se inicia con un párrafo de transición entre la presentación de la pareja y los primeros síntomas de decaimiento físico de Alicia. En el inicio del desarrollo el narrador nos deja la esperanza de que la situación de los jóvenes mejore (Jordán deja su habitual dureza para tener hacia ella una demostración de afecto: "con honda ternura, le pasó muy lento la mano por la cabeza", y ella logra desahogar su miedo y desencanto: "Alicia rompió en seguida en sollozos, echándole los brazos al cuello"). Creemos entonces que roto el hielo, saldrán adelante. Pero es sólo un juego del narrador, que trata de conducir al lector a un vaivén de emociones a través de una peripecia, ya que el desenlace será trágico; varias frases lo anticipan: "Fue ése el último día en que Alicia estuvo levantada", "se iba visiblemente a la muerte", "los dos días finales".
   El realismo aparece con gran fuerza en la descripción del proceso y síntomas de la anemia: "amaneció desvanecida", "gran debilidad", "dormitaba", "comenzó a tener alucinaciones", "amanecía lívida, en síncope casi", "Perdió luego el conocimiento", etc. Esta dosis de realismo, que supone que el autor debió informarse o conocer de cerca esta patología, dota a la historia de la verosimilitud necesaria para que el lector crea en lo que lee y se conmueva con el sufrimiento de los protagonistas. 
     En este momento del cuento la sensación de algo ominoso y terrible pesando sobre los personajes se intensifica, pasamos de la sugerencia de la existencia de algo atemorizador en la presentación (mediante expresiones ya citadas, como "palacio encantado" y "extraño nido de amor"), a la descripción de las alucinaciones de Alicia, que la sumergen en un mundo aterrador. No es casual que Alicia confunda a Jordán con una de sus alucinaciones y se aterrorice, sin duda que el autor aportó ese dato adrede, para hacer pensar al lector en el miedo que sentía Alicia por su esposo, además del sentimiento de amor que mencionó el narrador durante el planteo.
   En cuanto a Jordán en sí, se muestra afectado, pero manteniendo la sobriedad de su carácter, sin ceder a la demostración de sentimientos extremos. Cuando el médico asume que no hay mucho por hacer, que Alicia va hacia su muerte, su reacción es medida, no llora, no se desespera, apenas si resopla: "¡Sólo eso me faltaba!". Cuando el narrador, poco después, anuncia la muerte de Alicia, no se detiene en describir la reacción de Jordán, ni menciona sus sentimientos. Todas sus acciones para intentar salvar a Alicia son estériles, lo cual se evidencia por su pasearse sin cesar por la casa con las luces encendidas. Se da la paradoja de un personaje con un hiper control sobre la exteriorización de sus emociones, pero que se revela incapaz de dominar y por tanto resolver el problema (la enfermedad de su esposa, la incomunicación de la pareja).
    Otro aspecto que caracteriza al desarrollo y que se vincula con la sensación de lo ominoso y agobiante, es que los hechos transcurren enteramente en el interior de esa casa que Alicia consideraba hostil, insinuándose con ese encierro que no hay salida para los problemas de los protagonistas.  
   Es luego de leído el desenlace que reconocemos todos los hechos aparentemente fortuitos que propiciaron el cumplimiento del destino. Esa especie de crueldad de tener la verdad tan cerca, sin permitir verla a los personajes, que se debaten ciegamente contra un destino inexorable, procura producir en el lector la sensación de impotencia y compasión, puesto que nada se pudo hacer contra la desgracia. Enumerando los elementos que precipitaron el desenlace, encontramos: en primer término, la elección de un almohadón de plumas para apoyar su cabeza, en segundo lugar, el hecho de que Alicia pasara demasiado tiempo acostada, esperando a Jordán, pues favoreció la acción del parásito. Lo mismo ocurre  cuando ella no permite que le arreglen el almohadón, ni tampoco la cama. Su progresiva debilidad también prolongó la cantidad de tiempo que pasaba apoyando su cabeza en el almohadón.
   En definitiva, la misma Alicia contribuye con su propia muerte; lo mismo Jordán (su personalidad distante provocó esa tristeza y actitud depresiva de su esposa, lo cual la mantuvo más tiempo de lo normal en la cama), y hasta los médicos, quienes le indican reposo, sellando su sentencia de muerte.
   A esta acción de no darse cuenta, de no lograr ver los acontecimientos (la verdad) aún estando delante de ellos, y tomar decisiones erróneas debido a esa ignorancia o desconocimiento, se le denomina ceguera trágica. La consecuencia es la propia destrucción, que en este caso se materializa en la muerte de Alicia y la viudez y sufrimiento de Jordán.
   En definitiva, el desarrollo nos muestra una sucesión de acontecimientos que sólo se entienden completamente luego de leído el desenlace, la primera lectura provoca intriga y suspenso.

Análisis del tercer momento: Desenlace.-

   El narrador reserva la revelación del enigma de la muerte de Alicia para el final mismo. Esa revelación se da en varios pasos, dilatando el momento mismo del descubrimiento y jugando con los sentimientos del lector (manchas de sangre, peso excesivo del almohadón, diálogo nervioso entre Jordán y la empleada, cambio de habitación, corte de un tajo, el volar de las plumas, reacción horrorizada de la empleada, y finalmente, la visión de lo espeluznante).
   La descripción del parásito produce horror, repugnancia; a su vez el descubrimiento de la verdad genera como consecuencia el sentimiento de impotencia, tanto en los personajes como en los lectores.
   Si bien el narrador brindó detalles a lo largo de la presentación y del desarrollo que luego "cierran" para que la explicación de la muerte sea verosímil, el desenlace apunta a sorprender. El almohadón de plumas se cataloga como "cuento de efecto", según clasificación del propio Quiroga, quien en una carta de 1917, habló de cuentos de efecto, cuentos a puño limpio, y cuentos de monte. Los cuentos de efecto son los que procuran conmover con un final inesperado, en tanto los denominados a puño limpio privilegian la historia en sí por encima del desenlace, y los de monte abarcan las historias relacionadas con situaciones típicas de la selva misionera. 
   Los parásitos de las aves existen, y la mención de su existencia es realista, lo que no es realista y por tanto debemos considerar como elemento fantástico, es el desmesurado tamaño con que lo describe el narrador, y que un único parásito de aves pueda succionar tanta sangre como para aniquilar a un ser humano adulto. Lo irreal, entonces, se da a través del recurso de la hipérbole (exageración) y el símbolo. ¿Por qué el símbolo? Porque dota al texto de una dimensión que excede la mera transcripción de lo observado, lo complejiza y enrarece. ¿Qué simboliza el parásito? Para algunos, representa a ese amor morboso, insano, que provocó la destrucción de la pareja; para otros, alude a los monstruos interiores de Alicia, reflejados también en sus alucinaciones; otros críticos afirman que simboliza a Jordán por su vampirismo psicológico, apoderándose de su débil mujer.
   No es menor el dato de que sea Alicia la que muere, y no Jordán. Si bien puede vincularse con el deseo del narrador de provocar compasión en el lector por la joven frágil y angelical que muere trágicamente, también apunta a las ideas del autor acerca de la dureza de la vida: los débiles no lo consiguen, y terminan fracasando, muriendo, etc. Aunque el fracaso es de ambos protagonistas, la muerte se ensaña con la que parece ser más vulnerable, y el marido recio sobrevive a la tragedia, aunque no sabemos porque no está narrado en el cuento, cómo será su futuro.
   Luego de la visión de lo espeluznante, el último párrafo encubre, tras la aparente explicación objetiva y científica, la intención de inquietar y atemorizar al lector, considerando sobre todo al contemporáneo de Quiroga, ya que era usual en ese tiempo el empleo de almohadas de plumas. El cuento, en ese sentido, parece salirse en su final de su cerrada ficción para invadir la esfera misma de la realidad, el espacio del lector. Ese mecanismo de comunicar dos mundos diferentes, como el de la ficción y la realidad, es un mecanismo fantástico típico. 
   En cuanto al desenlace, podemos calificarlo como trágico, debido a que la lucha de los protagonistas es inútil, y ocurre una desgracia; fueron vencidos por una fuerza superior a ellos (el destino, la fatalidad), y esto desemboca en muerte para Alicia, y dolor -y quizás soledad- para Jordán.                                                                                  

   


   













   

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